capitulo 21

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Franco agarró a Sara del brazo en cuanto ella quiso salir del despacho. Sara intentó zafarse del agarre de su marido, pero este era firme, aunque sin llegar siquiera a lastimarla.

—Tienes dos segundos para soltarme —Le advirtió sin mirarlo—

—Dejame explicarte todo, por favor, mi vida

—Ya te lo dije, no tienes nada que explicar. Y en este preciso momento, no puedo ni verte a la cara.

A medida que las palabras salian de su boca, su tono era más amenazante e hiriente. Franco no prestó atención a esto, estaba tan concentrado en intentar que su esposa lo escuchaba, que no notó que esta estaba a cada segundo más cabreada.

—Sara, por favor

—¡Que me sueltes, gran majadero!

Sara tenia la fuerza suficiente para zafarse, había intentado hacerlo por las buenas, pero al comprobar que Franco no tenia ni la decencia suficiente para dejarla sola en ese momento, de un simple y fuerte tirón, se soltó de su agarre, casi golpeandose contra el marco de la puerta debido a la fuerza que ejerció.

Franco se acercó a ella preocupado, Sara lo detuvo colocando su mano sobre el pecho de su marido para detener su avance.

—¿Te golpeaste? —Ella no respondió— Amor, sé que estás enfadada pero eso le puede hacer daño al bebé

Sara emitió una risa en exceso sarcástica.

—No te hagas el padre preocupado, si crees que voy a dejar que uses a nuestro hijo para mantenerme cerca, estás muy equivocado.

Sin darle tiempo a más explicaciones, Sara salió del despacho en dirección a las escaleras, Franco esperó a escuchar que su esposa ya estaba en el piso de abajo antes de seguirla, para evitar que Sara pudiera tropezarse con algún escalón al acelerar el paso. Mientras la seguia, escuchó a su esposa llamar a Gonzalo, quien acudió de inmediato al llamado de su jefa.

—Lléveme a casa de mi mamá, por favor —Le pidió, consiente de que en ese estado no podía conducir ella misma—

Gonzalo asintió y la escoltó hacia uno de los autos que tenían. Franco se aseguró de tener las llaves de su coche en el bolsillo mientras llamaba a su hermano a la vez que caminaba hacia su propio auto.

—Sarita lo sabe todo —Dijo en cuanto Oscar respondió su llamada—

—¿De que hablas, flaco?

—¡De Torres! encontró su tarjeta, lo llamó y sabe lo de Felipe. Estoy muerto, Oscar.

—¿Por qué la dejaste ahí? ¡Tonto! ¿Que sucedió? Me imagino que discutieron

—No quiere escucharme, está en camino a la hacienda de Doña Gabriela, en cuanto sepa que todos ustedes lo sabían... No sé que pueda hacer.

—Te veo en casa de nuestra suegrita

—Oscar, no es nec-

Franco maldijo en cuanto Oscar dio por finalizada la llamada sin darle tiempo a responderle. Puso en marcha su coche y salió lo más rapido que pudo de la hacienda directo hacia la de su suegra, con cuidado de no desviarse del camino, desbloqueó su teléfono y le envió un audio a Jimena advirtiendole que por nada del mundo llevara a Gaby a casa de la matriarca Elizondo.

Lo ultimo que necesitaba, era que Gaby tomara conocimiento de la existencia de su hermano de aquella manera, sin saber su paradero, y viendo a sus padres discutiendo.

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Gabriela se encontraba hablando con Dominga al pie de las escaleras cuando escuchó una fuerte frenada fuera de su casa. No tuvo siquiera tiempo de pedirle a su empleada que saliera a ver de quien se trataba, cuando vio a su primogénita entrar en la casa hecha un mar de lagrimas.

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