capitulo 27

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Con el pasar de las horas, cuando todos comprendieron que lo de Don Martin no había sido más que un susto, el ambiente en la hacienda Elizondo se había relajado dando lugar a una improvisada reunión familiar.

Gaby se había negado a irse sin jugar un rato con Juan David, y a pesar del enfado que seguia sintiendo, Sara sabia que le haría bien rodearse de sus hermanas.

Intentó mantener una especie de tregua con Franco, por el bien de el Abuelo y Gaby, no huyó de su esposo en toda la tarde aunque tampoco permitió que se acercara demasiado a menos que Gaby estuviera junto a ellos.

Al entrar en la casa por la noche, Franco subió directo a la habitación de Gaby para recostarla. La pequeña ni siquiera se inmutó cuando pasó de estar en los cálidos brazos de su papá a la cama, por lo que Franco supo que dormiría el resto de la noche.

Cuando Gaby Reyes caia en un sueño profundo, no había fuerza en el universo que lograse despertarle.

Todos habían tenido un dia agotador, pero luego de haber intercambiado a escondidas unas palabras con Don Martin, Franco deseaba poder volver a intentar arreglar las cosas con Sarita.

Subió a la habitación que habían compartido hasta hacia algunas semanas para encontrarla ya cambiada con su pijama.

El pequeño bulto en su vientre comenzaba a hacerse notorio incluso a la distancia y Franco no pudo evitar sentirse triste. Si no lograban arreglar las cosas, probablemente se perdería de muchas cosas en el embarazo. Deseaba poder disfrutarlo como había disfrutado el primero, pero esa imagen de la pareja enamorada perfecta distaba mucho de la imagen de su matrimonio actualmente.

—Sara —La castaña volteó para encontrarse a su esposo entrando en la habitación—Necesitamos hablar y no acepto un no como respuesta.

Sara suspiró. Lo ultimo que deseaba hoy era discutir otra vez con su marido.

—No.

No iba a permitir que la discusión acabara allí.

—Sara por dios, no puedes simplemente acabar el asunto acá.

—Claro que puedo.

Le sorprendia la actitud de su esposa. Sara era una persona abierta al dialogo y que no le gustaba huir de los problemas, pero cualquier cosa que envolviera al asunto de Felipe causaba que Sara se comportase como una persona distinta. No podía culparla, pero si no hablaban con sinceridad, aquel asunto no se resolveria nunca.

—No, no puedes. Esto no es algo que se decida en solo una discusión y mucho menos en una en la que solo hablaste tú.

—No quiero escucharte, Franco.

—¡Pero yo si quiero que lo hagas! —Franco levantó un poco la voz sin llegar a gritar— Acepté darte tu tiempo, te di espacio porque sabia que me había equivocado, pero estás llevando esto al extremo.

—¿Extremista, yo?

—Si, por dios, fue una sola mentira en todos estos años

—¡El problema no es ese! ¡Es con qué me mentiste! Sabes lo que significa Felipe para mi

—Si, ¡Lo mismo que significa para mi! —Gritó Franco—

Se sorprendió a si mismo con su reacción. Había intentado no dejarle saber a Sara cuan afectado estaba. Había intentado proteger el corazón de su esposa aunque eso significase exponer al suyo, pero por lo visto, había tomado la decisión equivocada. No iba a permitir que Sarita creyese que era un indolente

Sara por su parte se quedó en completo silencio. Franco jamás le había gritado de esa manera.

—Perdón —Se disculpó de inmediato— Pero esta situación me sobrepasa. Felipe es hijo de ambos, y a mi me sigue doliendo tanto como te duele a ti, si no te dije nada, fue para protegerte y proteger al bebé. Porque no te das una idea del infierno que ha sido para mi las ultimas semanas, me he ilusionado y desilusionado más veces que en toda mi vida.

Sarita permaneció en silencio, escuchandole atentamente. Una vez que Franco comenzó a hablar, no habria manera de hacerlo callar de nuevo.

—Cuando recibí la noticia, pensé en correr a contártelo, ¿Pero que hubiera ganado? ambos habriamos sufrido durante semanas, cada vez que hallaba una pista que acababa conduciendome a la nada misma, una parte de mi se moria junto a una posibilidad más de hallarlo que se escapaba. Tu mamá me convenció de guardar silencio para cuidar a ese bebé que viene en camino, y así me odies por el resto de tu vida no me arrepiento, porque sé que vivir todo lo que viví buscandole te hubiese acabado.

—Si quieres tirar a la basura tantos años de relación y a nuestra familia por un error, eres bienvenida de hacerlo, solo quiero que sepas que por mi parte estoy dispuesto a hacer lo que sea para que eso no suceda, pero ahora depende de ti.

Franco esperó por algunos segundos antes de salir de la habitación al no obtener una respuesta de Sarita. La castaña se quedó de pie junto a su cama, llorando en silencio mientras las palabras de Franco se repetían una y otra vez en su cabeza.

Lloraba porque no entendía como todo se había derrumbado en tan poco tiempo.

Lloraba porque sabia que Franco tenia razón, que se había dejado llevar y que estaba rindiendose de la manera más cobarde posible en lugar de luchar por lo que más le importaba en la vida.

Pensó en ir a buscarlo para disculparse y decirle cuanto lo quería, pero realmente no sabia como comenzar la conversación.

Decidió irse directamente a la cama y descansar lo suficiente para poder afrontar el dia que le esperaba.

Por la mañana debía ir a recoger los analisis al laboratorio y descubriria por fin la verdad.

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