capitulo 34

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Franco intentaba relajarse mientras paseaba con Gaby por la feria, tratando de olvidar la molestia que le había causado Guillermo. Los colores vibrantes y los sonidos animados de la feria lo ayudaban a distraerse, y la alegría contagiosa de su hija hacía que fuera más fácil dejar atrás los celos.

Gaby, con su vestuario tradicional, destacaba entre la multitud. Llevaba un traje típico de vaquera con sombrero, botas y una camisa bordada que Sara había escogido especialmente para la ocasión. La pequeña se movía con confianza, encantada de estar en la feria y disfrutando de cada momento.

De repente, una joven montada en un elegante caballo criollo colombiano les habló.

—¡Qué hermoso traje llevas, pequeña! — exclamó la amazona, desmontando con gracia—

Gaby asintió con entusiasmo, sus ojos brillando de orgullo.

–Mi mamá me ayudó a escogerlo. ¡Quería que me viera como una verdadera vaquera!

Franco sonrió, agradecido por la distracción.

—Sara tiene buen gusto.

—¿Sara? La unica Sara que conozco es Sara Elizondo

—La misma —Sonrió Franco—

La amazona sonrió, agachándose para estar a la altura de Gaby.

—No sabia que Sara ya fuese mamá, pero en ese caso no me sorprende, tienes un porte tan impactante como el de ella, ¿Tambien amas los caballos?

—¡Me encantan!" respondió Gaby con entusiasmo—Mi papá y mi mamá me enseñaron todo sobre ellos—

La amazona levantó una ceja, impresionada.

—¡Eso es maravilloso! ¿Cuál es tu nombre, pequeña vaquera?

—Gaby —respondió la niña con una sonrisa–Y él es mi papá, Franco.

Franco se sintió aliviado por la conversación, que desviaba su mente de Guillermo y le permitía disfrutar del momento con su hija.

—Mucho gusto, Franco. Soy Valeria, de la Hacienda El Rincón. Es un placer conocerte a ti y a tu hija.

—¿Conoces a Sarita? —Preguntó luego de presentarse—

—¿Quien no? Sus papás eran amigos de los mios hasta que nos mudamos hace algunos años. Regresamos hace un par de meses del extranjero. La región ha cambiado mucho, pero estoy feliz de haber regresado a este lugar que tanto amo

—¿También vas a competir hoy?

Valeria asintió.

—Sí, voy a participar en la categoría de salto. Espero que nos vaya bien. Tuvimos poca preparación pero todo es experiencia

Gaby, fascinada por la conversación, preguntó:

—¿Puedo ver cómo saltas con tu caballo, Valeria?

Valeria sonrió y asintió.

—¡Claro que sí! Sería un honor tener a una pequeña vaquera como espectadora. ¿Por qué no me acompañan hasta la pista de salto?

—Nos encantaría. Vamos, Gaby.

Al llegar a la pista de salto, Valeria montó de nuevo en su caballo y se preparó para la competencia. Gaby y Franco se quedaron cerca, observando con admiración mientras Valeria y su caballo mostraban una impresionante destreza en los saltos.

Gaby aplaudía con entusiasmo después de cada salto, sus ojos brillando de emoción.

No muy lejos de alli, Sara caminaba buscando a Franco y a Gaby por todos lados.

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