capitulo 24

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Mamiii!!

Sara sonrió al ver a Gaby entrar canturreando a su habitación.

—¿Que pasó, mi amor?

—¡No encuentro mi corona de princesa! la tia Jimena dijo que podía llevarla al desfile —Se quejó algo molesta—

—¿Cual desfil- oh

Sarita suspiró al recordar el gran evento que su hermana llevaba semanas organizando. Lo había olvidado por completo, a pesar de que Jimena no dejaba de hablar de ello y que esa fuera la razón de que Leandro hubiese regresado a San Marcos.

En los últimos días, el resultado de las pruebas de ADN eran lo único que ocupaban su cabeza junto a Gaby. No podía pensar en otra cosa.

—¿Te olvidaste? ¡Dijiste que prepararias mi vestido favorito!

Sarita le regaló a su hija una ligera sonrisa, y con cuidado se arrodilló frente a ella. Gaby estaba visiblemente molesta, y Sara la entendía, llevaba esperando ese dia más que la propia Jimena.

— Si, lo olvidé completamente, mi amor –Admitió— pero estoy segura de que Irene no es tan despistada como mamá, y seguro que tiene tu vestido completamente listo.

A Gaby se le iluminó la mirada; Irene siempre tenia todo bajo control, incluso detalles que se les podía llegar a escapar a sus patrones. Sin decir más, Gaby tomó la mano de su mamá y prácticamente la arrastró hasta el piso de abajo, donde su empleada estaba terminando de preparar el almuerzo.

Tal y como Sara lo había dicho, Irene tenia ya organizado tanto el vestuario de Gaby como el de Sarita, quien al contrario de su hija, no mostraba la mínima emoción por asistir al desfile, pero no tenia alternativa.

No habria falsa gripe ni malestar que pudiera lograr que Gaby aceptara irse solo con Franco. Muy a su pesar, en cuanto ella y Gaby acabaron de almorzar, tuvieron que comenzar a prepararse para el evento que tomaría lugar esa misma noche.

La casa de modas de Jimena y Oscar no era especialmente grande, y aunque a Sarita le había encantado la distribución de los espacios el dia en que su hermana le enseñó el lugar, ahora deseaba haberle aconsejado construir al menos un piso mas que le permitiera escapar de su familia.

Leandro se había mantenido firme a su lado y Gaby no le soltaba la mano, normalmente se sentiría incomoda con su mejor amigo y su hija arrastrandola de un lado a otro comentando cosas sobre moda de las cuales ella no entendía ni una palabra, pero esa noche en la que hablar con cualquier otro miembro de su familia no se acercaba a ser siquiera una opción, agradecia la compañia, en especial la de Leandro, que había dejado a su acompañante con algunos conocidos para poder quedarse junto a su amiga.

Su madre y sus hermanas no le quitaban la mirada de encima, al igual que los dos hermanos Reyes, parecía que todos querian acercarse a ella para hablarle, pero ninguno tenia el valor de hacerlo, plenamente concientes de que Sarita no dudaría en abandonar el establecimiento ante cualquier minimo intento de hablar de la discusión que había acontecido días atrás.

Quien más parecía entender el mensaje de que la castaña necesitaba espacio, era su esposo. Franco no se le había acercado y Sara no había podido captarlo mirándola ni una sola vez. Cualquiera que los conociera podría decir que algo andaba mal entre los dos, pero Sara no estaba dispuesta a mantener apariencias esa noche.

—Las amigas de tu madre ya me han preguntado que pasa entre tu y Franco —Susurró Leandro regresando con ella luego de saludar a algunos conocidos—

—¿Que les has dicho? — Preguntó, asegurándose que Gaby estuviera concentrada en el desfile y no en su conversación—

—Que no tenia idea, pero es demasiado obvio, Sarita.

—No debí venir.

—Quien no debió haber venido es Franco, tienes todo el derecho de querer distraerte un poco y él debió haberte dado espacio.

Sarita no respondió, no le apetecía seguir hablando de lo alejados que estaban Franco y ella. Le sonrió a Leandro y se pasó los siguientes minutos escuchando los comentarios de asombro de su hija.

Jimena se subió al escenario para anunciar un pequeño receso antes de pasar al desfile de la nueva colección de niños, y Sara aprovechó para alejarse un poco del escenario, y principalmente, de su familia, quienes se quedaron cerca de la primera fila para no perder la visión que tenían desde allí.

Cuando Gaby y ella se alejaron lo suficiente para salir del angulo de visión del resto de la familia, el teléfono de ella sonó.

—¿Hola?

—Sara, por dios, que bueno que respondes —Se alegró la directora del centro—

—¿Pasó algo?

—Esta mañana olvidaste dejar el medicamento que le recetaron a Tomás, ¿Lo tienes? Dime que no olvidaste comprarlo, por favor

Sara maldijo en voz baja mientras revisaba su bolso, donde claramente había olvidado el bote de pastillas que debía entregarle a Guillermo

—Ya mismo te las llevo.

—¿Segura? Podemos pasar a buscarlas a la hacienda.

—Estoy en San Marcos, llego en cinco minutos

—Perfecto —Dijo la directora antes de colgar—

—¿A donde llegas en cinco minutos? ¿Ya vas a huir? —Preguntó divertido Leandro regresando a su lado y entregandole a Gaby una lata de refresco–

—Tengo que ir a dejar esto en el centro que está a un par de calles –Agitó el bote de pastillas en su mano— Regreso enseguida

—Te acompaño

Sara comenzó a encaminarse hacia la salida cuando escuchó a su hermana anunciar el inicio del desfile de la colección de niños.

—¡Mami! ¡No nos podemos ir aún! —Se quejó Gaby—

Sara suspiró y buscó con la mirada a la persona que menos deseaba ver en ese momento

—Mira, allá está papá —Le señaló a Gaby— Ve con él un momento, mami regresa enseguida

Gaby asintió y corrió hacia el otro lado del establecimiento donde estaba su papá. Cuando Sara se aseguró de que Gaby estaba junto a su padre, tomó a Leandro de la mano y corrió hacia su auto.

Lo difícil fue encontrar su camioneta entre las decenas de autos estacionadas alrededor del centro de modas, pero una vez la localizó, estuvieron en su destino en menos de cinco minutos.

El alivio de la directora al ver a Sarita ingresar en el centro era evidente, Tomás no debía saltarse ni una dosis de los comprimidos, y ya había pasado un largo rato desde la hora en que debía tomarlos.

—¿Donde está? –Preguntó Sarita algo agitada sacando el frasco de su bolso–

—Escondido en el baño —Respondió Felipe divertido—

—No le gusta el sabor de las pastillas, y todas las noches intenta esconderse en el mismo lugar –Explicó una de las enfermeras tomando el frasco que la castaña le tendía— Gracias, Sarita

Sara le dedicó una ligera sonrisa a la enfermera y luego a Felipe, que seguia riendose de lo chistoso que le parecía que tuvieran que darle sus pastillas a Tomás obligado.

Desde que la sospecha de su parentesco con Felipe se había instalado en su cabeza, Sara apreciaba mucho más cada pequeño gesto del niño, verlo sonreir le enternecia el corazón con más fuerza de la que ella creia posible.

El sonido de su celular hizo que dejara de concentrarse en las sonoras risas de Felipe, se extrañó al ver que se trataba de su esposo, pero supuso que gaby queria tenerla de regreso ya.

—Sara, no cuelgues por favor. Una revista quiere fotos de la familia para la nota sobre el desfile, ¿Donde se han metido tú y Gaby?

—¿Gaby? pero si ella está contigo

Aunque tenia la esperanza de que aquello no fuera más que una broma de su marido, su corazón comenzó a latir con mayor rapidez ante las palabras de Franco

— Gaby no está conmigo.

Eso fue suficiente para que bloqueara su teléfono y corriera hasta su auto. 

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora