capitulo 33

101 12 1
                                    

Sara estaba en la habitación de Felipe, organizando la ropa y preparando todo para la feria que aconteceria en un rato más. La mañana era luminosa, y el sol se filtraba a través de las cortinas, llenando la habitación con una cálida luz dorada.

Felipe estaba sentado en la cama, observando a Sara con curiosidad. Ella había elegido una camiseta a rayas y unos jeans cómodos para él, perfectos para pasar el día al aire libre.

Sarita se acercó con una sonrisa mientras le entregaba la camiseta.

—Hoy vamos a ir a una feria de caballos, mi amor.

—¿Qué es una feria de caballos, mami?

Sara se sentó a su lado, explicándole con cariño mientras le ayudaba a ponerse la camiseta.

—Es un lugar donde las personas traen sus caballos para mostrarlos. Habrá competencias, paseos en pony, y muchas otras cosas. También estará lleno de comida chatarra, claro.

Felipe, entusiasmado, escuchaba atentamente mientras Sara continuaba.

—Además, nuestra familia siempre participa en estas ferias. En esta ocasión, tu papá estará participando con uno de los mejores caballos que tenemos.

Los ojos de Felipe se abrieron aún más al escuchar esto.

—¿Mi papá va a participar?

Sara asintió con una sonrisa.

—Normalmente lo hago yo, pero hasta que nazca tu hermano no puedo subirme a un caballo —Explicó mirando a su vientre que apenas comenzaba a notarse

Luego de la cena familiar habían tomado el tiempo para explicarles a Felipe y Gaby que tendrían otro hermano en cuestión de unos meses. Ambos estaban más que emocionados.

Felipe, emocionado, se levantó para mirar su reflejo en el espejo.

—¡Qué genial! ¿Podré montar un pony también?

Sara le ajustó el cinturón y le alisó el cabello con ternura.

—Sí, por supuesto. Siempre y cuando nos quede tiempo luego de las competiciones de tu papá y el tío Juan, ¿Si?

Felipe asintió mientras Sara lo guiaba afuera de la habitación para encontrarse con Franco y Gaby listos para irse.

El sol de la tarde bañaba el campo con una luz dorada mientras Sara y Franco, acompañados de sus dos pequeños, llegaban a la feria de caballos. El aire estaba lleno de un bullicio alegre, mezclado con el aroma a heno y a tierra fresca. Los sonidos de los caballos relinchando y el murmullo de la multitud creaban un ambiente perfecto para aquella tarde.

Felipe, con los ojos brillando de emoción, observaba todo a su alrededor. La feria estaba repleta de coloridos estands que ofrecían desde comida hasta recuerdos, y los caballos trotando en el recinto central eran la estrella del espectáculo. Gaby, siempre entusiasta, tomaba la mano de Felipe y lo guiaba hacia las áreas más interesantes, mientras Sara y Franco seguían a unos pasos detrás.

Sara, con una sonrisa en el rostro, se inclinó hacia Felipe.

—Mira esos caballos, mi amor. ¿No son preciosos? Hoy podrás ver de cerca cómo compiten

Felipe, con una expresión de asombro, asentía mientras observaba a los caballos trotando y relinchando.

—¡Son increíbles, mamá! ¿Podré montar uno?

—Mmm, cuando seas más grande. Por ahora tendrás que conformarte con un paseo en algún poni de aqui hasta que tu papá y yo podamos comenzar con tus lecciones

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora