capitulo 18

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Franco no pudo hacer otra cosa más que echarse a reir ante la estupidez que había salido de la boca del comisario, pero pronto su risa se apagó, cuando notó que no había ni una pizca de broma en las palabras del comisario. Todos los oficiales presentes estaban serios.

—¿De qué se trata todo esto? –Preguntó finalmente–

—Sé que puede parecerle una broma, pero es una sospecha completamente seria, señor Reyes.

—¿Seria? Ustedes mismos fueron quienes declararon la muerte de mi bebé, ¿Como vienen a decirme ahora que puede estar vivo?

Le había costado mucho trabajo y una infinidad de lagrimas aceptar el hecho de que había fracasado en su tarea de proteger a su primogénito, se había visto obligado a aceptar su muerte y matar cualquier pequeña esperanza de volver a verlo

¿Con qué derecho, aquellos hombres avivaban una esperanza que no tenia fundamentos?

—Hemos descubierto que las pruebas de ADN fueron alteradas...

Y las siguientes palabras que salieron de la boca del comisario, se repitieron una infinidad de veces en la cabeza de Franco.

"Su hijo no murió en aquel incendio"

Su mente retornó a ese pasillo de hospital, donde aun estando en brazos de sus hermanos, quienes lo sostenían con fuerza, gritó una y otra vez que la noticia que acababan de darle no era cierta.

Mil veces se negó a creer que su hijo estaba muerto.

Mil veces preguntó si estaban seguros.

Y tanto el personal policial como medico, le aseguraron mil veces, que el cuerpo calcinado que había encontrado, pertenecia a su bebé.

No sabia como sentirse. Por mucho que él y Sara hubieran hecho para aceptar el fallecimiento de su niño, una parte de ellos siempre estaría esperanzada con volverlo a ver.

De pronto, Franco sonrió al sentir que sus sueños podrían volverse realidad, aquellos donde veía a sus dos hijos jugando juntos en la sala o en las caballerizas cerca de su mamá.

—¿Co- como se dieron cuenta? donde está él? —Preguntó—

—Señor Reyes, me temo que no todo será tan sencillo.

—¿De qué habla?

—Hemos comprobado que su hijo no murió en ese incendio, pero no tenemos pruebas certeras de que esté con vida. No se sabe absolutamente nada de él.

Franco cerró los ojos y suspiró.

Por supuesto, no podía ser tan facil.

–Necesito que me expliquen todo con lujo de detalles —Exigió—

Los oficiales accedieron, y pasaron alrededor de una hora enseñandole expedientes, exámenes y diversas pruebas.

Gracias a la investigación particular de uno de los trabajadores de la comisaría, habían llegado a una red de robo de niños, y, especialmente bebés, que llevaba años operando en San Marcos.

La investigación aun estaba en una etapa temprana, pero habían realizado nuevos analisis, habían revisado todos los casos de desapariciones de recién nacidos en San Marcos y zonas aledañas.

—No tenemos aun certeza de quienes participaron y participan en esta red, pero sabemos que no son pocas personas, como minimo, algunos empleados de la clínica deben estar involucrados

—¿Y eso como ayuda a recuperar a mi hijo?

—Este es un proceso lento, señor Reyes. Su hijo realmente no está muerto, pero aun no tenemos ni un rastro para comenzar a buscar.

—Manejamos dos hipótesis principales –Agregó el subcomisario— Puede que estas personas de alguna manera lograran entregar a su hijo a la familia a quien lo había designado, también... alguien pudo haberlo rescatado.

—Pero ninguna de esas cosas asegura que siga con vida —Completó el comisario— Estamos en la obligación de informarle lo que está ocurriendo, usted y su familia merecen estar informados, pero por el momento, solo podemos seguir investigando. Eso si, no comenten con nadie lo que acabo de decirle.

—¿Creen que exista una posibilidad real de hallarlo?

Todos los oficiales se miraron entre si. Franco no necesitaba que hablasen, la respuesta era clara;

No.

Su Felipe no era más que un bebé indefenso, ¿Que tan grande debía ser el milagro para que lograse sobrevivir, y que siguiera con vida cinco años después?

—Queremos llegar al fondo de esto, para que puedan tener paz, asi el resultado de la investigación no sea el esperado.

Franco asintió a cada una de las indicaciones que la policía le dió. No comentar el asunto con nadie, intentar llevar una vida normal mientras se realizaba la investigación, y sobre todo, avisarles sobre cualquier llamada extraña.

Ahora que esta banda estaba siendo descubierta, podían hacer cualquier cosa para intentar que no los descubrieran

Franco salió de la comisaria con la cabeza dandole vueltas.

Instintivamente, sacó su celular de su bolsillo para llamar a su esposa y contarle lo sucedido, pero mientras buscaba el contacto, se le vino a la mente la imagen de Sara el dia en que declararon la muerte de su bebé.

Recordó su mirada que reflejaba la tristeza más inmensa que el ser humano era capaz de sentir, y en especial recordó su llanto. Esos sollozos que él esperaba no tener que oir nunca más.

Si se lo contaba, había grandes posibilidades de volver a oirlo.

Pasó de largo el contacto de su esposa, yendo directo hacia el de su hermano Oscar

¿Oscar? reune a todos menos a Sara en tu casa, necesito hablarles sobre algo. 

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