Sara tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no permitir que las lagrimas comenzaran a rodar por sus mejillas al oir aquel nombre que durante cinco años, solo había escuchado de la boca de su familia y de ella misma.
Solo reaccionó cuando sintió a Felipe soltar su mano para correr al encuentro de su amigo. Sara suspiró y se puso de pie para caminar hacia los dos pequeños.
—¿¡Donde estabas, tonto!?
Sara no pudo evitar sonreir al oir al pequeño hablar con su amigo, ahora mucho más sonriente y en confianza que hacia tan solo unos segundos.
—Sarita –La directora llamó su atención— ¿Estás bien?
Ella asintió.
—Tomás me estaba contando de su situación, nada facil, está solo, no hay ningún adulto que pueda hacerse cargo, y a simple vista se ve que no la ha pasado muy bien
—Él está en la misma situación –Informó Sara señalando al más pequeño–
—Tienen miedo de ir al orfanato, creo que por el momento podemos mantenerlos aqui.
Los dos niños se alarmaron al oir nombrar aquel lugar al que le tenian tanto panico. Felipe tomó la mano de Sarita y se aferró a ella,
—¿Está Guillermo? tal vez necesiten una revisión
—Está en camino, ¿Crees que puedas llevarlos a la habitación del final del pasillo? ¿O necesitas ayuda?
—Yo puedo —Aseguró antes de mirar a ambos niños— Acompañenme, por favor
Tomás observó a Sara con desconfianza, pero Felipe tomó su mano sin soltar la de la mujer, y se preparó para seguirla a donde ella los guiara.
Sara los llevó a la habitación que la directora le indicó, al abrir la puerta, ambos niños se sorprendieron al ver el interior. Era una habitación sencilla, pintada de amarillo, con dos camas y algunos muebles en color blanco, aun asi, era la habitación mas bonita que alguno de los dos hubiera tenido la oportunidad de ver.
Sara se sentó en el borde de una de las camas, invitandolos a hacer lo mismo. Felipe se sentó a su lado, dejando su pequeña mochila sobre el suelo, mientras el otro niño se sentaba en la cama del frente.
—Bueno, ¿Quieren contarme algo? ¿Como terminaron aqui?
—La mamá de Felipe murió y no teniamos donde ir –Explicó Tomás—
Sara asintió, repitiendose la ultima frase de Tomás en la cabeza.
Por supuesto, ese niño tenia madre.
Una madre que no era ella, por mucho que le hubiera sorprendido el nombre de aquel pequeño, su hijo no era el unico que se llamaba de aquella manera.
—¿Y tú? –Preguntó al mayor—
—Nunca tuve papás. —Explicó encogiendose de hombros—
—Saben que no pueden volver a la calle, ¿No?
—¿Como qué no? —Se preocupó Felipe—
—No seria correcto dejarlos a su suerte, aqui estarán bien, los cuidaremos un tiempo. Aqui hay mucha gente dispuesta a ayudarlos en todo
—¿Hay polis?
—¿Te dan miedo los polis? —Felipe asintió— Pues no deberias tenerles miedo, aunque igualmente aqui no hay, solo mucha gente buena que quiere lo mejor para ustedes. Además hay algunos otros niños, no estarán solos.
—Hola
Los tres miraron en dirección a la puerta, donde un hombre con un pequeño maletín se asomó sonriendo.
—Guillermo! –Se alegró de verlo Sara— ¿Puedes revisarlos? acaban de llegar
—Para eso estoy aqui —Dijo dejando su maletín sobre una de las mesillas junto a la cama–
Sarita estuvo a punto de levantarse de la cama para salir de la habitación, pero sintió a Felipe amarrarse de ella con fuerza
—No nos deje solos —Pidió—
—Tranquilo —Sonrió ella— Guillermo solo quiere asegurarse de que estén bien
—Quédese, por favor.
Sara suspiró, no podía negarse al ver el rostro de aquel chiquito tan indefenso.
—¿Te molesta? —Preguntó ella guirandose hacia Guillermo—
—Claro que no, de hecho, me eres de mucha ayuda.
Sara regresó a su posición, y junto a Guillermo se pasaron alrededor de media hora checando el estado de salud de ambos niños.
Como era de suponer, tenían un alto nivel de desnutrición, y era evidente que habían pasado días sin los correctos cuidados.
Pero lo bueno, era que habían llegado al lugar correcto. Cuando Guillermo terminó su trabajo, Sara pidió ayuda de una enfermera para bañarles y vestirlos, por fortuna, había varios cambios de ropa en la caja que Jimena había donado anteriormente.
Una vez duchados y vestidos, Sara los guió al comedor con ayuda de una enfermera, donde ambas sonrieron al ver como ambos comieron hasta estar repletos.
La ducha, y sobre todo la comida, lograron que ambos cayeran rendidos de inmediato. Dos de las chicas voluntarias allí se encargaron de cargarlos hasta la habitación, bajo la atenta mirada de Sarita. Se quedó un ratito más allí, asegurándose de que ninguno se despertaria en toda la noche. Se vió obligada al regresar a casa cuando Franco la llamó asustado porque no se había reportado con él en toda la tarde, pero prometió que regresaría al otro dia y que se haría cargo personalmente de ambos.
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Serendipia
Fanfiction#Serendipia : Un Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual.