Capítulo 11

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No podía culparla. Sabía que Regina debió haber actuado de una pésima forma hace dos años solo porque se enteró de lo que pasó en la piscina y el regalo que él le dio en ese tiempo. Perder el trabajo que muy probablemente, la ayude a vivir sólo por los caprichos de él sería tonto. Pero también sabía que ella lo hacía porque en el fondo estaba recibiendo órdenes de su jefe, nada más.

Eso lo dejó muy pensativo y algo triste. Todos a su alrededor no lo ven por quién es, si no de donde proviene. "Es nuestro jefe". Esa frase se quedó grabada en su mente y se sintió con el corazón pesado nuevamente. Claro que lo era y comenzaba a sentir que la estaba obligando a seguir órdenes en contra de su voluntad y decidió salir a caminar para despejar su mente.

La libertad que él esperaba encontrar en la Isla no existía. A donde sea que fuera él seguiría siendo Alfonso Castelo Hermosa, el niño rico y el hijo mimado del multimillonario Vicente Castelo, tenerlo todo y no tener nada a la vez lo hacía sentir agobiado. ¿Por qué no era como los demás?. ¿Porque simplemente no se dejaba llevar por la corriente?. ¿Qué es lo que en verdad quiere? ¿Dejarlo todo? ¿Ser una persona normal? pero, ¿Qué es ser normal? ¿Intentaba encontrar en Lucía algo especial? o simplemente es un capricho para darle la contra a su familia. Si termina lastimándola por su propia satisfacción sería igual que su padre.

L:-¿Joven Alfonso?

Lucía se acercaba corriendo detrás de él.

A:-Hola Lucía.

No volteó a verla. No intentaría volver a obligarla a nada.

L:-Puedo acom... ¿Puedo acompañarte a caminar?

A:-Claro.

El sol estaba en su punto más alto. Las olas del mar estaban agitadas pero la brisa tan delicada los acariciaba mientras caminaban en silencio por la playa.

L:-Hay algo que quiero decirle joven.

Se detuvo y se resignó a escuchar lo que temía.

L:-Yo... aún no puedo llamarlo solo por su nombre.

Lo sabía, quería decírselo para ahorrarle la vergüenza.

L:-Lo cierto es que sólo lo conozco como mi jefe.

Estaba claro que ella dibujaba la línea que Alfonso quiso borrar desde un principio.

L:-Siento que deberíamos conversar un poco más antes de forzarnos a pretender que ya somos amigos. Puede que no le gusten ciertas opiniones mías al igual que a mi puede que no me agraden cosas sobre usted.

Por un microsegundo creyó que estaba alucinando gracias al fuerte sol y estaba escuchando lo que quería que ella le dijera.

L:-Si me permite, quisiera que me contara las cosas que le gustan, los hobbies que tiene, lo que no le gusta y yo haré lo mismo, para empezar de a poco a conocernos y tal vez en algún momento podamos convertirnos en amigos, discúlpeme si sueno muy presuntuosa. Pero eso es lo normal para mi.

¿Lo normal? Estaba de acuerdo en caminar con él. Estaba de acuerdo en conversar sobre las cosas que le interesaban. Quería saber sobre él. Al igual que él quería saber sobre ella. Lucía siempre encontraba la forma de agitar su corazón. Todo el pesar y la carga que tenía encima volvió a desaparecer. Volteo a verla, le sonrió y le extendió la mano.

A:-Soy Alfonso Rubén Castelo Hermosa.

Ella le devolvió la sonrisa y tímidamente tomó su mano.

L:-Hola Alfonso. Me llamo Lucía Pardo Arrieta.

Este era al fin el comienzo de su historia. ¿Cuánto duraría? No lo sabe. No quiere saberlo. Sólo por esta vez se dejará llevar por la corriente.

A:-Supongo que hay que empezar por el inicio.

Comenzaron a caminar por la orilla del mar bajo el abrazador sol.

A:-A pesar que ya debes saberlo igual empezaré por mi familia, mi padre se llama Vicente y mi madre Regina, tengo una hermana mayor, Virginia. Siempre quise tener otro hermano pero mis padres no querían más hijos. Mi comida favorita de pequeño eran los ravioles de carne, ahora no tengo una comida especial. Pero me agrada la comida casera. No puedo comer fresas, moriría.

Lucía se sobresaltó.

L:-¿Enserio?

A:-jaja no tanto, pero si me provocan una urticaria terrible. Al igual que las pecanas, aunque estas si podrían llegar a matarme...

L:-Bueno entonces tendré especial cuidado. Mi padre se llama Raúl y mi madre se llamaba Isabella. Ella...murió de cáncer hace cuatro años.

La voz de Lucía pareció apagarse de pronto y Alfonso sintió un fuerte deseo de abrazarla.

L:-Tengo dos hermanos, Lorenzo y Carlo. Mi comida preferida siempre ha sido la lasagna preparada por mi mamá. Y en cambio tuyo, adoro las fresas y puedo comer cualquier cosa porque no tengo alergias.

A:- Siento mucho lo de tu mamá.

L:- Gracias.

No sabía que más decir. Consolar a alguien por la pérdida de una persona especial nunca le ha venido bien. El comprendía el dolor de lucía porque Alfonso también había perdido a alguien importante. Antes de que pudieran seguir conversando comenzó a sonar la alarma del celular de Lucía.

L:-Ups lo siento tengo que volver. Ayudaré a mi tía con la cocina. Me encantó nuestra primera charla. Nos vemos Alfonso.

Lucía salió corriendo hacia la casa. Él la miraba alejarse, no había sido una conversación larga pero el saber un poco más de ella lo hacía sentir diferente. Lo hacía sentir feliz.

A:-Nos vemos Lucía. 

Susurró y siguió caminando.

El heredero de la familia CasteloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora