Capítulo 55

90 6 0
                                    

...Alfonso...

Eran las ocho de la mañana y Alfonso estaba terminando de lavar los platos del desayuno. Esta temporada era la más fría del año donde la lluvia caía con fuerza y los trabajos se hacían más lentos, pero el entusiasmo no disminuía. Había aprendido a cocinar comida regional y también descubrió que las fresas ya no le hacían tanto daño. Estar alejado de todos por seis meses  había resultado ser lo mejor que pudo haber elegido dentro de las posibilidades que tenía. 

Aunque aún pensaba en Lucía ya había aceptado la idea de que estuviera feliz con Francisco.  Según el tiempo que había pasado, estaban casados y planeando su viaje a Francia si es que ya no se encontraba por allá. Entendió que despedirse había sido muy duro pero que al final también fue un acto de amor. 

En el diario que Luciano le regaló empezó a escribir las historias y leyendas que le contaban los lugareños. Las aventuras con sus nuevos amigos, los lugares que deseaba conocer y los nuevos proyectos que tenía en mente. Aún no había decidido la fecha de retorno, pero estaba seguro que se quedaría a terminar la escuela que ya se encontraba casi en la etapa final.

H:- Alfonso, tienes una llamada de Luciano.

A:- Voy. Gracias.

Luciano le llamaba una vez cada dos semanas. Para saber como estaba y si necesitaba algo.  Además quería saber si ya tenía planes de volver a casa.

A:- Aló ! 

F:- ¿Cómo estás? ¿Muriendo de frio?

A:- La verdad si. Me congelo pero todo está muy bien. ¿Cómo va todo por allá? ¿Cómo están las pequeñas y Natalia?

F:- Nati metida de lleno en su proyecto y las chicas extrañándote a más no poder sobre todo la mayor. ¿Ya decidiste la fecha para tu regreso?

A:- Ya te dije que aún no lo sé, tal vez después de que la escuela este terminada.

F:- Te pregunto con tanta insistencia porque queremos bautizar a Rosalía y sabes bien que tu serás el padrino o ¿ya lo olvidaste?

A:- Claro que no y si te atreves a cambiarme te mato !

F:- Entonces apúrate y decide porque Nati se prepara con meses de anticipación para estos eventos. Abrígate y no te enfermes. Tal vez vayamos a visitarte uno de estos días.

A:-Está lloviendo intensamente, no creo que las chicas puedan disfrutar mucho , si quieres venir a verme, ven solo y bien abrigado.

F:- Está bien. Cuídate Alfonso. Nos estaremos comunicando, te mando un abrazo, adiós.

A:- Adiós Luciano, saludos a todas.

A pesar de que tenia curiosidad por saber de Lucia, Alfonso había decidido no preguntarle a Luciano por ella. Si estaba determinado a dejarla ir tenía que ser por completo, pero el solo hecho de saber que el proyecto del Hotel de Nati estaba yendo muy bien lo hacía feliz porque sabía que ella debía estar esforzándose al máximo por entregar un trabajo impecable.

Salió de la oficina de Héctor directo al área de trabajo donde ya se encontraban varios de los voluntarios avanzando el proyecto desde muy temprano. Durante los días de invierno anochecía pronto así  que lo ideal era aprovechar lo máximo de la luz del día para avanzar lo más que se podía en la construcción. Todo estaría listo para empezar con el techado los primeros días de primavera pues la lluvia cesaría facilitando continuar con las labores y logrando que los acabados se realicen de forma más rápida y sencilla. 

A partir de las cinco de la tarde todo se detenía para que la cena se sirviera temprano y pudieran estar todos en la casa antes que oscureciera profundamente. Normalmente en esta época se quedaban en el comedor hasta altas horas de la noche charlando pero, ya que al parecer, hoy no llovería, la mayoría salió a hacer una pequeña fogata. Todos reunidos alrededor del fuego con una taza de mate caliente contando leyendas de los andes era el perfecto inicio para el fin de semana. En invierno no se trabajaba ni sábado ni domingo así que tenían dos días para reponer energías y continuar desde el lunes durante toda la semana.

Cuando estaba a punto de comenzar la primera historia Hector llamó nuevamente a Alfonso.

H:- Alfonso disculpa que interrumpa tu tiempo de descanso pero ha llegado un invitado de Luciano y me dijo que como lo conoces bien tu debías encargarte de recibirlo y atenderlo mientras se encuentre aquí. Ha venido a supervisar los avances de la construcción.

A:- ¿Yo? la verdad no lo sé. Me llamó en la mañana pero no me dijo nada, estás seguro que no es una broma, no sería la primera vez.

H:- No creo, ya lo recogieron del aeropuerto y viene para acá.

A:- Entiendo, entonces ¿dónde lo recibo? 

H:- La habitación que esta contigua a la tuya esta vacía así que ahí se quedará.  Sube y cambia la ropa de cama por favor por una limpia y asegúrate que la calefacción esté prendida. Podrías llevar algo caliente también, ya que es tarde, será mejor que duerma para despertar a la misma hora que todos si es posible.

A:- Ok, voy para allá entonces.

Alfonso estaba confundido, Luciano no le había dicho nada al respecto durante la llamada que tuvieron en la mañana o tal vez se le había olvidado. Al final ya nada de eso importaba pues la persona que había enviado ya se encontraba ahí y debía encargarse de atenderla como es debido. Luego de encender la calefacción y acomodar la habitación bajó a la cocina a preparar el mate y calentar un pequeño bizcocho. Cuando estaba subiendo se cruzó con Héctor que bajaba las escaleras.

H:- Justo iba a la cocina a buscarte. Ya esta instalado en su habitación. Puedes llevarle eso y aconsejarle que descanse. Nos vemos mañana.

A:- Pero, ¿ya hablaste con él?

H:- Si le dije que tu le explicarías todo lo necesario. Te lo encargo, hasta mañana.

Que extraño le parecía esta situación. Héctor era el encargado del voluntariado debería ser él quién reciba a la persona enviada por Luciano para la supervisión de la obra. Con estas ideas flotando en su cabeza tocó la puerta que estaba entre abierta y entró con cautela.

A:- ¿Hola? Vine a dejar algo de cenar. 

Dejó la bandeja sobre el escritorio y se apoyo en la ventana, mientras veía a todos en la fogata decidió que sería mejor cerrar las cortinas porque la luz de la luna era bastante fuerte.

L:- Vaya hace demasiado frio por aquí, aún con la calefacción.

Se congeló por un instante, no podía ser cierto. Debía ser su mente que le estaba jugando una mala pasada. Pero también sabía que reconocería esa voz donde sea que estuviere.

El heredero de la familia CasteloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora