Capítulo 43

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La música que amenizaba la velada estaba a cargo de un exclusivo cuarteto, que a pedido de la anfitriona, tocaban distintos tipos de covers musicales poniéndole un toque romántico a la celebración. Parejas en la pista de baile danzaban al ritmo de las suaves melodías que lograban sacar un suspiro en cualquier persona enamorada. 

N:- Cómo me encantaría bailar. 

Lf:- Podríamos hacerlo mi vida.

N:- No mi amor, en estos momentos solo quiero sentarme... Pero sabes, tengo curiosidad, nunca he visto bailar a Alfonso. 

Entonces todos lo miraron interrogantes y Alfonso tomó de golpe el champagne que aún tenía en la copa.

A:- Créeme no te estás perdiendo de mucho.

N:- Siempre tan modesto querido. Mmmm Pero no tienes pareja para que te haga compañía.

A:- Una verdadera lástima. Pero con gusto, en alguna otra ocasión, podría bailar contigo si no te molesta que te pise los pies.

N:- Una tentadora oferta. Pero la música de hoy me parece tan bella que sería un desperdicio no estar en la pista de baile. Oh ! ya sé ! La señorita Pardo podría bailar una pieza contigo, claro, si Francisco está de acuerdo.

Francisco no tuvo tiempo de procesar lo que estaba pasando y le lanzo una irritante mirada a Alfonso detrás de una falsa sonrisa que no pudo ocultar su incomodidad.

F:- Sí Lucía está de acuerdo, no veo ningún problema.

N:- ¿Qué esperas Alfonso?,  ya tienes el permiso de Francisco. 

Alfonso se acercó a Lucía, lleno de vergüenza pero también algo esperanzado y le tendió la mano invitándola a la pista de baile.

A:- Señorita Pardo, ¿me concedería el honor? 

Imposible negarse. No frente a todos los que la miraban expectantes. Después de un muy corto tiempo que para él fueron largos segundos, tomó su mano. Al instante el corazón de Alfonso aceleró con potencia sus latidos y parecía olvidársele cómo respirar. Nunca había tenido que pensar en cada pisada que daba ni mucho menos le preocupó jamás si sus manos sudaban, pero ahora, esos pensamientos invadían su mente como una fiera tormenta.

Al llegar a la pista de baile, a pesar de que todas las miradas estaban sobre ellos, los flashes de las cámaras y los susurros llenos de grosera especulación no se sentía aturdido. Lo único que le importaba en estos momentos era la sensación que tenía al verla a los ojos sin miedo a dejar escapar todo lo que sentía por ella. Parecía la confabulación del universo, la pura coincidencia o el capricho del destino que los había llevado hasta ahí para bailar frente a todos una canción que expresaba sin duda lo que su alma quería decirle.

La tomó delicadamente de la cintura atrayéndola más cerca a él ...

Apretó ligeramente su mano y sin dejar de mirarla a los ojos comenzaron a bailar suavemente.

Sólo estaban ellos ahí,  no había nada a su alrededor, nada que pudiera impedir ese sublime momento que se deslizaba en el tiempo haciendo realidad uno de aquellos pequeños sueños que había dejado flotar en su imaginación tiempo atrás.

Su pulso se agitaba con cada vuelta, con cada giro, con cada paso los latidos de su corazón parecían estar acelerándose continuamente. Viajaba en sus recuerdos viéndola reir a su lado,  caminar por la orilla del mar,  la escuchaba gritar con todas sus fuerzas, la veía llorar y la veía irse sin dar la vuelta, alejándose de él, tal vez para siempre.

El heredero de la familia CasteloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora