Capítulo 63

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Lucía miraba por la oscura ventana el camino de regreso mientras Alfonso manejaba velozmente para llegar pronto a casa, durante todo el trayecto sólo hubo un profundo y doloroso silencio.

Los días siguientes no fueron nada fáciles para ninguno de los dos, sin embargo la parte más difícil la tuvo Lucía porque la cantidad de reporteros que la seguían era el doble que antes. Por todos lados su nombre era el más mencionado, se veía en portales de noticias, en páginas de entretenimiento, en las revistas, en los periódicos y donde sea que caminara todos la señalaban y hablaban a sus espaldas.

Alfonso le había propuesto contratarle un equipo de seguridad para que pudiera estar más tranquila pero ella se había negado aduciendo que el acoso cesaría rápidamente, pero luego de dos intensas semanas nada parecía haber cambiado, todo lo contrario, pues ni en su departamento podían estar cómodos ya que habían notado que un dron sobrevolaba las ventanas para intentar observar en el interior. 

L:- No entiendo porqué pasa todo esto.

A:- Lo lamento. Esto es por culpa mía y lo que le pasó a tu familia...

El taller de Raúl tuvo que cerrar sus puertas hasta que la vida de su hija dejara de ser noticia pues los reporteros habían llegado como una furiosa estampida empecinados en encontrar algo que les sirviera para seguir alimentando sus titulares.

A:- Tus hermanos deben odiarme...

L:- No es así. Solo están sorprendidos por el revuelto que han armado. Saben bien que no tienes la culpa de nada. Tranquilo, ya se detendrán, no pueden torturarnos para siempre.

Para suerte de ambos, después de un intenso mes parecía al fin que las cosas comenzaban a calmarse. Las elecciones presidenciales se robaron la atención de los titulares y los escándalos políticos reemplazaron los chismes sobre su relación. Aún no habían dejado de ser perseguidos por la prensa pero el número de periodistas habían disminuido considerablemente. Al fin podían salir de su departamento sin tener que usar algún método para engañar a los curiosos y esta semana aprovecharían el debate político para que Alfonso pudiera ir a la casa de Raúl Pardo para finalmente presentarse como el novio de su hija.

L:- Papá, ya llegamos...

C:- Luuu, al fin estoy muriendo de hambre...

Carlo bajó corriendo de su habitación para recibirlos en la entrada de la casa. 

A:- Buenas tardes.

C:- Hola. Así que tu eres el famoso Alfonso Castelo...

L:- Carlo por favor...

C:- Aish Lucía, solo bromeo...

L:- ¿Dónde está papá?  y ¿Lorenzo?

C:- Lorenzo aún no vuelve, estuvo encerrado en el taller durante la mañana y creo que ahora fue a ver a Rocío por un rato y papá debe estar en su cuarto, subiré a avisarle.

Mientras Carlo iba a buscar a su papá Lucía llevó a Alfonso a la sala. La casa de la familia Pardo era pequeña en comparación a su departamento, le hacía recordar a la casa que tenían en la Isla para el personal que vivía ahí de forma permanente. Sin embargo en cada rincón de esa casa se respiraba un aire cálido de familia que no encontraba al entrar a la gran mansión en la que había crecido. Alfonso se sentó en el sofá mientras Lucía entraba a la cocina para revisar que la comida estuviera lista para servirse. Mientras esperaba, encontró una foto sobre la mesa de centro, en ella se podía ver a la familia completa y no pudo evitar notar el parecido entre Lucía y su difunta madre.

R:- Lucía es muy parecida a Isabella no lo crees?

Alfonso se puso de pie rápidamente para saludar a Raúl que ya había bajado de su habitación.

A:- Buenas tardes, soy Alfonso Castelo.

R:- Buenas tardes Alfonso. Soy Raúl Pardo el padre de Lucía. Bienvenido a nuestra casa.

Se dieron la mano y de pronto la puerta de la casa se abrió. Era Lorenzo que llegaba justo a tiempo para el almuerzo familiar.

L:- Vaya auto que esta estacionado afuera. 

Lu:- Que bueno que estamos todos. Lorenzo te presento a mi novio, Alfonso Castelo. 

A:- Un gusto Lorenzo.

L:-Buenas tardes.

El ambiente se había puesto tenso de pronto y para relajarlo Carlo no tuvo mejor idea que preguntarle  a Alfonso lo más que podía acerca de su auto a pesar que él no era experto en el tema. Aprovechando que ellos conversaban, Lucía y Raúl terminaron de alistar la mesa para el almuerzo familiar.

Durante la comida la conversación fluyó sin problemas gracias a Raúl y al terminar se sentaron en la sala mientras Carlo se encargaba de lavar los platos. Alfonso decidió que debía disculparse primero por todo el alboroto que causó la prensa desde que se supo su relación con Lucía.

A:- Primero que nada debo disculparme por el comportamiento de la prensa, sé que ha sido un mes complicado.

L:- Antes de aparecer en las portadas de las revistas creo que debieron advertirnos acerca de cómo se complicaría nuestra vida.

R:- Lorenzo, por favor. Todos sabemos perfectamente que no hay culpables de lo que pasó. Simplemente la prensa ha exagerado la situación.

L:- Sin embargo papá nada de eso sucedía mientras Lucía salía con Francisco. Todo comenzó cuando empezaron a involucrarla contigo.

Lu:- Lorenzo!

L:- Es verdad Lucía y lo sabes muy bien. Espero que estes consiente de lo que has causado.

Fueron las mismas palabras que utilizó su madre hace unos días.

A:- Entiendo tu molestia.

R:- Alfonso, lo que dice Lorenzo puede parecerte exagerado pero todo esto es nuevo para nosotros. No discutiré acerca de la elección de mi hija porque ella toma sus propias decisiones desde pequeña pero si te pido, como su padre, que le des el lugar que le corresponde.

Lu:- Papá...

A:-Soy consiente de lo difícil que es lidiar con la extraña obsesión que tienen los medios acerca de mi vida privada y le aseguro que si hubiera una forma de evitarlo lo habría hecho sin dudar, sin embargo escapa a mis posibilidades y por eso les reitero mis sinceras disculpas. Se que Lucía es amada por su familia y comprendo claramente la preocupación que sienten por su bienestar y precisamente por eso le garantizo que haré todo lo necesario para que sea feliz a mi lado porque yo la amo.

R:- Voy a creer en tus palabras Alfonso y además queremos que esta casa siempre será será un lugar seguro para ustedes y nada de lo que la prensa pueda decir nublará el comportamiento de ninguno de nosotros. ¿No es así ?¿  Lorenzo? ¿ Carlo?

C:- Yo no tengo problema mientras Lu sea feliz.

L:- Ya te di mi opinión, pero como dice papá no es de nuestra incumbencia la elección de Lucía, sin embargo espero que entiendas que nuestra hermana no está sola y que si le haces algo que la dañe no nos temblará la mano para romperte la millonaria cara.

Lu:- Lorenzo basta.

A:- Tranquila Lucía. Están en su derecho de protegerte.

R:- Que bueno que lo entiendas. A ver, ahora si, Alfonso cuéntame más sobre el modelo del auto que está estacionado afuera que ha logrado que Carlo se interese.

De pronto la conversación cambio de tono y aunque Lorenzo aún no estaba a gusto con Alfonso su pasión por los autos logró que se relajara un poco y participara de la charla.

El heredero de la familia CasteloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora