Capítulo 61

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El día sábado llegó más pronto de lo pensado. Alfonso aparecería por primera vez frente a todos después de sus largas vacaciones de casi diez meses. Estaba seguro, debido a su extensa experiencia con la prensa, que lo primero que preguntarían sería acerca de su opinión de la fallida boda de Francisco y Lucía, sin embargo decidió no alimentar los grotescos rumores optando por el silencio.

A:- Alo preciosa...

L:- Hola amor? estás listo?

A:- Sí, estoy por bajar al auto. ¿Y tu como vas? 

L:- Estoy a punto de entrar a la Iglesia, luego iremos al campo santo.

A:- Esta bien preciosa. Te llamo más tarde ¿si?. Te amo.

L:- Te amo Alfonso. Saludos a Luciano y Natalia.

La ceremonia se llevó a cabo sin ningún contratiempo, los periodistas que estaban esperando a las afueras no lograron acercarse a ellos debido a la cantidad de seguridad que Luciano había dispuesto, sin embargo no eran solo ellos los que se veían interesados en saber que había pasado con Alfonso, si no varios de los invitados que no podían disimular su curiosas miradas ni comentarios. 

Él estaba consciente que sería inevitable que todos estuvieran interesados en cada paso que daba, después de todo, había desaparecido durante nueve meses y aquel que descubriera algo oculto tendría una gran primicia.

La musica que amenizaba la velada, los faroles , las flores, todo estaba planeado para una romántica noche. El bautizo de Rosalía Figueroa había coincidido con su aniversario de bodas y eso le daba a Natalia la libertad de diseñar una fiesta a su gusto con una decoración de cuento de hadas que ayudada por el maravilloso paisaje de su casa hacía parecer que de pronto todo cobraría vida en cualquier momento. 

N:- Es una pena que Lucía no pudo venir.

A:- Si estaba apenada, pero tenia un compromiso muy importante.

Lf:- ¿Ya hablaron sobre la prensa?

A:- Si, definitivamente estamos consientes de lo que vendrá y queremos tomarlo con calma. Sin embargo no vamos a ocultarnos de nadie.

Lf:- Pareces muy relajado. 

A:- No creas, aún estoy asimilando la situación. Me preocupa lo que puedan decir de ella.

N:- Todo estará bien querido, no te angusties por lo que no ha pasado. 

Lf:- Natalia tiene toda la razón. Trata de divertirte. Mientras, yo me llevaré a mi dulce esposa a la pista de baile.

N:- Adoro la idea.

Durante la fiesta, Alfonso conversaba sobre las niñas y los acontecimientos de la ceremonia con la hermana de Natalia y su esposo. Fiorella, a quien la pareja eligió para ser la madrina de las pequeñas a pesar de ser la primera vez que se veían la conversación fluía amistosamente pues era muy parecida a Natalia lo que relajó totalmente a Alfonso. Ambos estaban de acuerdo en enviarlas de vacaciones a Disney como su regalo de bautizo además de las hermosas cadenas de oro y diamante que colgaban de sus delicados cuellos esta noche.

Mientras se reían de uno de los curiosos comentarios de Gerardo, el esposo de Fiorella, puso su mirada en la dirección en la que se encontraba Luciano conversando con sus demás invitados y se dio cuenta que Natalia hablaba con una hermosa mujer vestida de azul. La reconoció de inmediato y sus recuerdos lo llevaron al día en que la vio en el yate que los llevaba a la fiesta de compromiso de Felipe tan hermosa como debía verse un ángel. 

Sin darse cuenta ya estaba caminando directamente hacia ella con una inevitable sonrisa en su rostro. Cuando estaba cerca, Lucía se excusó con Natalia y caminó hacia Alfonso quién extendió la mano y la recibió con un dulce beso delante de todos los presentes. Ella le acarició el rostro y le acomodó la corbata que se había desarreglado un poco. Natalia tomó del brazo a Luciano y se acercaron a la feliz pareja.

Luciano:- Ahora pareces haberle devuelto la vida a este chico que ya se notaba aburrido.

L:- Que bueno que vine entonces.

A:- Me sorprendiste, pensé en ir a buscarte luego.

L:- Coordiné todo a último momento, que bueno que salió como esperaba.

Mientras conversaban, los flashes de las cámaras comenzaron a iluminarlos por todos lados, nadie quería perderse ni un solo parpadeo de ambos. Hace unos meses Lucía estaba a puertas de casarse con Francisco Alarcón y para sorpresa de todos su compromiso se rompió tan solo días antes de la ceremonia y ahora reaparece junto a Alfonso Castelo dándose un beso público que dejaba al descubierto la relación amorosa que tenían.

Después de presenciar el baile que sostuvieron durante la fiesta de su madre, Regina Castelo, todos habían llegado a pensar que algo podía pasar entre ellos. Sin embargo, no había indicios que indicaran una cercanía más profunda ya que días después Alfonso desapareció, mientras que Lucía y Francisco continuaron su vida como de costumbre. Sin embargo, hoy ya se deslizaba la posibilidad de que los escandalosos titulares de aquel tiempo tuvieran la razón. La verdad de lo sucedido no interesaba lo que importaba ahora era que Alfonso Castelo, que era el príncipe azul soñado por muchas, estaba enamorado de una chica común y corriente y lo gritaba a viva voz.

Luciano:- Bueno, ya que les acaban de entregar un buen chisme a todos, no hay razón por la que no disfrutar la fiesta.

N:- También lo creo y esta canción es perfecta, vayamos todos a la pista de baile.

Las dos parejas se deslizaron a la pista de baile frente a las miradas y murmullos de los presentes. A pesar de que los protagonistas del día debía ser la pareja de Luciano y Natalia Figueroa, eran Alfonso y Lucía los que se robaban la atención en ese momento. 

Sus miradas destellaban con amor y les era imposible dejar de sonreír. Se robaban pequeños besos de vez en cuando y estaban tan inmersos el uno en el otro que ya no sentían las miradas intrigadas o los flashes curiosos, estaban consientes de que después del día de hoy las cosas se iban a complicar para ellos pero no importaba porque ya habían decidido no ocultarse más.

Más tarde cuando la mayoría de invitados ya se habían retirado y todavía quedaban algunos fotógrafos insistentes por alguna mejor toma de la nueva pareja, decidieron que era hora de volver a casa. Subieron al auto de Alfonso y se dirigieron juntos a su departamento donde ya se encontraba un numeroso grupo de prensa, pues la noticia ya había corrido al rededor del mundo más rápido que un parpadeo.

A:- Se ve que no hay nadie más a quien molestar.

L:- No hay nadie más guapo que tu supongo.

A:- Creo que te equivocas, todos habrán quedado maravillados contigo.

L:- Me recuerda al vestido que usé aquella vez.

A:- Y como aquella vez puedo asegurarte que el color azul te queda maravilloso.

L:-¿Puedes ayudarme a quitármelo?

A:-Intentaré hacerlo delicadamente.

Una sonrisa pícara se dibujó en el rostro de Alfonso que inevitablemente tenía pequeños recuerdos fugaces de aquella vez en el yate. Aunque ahora no tenía que estar avergonzado o ansioso por querer tocarla porque ella ya le pertenecía. Mientras bajaba el delicado cierre que escondía los pequeños lunares que tenía en la espalda, él la llenaba de dulces besos que provocaban en ella un pequeño y sensual temblor que le recorría el cuerpo entero.  Cuando el vestido cayó al suelo Lucía se volteó para mirarlo y ayudarlo a quitarse la camisa, sus manos recorrieron el pecho de Alfonso hasta llegar a la correa que sostenía el pantalón. Alfonso no pudo contenerse más, la besó apasionadamente. Olvidándose de todo lo demás, se entregaron a la pasión desbordante que ya los envolvía y se perdieron en múltiples caricias hasta la mañana siguiente.

El heredero de la familia CasteloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora