Capítulo 33

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Alondra: - ¿Alfonso?

A:- Alo.

Alo:- ¿Cómo te sientes?

A:-Mejor.

Alo:- Te pasaste de tragos ayer...

A:- Sí, creo que me relajé demasiado...

La mañana había transcurrido tranquila. El día soleado los había acompañado durante un delicioso desayuno tardío y luego cada uno se fue despidiendo para volver a sus propios asuntos. En la isla solamente quedaban Alfonso y Alondra.

A:- ¿Me acompañas a caminar un poco?

Alo:- Es la primera vez que me lo pides.

A:- ¿Enserio?

Alo:- Si, siempre desaparecías por ahi tu solo...

Alondra y Alfonso se conocieron cuando apenas tenía trece años en la fiesta de quince años de Virginia. El padre de Alondra y Vicente Castelo solían encontrarse en Montecarlo para ver las carreras de autos y como siempre compartían una charla durante esas reuniones comenzaron a hacerse cercanos hasta que surgió el asunto del matrimonio de sus hijos. Una inocente broma que inició la madre de Alondra parecía haberse transformado en un hechizo para el destino de estos chicos. Desde aquel día sus padres los obligaron a posar frente a cámaras como si fueran alguna especie de pareja sacada de un libro de cuentos románticos con los protagonistas destinados a ser felices por siempre.

Alo:- ¿Te gustó la sorpresa?

A:- Si, fue realmente agradable verlos a todos este fin de semana, no lo esperaba.

Alo:- Creo que el compromiso de Francisco fue la sorpresa más grande...

Felipe tenía razón, Alondra había notado su extraño comportamiento e inmediatamente lo había asociado al compromiso de Francisco Alarcón.

A:- Cuando lo conocí en el internado no estaba muy interesado en el matrimonio por eso fue que me sorprendí.

Alo:- La novia es bastante peculiar , ¿no lo crees?

A: ¿Por qué lo dices?

Alo:- Es solo una arquitecta recién graduada que trabaja para un estudio muy pequeño. No creo que su padre esté muy feliz con esto.

A:- Deben quererse demasiado supongo...

Alo:- Quererse no es suficiente en nuestro caso, no lo crees Alfonso?. Siempre es más importante una mejor carta de presentación. Francisco es muy conocido por llevarle la contra a su papá y esto debe ser alguna especie de venganza contra él. Estoy segura que se le pasará pronto.

A:- ¿No crees que se vayan a casar?

Alo:- No. Creo que ella cederá ante la presión de entrar a nuestro mundo y Francisco aunque diga que es tan libre y descarado, es igual que nosotros. Tenemos una vida muy distinta y no es fácil dejar ir todo a lo que estamos acostumbrados. ¿No es así?

Alfonso no podía responder con sinceridad esa pregunta. Estaba claro que lo que más le fastidiaba de su vida como el heredero de una familia poderosa era la presión excesiva que pesaba sobre su apellido. Actuar como si todos fueran agradables y no poder expresar claramente su punto de vista sin llegar a ofender a alguno de los amigos de sus padres era muy complicado y agotador. Pero gracias a la exclusiva vida que tiene puede codearse con personas como Luciano Figueroa que le han ayudado a encontrar una forma de aprovechar su posición para un fin mayor y ahora está a la cabeza de un gran equipo de personas que dependen de él y sus decisiones. ¿Podría dejar todo ello?. No lo sabe con certeza.

A: - Alo, ha pasado tanto tiempo desde que nos conocemos...

Alo:- Espera Alfonso. ¿Acaso me invitaste a caminar para terminar conmigo?.

Era precisamente lo que él necesitaba hacer. Terminar con la falsa idea del compromiso para liberarlos a ambos de esta carga impuesta por sus familias.

A: - Sabes perfectamente que yo nunca estuve de acuerdo con este arreglo Alondra. Yo a ti siempre te he visto como una amiga. Como Felipe y Marco lo son para mí. Este compromiso que se ha divulgado durante años solo es parte del delirio de poder de mi padre y tu lo sabes bien.

Alo: -Se cómo comenzó todo Alfonso. Fue una tonta broma de mi madre que luego se convirtió en un espectáculo para la prensa. Pero compartir el tiempo contigo a lo largo de estos años me hizo ver lo maravilloso que sería ser tu esposa. Entrar tomados de la mano a donde sea que vayamos. Llegar a casa, estar en la misma habitación, dormir en la misma cama. Tener hijos. Toda nuestra vida juntos se ha convertido en un sueño para mí desde hace tiempo. Yo te amo. Sé muy bien que tu prefieres la vida tranquila y no estar sometido al constante escrutinio del mundo y yo podría adaptarme y apartarme de todo eso. Si quieres vivir en esta isla estaré feliz de quedarme aquí contigo. Puedo sacrificar todo por ti si me lo pides.

A:-Yo no quiero que sacrifiques nada por mí Alondra. Tu vida, tu trabajo, todo lo que te encanta hacer lo respeto aunque muchas de esas cosas no sean lo mismo para mí. Simplemente yo no puedo darte lo que quieres. Esa vida que has soñado es idílica incluso para nosotros pero no es algo que yo te pueda ofrecer.

Alo:- No puedo creer que la primera vez que me invites a caminar por tu preciada Isla sea para decirme todo esto.

Las olas del mar acariciaban sus pies tratando de relajar el tenso momento. Alondra miraba el extenso mar dejando caer lágrimas de sus ojos que se unían al salado vaivén de las olas. Mientras Alfonso la veía con su rostro desencajado y culpable por haber demorado tanto en decirle sus verdaderos sentimientos a la persona que él considera una hermana y para quien guarda un profundo cariño.

Alo:- Esperé durante mucho tiempo que por fin me tomaras cariño. Que abrieras tu corazón para mí. Que al mirarte pudiera verme reflejada en tus ojos. Pero hasta ahora lo veo con claridad. He sido una verdadera tonta todo este tiempo y seguramente todos sabían que nunca pasaría.

A:- Lo lamento. No fui suficientemente valiente para decirte todo esto hace unos años. Nunca debí ...

Alo:- Basta Alfonso. No quiero escucharte más. Sé perfectamente que nunca me quisiste de la forma en que yo lo hago. No necesitas aclararme nada. Tampoco necesito tu consuelo, me hace sentir aún más humillada. Sólo dile a Diego que llame a Nuria para ver cómo vamos a comunicarlo a los medios. No lo haremos sin antes hablar con nuestra familia, ¿está claro?.

A:- Claro, entiendo..

Antes de irse, Alondra se limpió las lágrimas, se sacó el anillo y se lo entregó. Este desenlace era inevitable, no había una forma más agradable de hacerlo, el resultado siempre sería el mismo. A pesar de ver lágrimas en los ojos de su amiga, Alfonso no se sintió triste, al contrario, se sintió liberado de una carga muy pesada que llevó durante años. Sabía que el reto principal sería enfrentarse a su padre pero también era algo necesario e impostergable.

El heredero de la familia CasteloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora