Capítulo 2

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Gracias a la intervención de Virginia, su hermana mayor, Alfonso ha sido autorizado para viajar a la Isla que posee su familia con la mínima cantidad de seguridad que le ha puesto su padre. Sin embargo, la condición para realizar el viaje es contar con la compañía de la hija del empresario textil dueño de una millonaria fortuna con quien su padre planea casarlo cuando sea oportuno. La señorita Alondra Ferreiro Mayorga.

Alondra es la menor de tres hermanos, la hija predilecta de Gustavo Ferreiro. Aunque igual de joven que Alfonso ya es una modelo cotizada de las pasarelas más importantes del mundo de la moda además de ser dueña de la marca de ropa que lleva su nombre.

Alo:- Alfonso, gracias por invitarme pero ¿a qué se debe ese milagro?

A:- Hola Alondra. Sin ti no podía venir, literalmente.

Alo:- jajajaja entiendo. Bueno hay que aprovechar y divertirnos, ¿quién más irá?

A:- El plan de mi padre es que nos fotografíen en el yate a los dos solos y luego se nos unan nuestros amigos.

Alo:- Perfecto, ¿vamos?

Como estaba planeado inicialmente, los dos subieron al yate y fueron fotografiados por un gran número de periodistas que se encargarán de sembrar la idea del futuro matrimonio entre estas dos familias.

El viaje continuó sin ningún inconveniente hasta que llegaron a la isla Aurora propiedad de la familia Castelo. Un paraíso en medio del mar alejado del mundo y las cámaras, era el lugar predilecto de Alfonso pues aquí por lo menos unos cuantos días podría descansar de su agenda y de las interminables reuniones llenas de falsas sonrisas e hipócritas amistades que lo sofocaban en exceso.

En la Isla ya se encontraban sus dos mejores amigos , Marco Talleda y Felipe Noguera quienes competían en el campeonato mundial de fórmula 1.

F:- Castelo, feliz cumpleaños !

M:-Feliz cumpleaños Al !

A:- Gracias a que no fueron al circo que armaron para mi fiesta casi muero del aburrimiento.

M:- Estuvimos muy ocupados, sólo nos han dado permiso este fin de semana así que queremos relajarnos antes de volver.

F:- No te quejes, celebraremos todo el fin de semana.

Los dos amigos de Alfonso disfrutaban la vida de lujos que tenían pero también compartían con él su gusto por la vida tranquila y relajada alejada de los medios y las grandes recepciones. Así que cuando estaban juntos las falsas e hipócritas sonrisas no existían. La agenda apretada y las poses para las fotos estaban descartadas.

Durante su estancia en la Isla Aurora siempre solicitaba el mínimo de personal posible para que no sentirse como la gran casa en la que vivía donde nunca podía estar solo. Antes de salir para la playa decidió subir a su habitación por uno de los nuevos libros que había comprado y que nunca podía terminar de leer. Se dirigió a la cocina donde encontró a Ilda preparando la cena acompañada de una chica que no había visto nunca hasta hoy.

I:- Joven Castelo, buenas tardes.

A:- Hola Ilda, que gusto volver a verte.

I:- Gracias joven y feliz cumpleaños, aunque un poco tarde, ¿necesita algo?, le puedo preparar lo que desee.

A:- Solo vine por una manzana, gracias.

I:- Saluda hija...

Ilda se dirigió a la muchacha que estaba de espaldas frente a la barra de la cocina.

L:-Buenas tardes joven Castelo, soy Lucia, desde hoy he comenzado a trabajar aquí.

A:- Hola Lucía.

La chica que estaba ayudando a pelar las verduras no parecía una experta cocinera, le hacía recordar así mismo cuando intentó cocinar algo por su cuenta una vez, luchando por no cortarse los dedos. Su presencia en la Isla le pareció extraña pues no había sido reportado ningún personal adicional ya que generalmente los empleados de la familia siempre eran los mismos por años y las nuevas contrataciones pasaban por una exhaustiva evaluación en la casa principal antes de ser ubicada en las otras propiedades. Sin darle mayor vuelta al asunto tomó la manzana y fue a leer su libro a su lugar favorito en la playa.

El heredero de la familia CasteloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora