Capítulo 30

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Luego de brindar por el compromiso de la feliz pareja, Alfonso parecía no tener la mínima intención de dejar las botellas de vino llenas y continuó sirviendose copa tras copa ante la atenta mirada de Felipe.

F:-Alfonso, creo que ya es hora de que vayas a descansar. Por la forma en la que has estado bebiendo algo muy estresante ha debido pasar en el trabajo.

A:- Pero si estoy descansando. No lo ves ? Estoy relajado y muy tranquilo.

F: -Lo que estás, es ebrio. Vamos Castelo, te llevaré a tu habitación...

Alfonso no le hizo caso y siguió bebiendo más mientras miraba como Francisco abrazaba cariñosamente a Lucía. Se divertían, riendo mientras él le hacía cosquillas y ella trataba de alejarse. En ese momento vio cómo los dos cayeron a la piscina y se levantó rápidamente, empujo a Felipe que se tambaleó por la fuerza con la que Alfonso había reaccionado. Alondra y Marcos también se sorprendieron al ver a su amigo correr tropezando en su afán de llegar a la piscina y cuando estuvo a punto de saltar al agua la pareja de novios subió a la superficie.

Alo: -¿Alfonso?

M: -Chicos, ¿están bien?

Fr:- Sii sii no se preocupen. Lu es una experta nadadora, ¿verdad amor?

L:- Solo tuve un buen maestro pero no significa que me puedes empujar así de la nada..

Fr:- Fue un accidente Lu...

Sabe nadar. Claro. Que iluso pensar que después de tantos años él la volvería a salvar del agua. De pronto recordó la promesa que le hizo años atrás, él quería enseñarle a nadar sin embargo  nunca sucedió. Parecía que todo lo que ellos habían vivido juntos en esa Isla se desvanecía rápidamente. En su corazón la angustia, la tristeza, la soledad se mezclaban con la rabia y el enojo. Entonces comenzó a reír a carcajadas. Todos voltearon a verlo. Se tomaba la cara con ambas manos y reía. Parecía completamente loco.

F: -Parece que Alfonso ha bebido demasiado y es mejor que lo lleve a su habitación.

Alo:- Yo te acompaño...

F: -No Alo, déjamelo a mí. Vamos...

En ese momento Felipe se dio cuenta que entre las carcajadas de Alfonso y sus manos que mantenía pegadas a su rostro poco a poco caían ligeras lágrimas. Lo tomó del hombro y se lo llevó a su habitación. Alfonso entró directamente al baño a lavarse el rostro mientras Felipe se sentaba en la mesita de la habitación que estaba cerca de la ventana todavía consternado por la actitud de su amigo y más aún porque no veía llorar a su amigo desde que eran pequeños.

F:- Toma agua y siéntate.

A:- ¿Vas a regañarme? No tengo ganas de escucharte ahora.

F:- Alfonso desde que esa chica llegó a la Isla comenzaste a portarte muy extraño. Jamás te he visto beber de esa forma.

A:- Te dije que estaba delicioso el vino y yo...

F:- Basta con esa estupidez. ¿Quién es ella? y esta vez dime la verdad. Porque hace seis años me la presentaste como Silvana Prado.

Alfonso no podía escapar de su mejor amigo. Él lo conocía demasiado bien. Así que no intentó mentir, se recostó en la cama y comenzó a contarle la verdad.

F:- Así que llevaste a tu empleada a mi fiesta y me presentaste con ella como si fuera otra persona.

A:- Era tan solo un tipo estúpido...

F:- Pues sí. No puedo creer que hicieras algo así.

A:- Pensé que por lo menos tú no me juzgarás.

F:- ¿Juzgarte? hahaha por favor ya deja de querer ser la víctima Alfonso. Somos amigos, solo creí que confiabas en mí sin importar lo que pasara. Pero al parecer no fue así.

A:- Lo siento.

F:- En fin, eso pasó hace siglos. Lo cierto es que después de seis años estás vuelto loco con el simple hecho de volver a verla. ¿Te das cuenta que es la novia de tu amigo verdad? Se van a casar. Es tiempo que lo ya lo dejes ir.

A:- No se porque he reaccionado de esta forma. Creo que aún guardaba esperanzas que ella sintiera algo por mi...

F:- Pero qué engreído Alfonso. No la conoces nada. Conversar con ella unos días por unas cuantas horas y desaparecer por seis años , ¿qué esperabas que sintiera por ti? estás alucinando.

A:- Si ya se, me siento un verdadero imbécil no tienes que recordármelo.

Luego de escuchar lo que Felipe pensaba acerca de su efímera relación con Lucía por fin empezaba a poner en orden sus ideas. Al fin y al cabo su mejor amigo podría tener razón. Hace seis años cualquier comunicación se cortó, fue él el que decidió irse de la Isla sin despedirse, sin volver a disculparse. No volvió a comunicarse con ella ni a buscarla, cómo podría ella saber que aún él la extrañaba tanto y que desde aquel día en la playa su corazón estaba herido.

El heredero de la familia CasteloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora