Capítulo 35

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Después de pensar y pensar durante toda la noche Alfonso no pudo contenerse más y fue directamente al departamento en el que vivía Francisco.

toc toc

F: -Voy voy...

No era propio de él entrometerse en asuntos de otras personas, pero este caso era diferente. Escuchar toda esa sarta de insultos denigrantes hacia una persona que aún ocupa un lugar importante en su corazón era inaceptable. 

F: -Alfonso? ¿Qué haces aquí tan temprano?

A: -Tengo que hablar contigo, ¿puedo pasar?

F: -Si claro, pasa. Disculpa si te recibo así pero tengo un terrible dolor de cabeza.

Eran las ocho de la mañana. Para Alfonso ya era tarde, sin embargo para su amigo parecía ser demasiado temprano. Normalmente llamarÍa para acordar un hora en algún lugar tranquilo para conversar, pero esta vez, estaba tan alterado que no pudo ni pensar en agendar una cita.  

F:- ¿Quieres algo de tomar? Café, ¿quizá?

A: No gracias.

F:- Iré por unas pastillas. Ponte cómodo por favor.

El departamento en el que vive Francisco es mas pequeño que el suyo. Sin embargo le pareció muy acogedor. Estaba decorado con jarrones llenos de flores de colores repartidos por distintos lugares y se notaba que las cambiaba cada cierto tiempo. Mientras recorría el salón notó que en la mesita de centro, frente al enorme televisor, se encontraban cuadros con fotos de Francisco y Lucía en la playa sonriendo, se les veía muy felices. Una foto de la mano de ella con el anillo de compromiso y otra con la foto de ambos seguramente tomada el día que se lo pidió. Alfonso pensó que se veía realmente hermosa.

F:-Disculpa por demorar.

A:- No te preocupes. Veo que te gustan las flores.

F:- Ah! ,es Lu la que decidió adornar con flores por aquí. Inicialmente era solo un jarrón pero ahora tengo uno en cada esquina, le da un aspecto más hogareño creo.

A:- Sí, creo que le da calidez al departamento.

F:- Y dime Alfonso, ¿cuál es el motivo de tu visita?

Por un momento pensó que el impulso que lo llevó ahí era exagerado, pero necesitaba sacarlo de su pecho de una vez por todas.

A:- Ayer mientras almorzaba con mi padre coincidimos con el tuyo.

F:- ¿Con mi padre? hah seguro se la pasó quejándose de mí, que no te sorprenda.

A: -Dijo cosas demasiado ofensivas acerca de Lucía.

F: -Lucía?

A: -Así es. La forma en que hablaba de ella llena de adjetivos denigrantes y peyorativos era realmente nauseabunda. Creo que deberías hablar con él y dejarle muy claro que tu relación con ella no es un simple capricho impulsado por un berrinche y asegurarte de que ella...

F: -Espera, espera. Alfonso, te agradezco tu preocupación pero parece que el novio de Lucía fueras tu y no yo...

A: - Qué dices Francisco. Es solo que la forma en la que se expresó tu padre no fue nada agradable, si hubieras estado allí créeme que pensarías lo mismo.

Francisco lo miraba con una expresión seria y distante de lo relajado que siempre se muestra. Se notaba que no le había gustado nada que Alfonso fuera a su casa a regañarlo por la forma como su padre se expresaba acerca de su novia. La relación entre dos personas les pertenece únicamente a ambos y Alfonso estaba inmiscuyéndose en asuntos que no le competen.

F: -Afonso, tal vez esto suene estúpido, pero para ser sincero he estado pensando en esto desde ese día en la Isla. Dime, a caso a ti, ¿te gusta mi prometida?.

A: -No es el caso Francisco.

F: -Desde aquella vez has actuado muy raro. y hoy has venido casi desesperado a regañarme. Puedes decirme, ¿qué te sucede?

Era obvio que Francisco notaría su extraño comportamiento, Felipe ya se lo había advertido. Ocultar lo que sentía por Lucía le era muy difícil pues solo el hecho de pensar en ella le agitaba el alma. Así que decidió contarle la verdad. Bueno, solo un poco de ella.

A:-A decir verdad, Lucia y yo ya nos conocíamos de mucho antes.

F: -¿Qué quieres decir?

A: -Hace como ocho años trabajó para mi familia en la isla Aurora.

F: -¿ Qué?

A: - Por tu sorpresa es obvio que nunca te lo dijo, pero si. Yo la conocí cuando a penas había cumplido dieciocho años, en ese entonces era una chica muy tímida , en el tiempo que pasamos en la isla, aunque no fue mucho, porque yo volví al internado, nos hicimos cercanos.

F: ¿A qué te refieres?

A: -No es lo que piensas. Ella y yo solo caminábamos por la isla conversando de cosas triviales y le tome cariño, sin embargo una vez que salí de allí deje de comunicarme con ella. No pensé que la volvería a ver si no es hasta hace unos días que se presentó junto al equipo de arquitectos para trabajar en el proyecto de nuestra empresa , pero mi sorpresa fue aun mayor cuando la vi llegar de tu mano como tu prometida.

Francisco se veía realmente sorprendido. Se pasaba la mano por el rostro tratando de asimilar lo que había escuchado. Apoyándose mientras cruzaba los brazos en la pequeña barra que esta delante de su cocina miraba a Alfonso con un intrigante rostro.

F:-¿Es por eso que ese día te embriagaste como loco?

A: -Ese día tenia muchas cosas en la cabeza...

F:- Mira Alfonso lo que haya pasado entre ustedes hace ocho años no es algo relevante para mi. Te agradezco tu preocupación por la forma despreciable de expresarse de mi padre pero que no te quepa duda que yo le pondré fin a esas tonterías. Sin embargo te voy a pedir de favor que te alejes de ella. Sé que en cierto punto es inevitable porque trabajará en el proyecto que tu encabezas y no pienso interferir en su vida profesional, pero ese debe ser el máximo contacto que tengan. Lo entiendes, ¿verdad?

A:-Por supuesto y disculpa por haber venido de esa forma.

F:-Adiós Alfonso.

Salió del departamento de Francisco más pensativo de como había llegado. No estaba seguro si había hecho lo correcto pero ya no había lugar a arrepentimientos, ya estaba cansado de ellos.

El heredero de la familia CasteloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora