El secreto del león (2da parte)

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El Ángel que bailaba con el Diablo:
El secreto del león 🦁🌸 (2da parte)

Aquellos días en los que Yui no tuvo noticias de Nemeas fueron un verdadero calvario para el pequeño león. Una sendero de desgracias que comenzó el día de la competencia de leones y guepardos...

- ¿Otra vez vas a pelear?... - preguntó Nemeas a su hermano.

- Tranquilo, esta vez no participaré, sólo seré juez en los enfrentamientos.

- Oh, ya veo - se alivió.

- Aun así quiero que te mantengas alejado del lugar.

- ¿Qué? Pero nuestro padre dijo que quería que yo también estuviese allí.

- Hazme caso, mantente a distancia, algunas peleas pueden volverse demasiado intensas.

- Está bien, observaré desde lejos. Hermano ¿Por qué debemos seguir peleando de esta forma? ¿Yo también deberé hacerlo cuando crezca?...

- Son costumbres... yo tampoco estoy de acuerdo con esto, por eso intentaré cambiarlas cuando sea mi turno de liderar, aunque sé que muchos viejos leones se opondrán...

Aquella noche, mientras Nemeas esperaba en su cueva secreta, la ansiada contienda entre leones y guepardos se llevaba a cabo en los límites de sus tierras.

Raión, padre de Nemeas, era quien propiciaba de anfitrión, y su hijo Jerít, como futuro líder, sería el juez a cargo de contabilizar las victorias de los leones.
Sobre un demarcado espacio de tierra, los combates cuerpo a cuerpo comenzaban a suceder, y aunque la sangre era inevitable, todo transcurría entre cierta normalidad.
Diez feroces guerreros de cada Clan se enfrentarían entre sí, buscando obtener la mayor cantidad de victorias y darle gloria a su especie mostrando supremacía, pero cuando el octavo combate inició, Jerít notó que la violencia entre ambos guerreros sólo iba en aumento.

- ¡Maldito, no huyas! - reclamó el guepardo luego de lanzar un peligroso golpe con su garras.

- ¿Quién está huyendo? - soltó, fanfarrón, el león - Esta pelea la llevo esperando mucho tiempo, pero no seré yo quien muera hoy... - amenazó y se lanzó sobre él.

- ¡Alto, deténgase! ¡Acordamos que las peleas no serían a muerte! - gritó Jerít.

- Déjalos, hijo - habló Raión desde su asiento.

- ¿Qué? - volteó a verlo.

- Tengo entendido que esos dos tienen asuntos personales que tratar... está en juego el interés por la misma hembra...

- ¿Y eso te parece motivo para pelear hasta matarse?

- Está en la naturaleza de nuestro ser, por eso es que les digo que deben ignorar esa emoción que los vuelve tan estúpidamente vulnerables...

Jerít regresó la mirada hacia la pelea y notó como esta se había vuelto aún más cruenta, sin duda eran dos bestias buscando matarse.

- ¡Oye, tú, detengamos esto! - le habló al guepardo que oficiaba de juez, pero este ignoró su pedido ya que si su guerrero ganaba, igual contaría como una victoria para ellos.

En ese preciso momento, el león combatiente cayó al suelo y estaba a punto de ser atravesado por las garras del guepardo, pero Jerít intervino interceptando el ataque.

- ¿¡Qué crees que estás haciendo?! ¡Interfieres en mi victoria! - reclamó.

- Esta pelea acaba aquí, está excediendo los límites de lo pre establecido - dijo el joven.

- ¿Límites? ¡Ese león miserable se atrevió a seducir a mi pareja! Él fue quien quebró primero los límites, así que debe pagar por ello - insistió, enseñando nuevamente sus garras.

El Ángel que bailaba con el Diablo 2: Recuerdos en el Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora