Siry y Bastian: capítulo 11 (Final)

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Mientras Siry y Vittorio partían hacia el Reino de este, por su parte Bastian y los demás eran guiados por Kalir a un particular lugar...

- ¿Dónde estamos? - preguntó el pequeño.

- Ya lo verás - sonrió Kalir y se detuvo frente a la entrada a una cueva.

- Oh, no. Otra maldita cueva no. - se quejó Rustem - Si tenemos que pelear de nuevo ahora mismo me llevo a Bastian conmigo.

- Tranquilo, pajarito, no te preocupes - se burló su hermano - Vamos, enano, sígueme.

- ¡Sí! - respondió él y le siguió el paso a su loco tío.

Rustem soltó un suspiro y Ananya le dio un empujón - ¡Vamos, Rustem! Yo también quiero saber qué es - dijo entusiasmada, y este sin más opción entró.

Al principio se veía obscura, pero al ir avanzando, notaron un camino de antorchas clavadas en sus paredes.

- Oh... ¿Alguien vive aquí? - preguntó el pequeño.

- Por supuesto, te dije que te traería a conocer a alguien.

En eso, a lo lejos, pudieron divisar la figura de un fuerte hombre de espaldas, parecía estar ocupado con unos herrajes.

- ¡Ey! ¡Torett! ¡Hola! - saludó, efusivo, Kalir a lo lejos.

Aquel hombre, aún sin voltear, dio un suspiro al reconocer esa voz - Ash... no puede ser, este sujeto otra vez... - murmuró - ¡Príncipe Kalir! - continuó ya volteando a verlos - ¿A qué debo el honor de su visita esta vez? - deslizó con sarcasmo - Si está aquí para "jugar" otra vez con mis bestias debo decirle que no están disponibles para eso. Así que deberá medir fuerzas con alguien más. - dijo, acercándose al grupo, cruzando los brazos.

- Tranquilo, no vine por eso.

- ¿Quien es él? - insistió Bastian al ver al imponente hombre de piel morena y ojos dorados.

- Él es Torett, es el padre de Ondi, y un Domador de bestias.

- ¿El padre de Ondi? No lo sabía y ¿ella está aquí?

- No, está en el mar recolectando cosas para mi - respondió el Domador - ¿Y bien? ¿Qué es lo concretamente quieren?

- Queremos saber qué es esto - dijo el pequeño y enseñó el huevo en sus manos.

Torett abrió los ojos con asombro - ¡¿De dónde lo sacaste?! - preguntó.

- Estaba en una cueva, es una larga historia, la cuestión es que formaba parte del botín de un tesoro robado. - respondió Kalir.

- ¿Estaba solo? - insistió el domador.

- Sí, era el único, lo vi y lo traje conmigo - respondió el pequeño.

Torett sonrió - Bien, niño, lo que tienes allí es nada más y nada menos que el huevo de un dragón Silver.

- ¿El huevo de un dragón? ¿Así? ¿Tan pequeño? - preguntó con asombro Kalir.

- Así es, son extremadamente raros, es más, hace casi un siglo que no veo uno, pensé que estaban extintos.

- ¿Por qué son raros? - indagó Bastian.

- Porque sus escamas plateadas y los huevos que dan son tan valiosos como la Plata misma, viven en los lugares más inhóspitos del Infierno pues se adaptan a cualquier ambiente, tanto en el mar como en la tierra. Son reacios pero muy poderosos, y en la antigüedad sólo los clanes más ricos tenían acceso a ellos.

- Oh...

- Pero no sabemos cuanto tiempo tiene, quizás años, lo más probable es que el dragón dentro esté muerto ¿Verdad? - preguntó Rustem.

El Ángel que bailaba con el Diablo 2: Recuerdos en el Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora