Capítulo 3

135 15 13
                                    

Un gilipollas enamorado.

Claudia

Esos malditos ojos azules se me han quedado grabados en la cabeza, los recuerdos de ellos me pasan por la mente como si no pudiera reprimirlos, pero se que no es el, se parece, pero no es el, tiene esa mirada de deseo y de desesperación.

Como si yo fuera todo lo que necesita, como si mi cariño fuera lo que más anhela.

Las mujeres solo lo miran a él y con razón porque su atractivo no tiene límites.

Pero él no quita la mirada de mi.

¿Subir mi ego?

Soy una puta diosa en busca de su dios, y lo tengo delante.

Solo puedo pensar en lamer ese torso lleno de músculos y en la erección que estaba subiendo mientras me veía bailar que no ha podido tapar.

Siento qué si lo pruebo no voy a ser capaz de soltarlo, se ve exquisito.

Lo miro a lo lejos sin qué él se de cuenta, veo como me mira cuando bailo y muevo mis curvas sobre la plataforma.

Se que me desea y se que desde que ha entrado en el local no ha sido capaz de fijarse en ninguna más, no ha podido acercarse ya que le estoy dando espacio para que me observe, para que me necesite y para aumentar sus ganas.

Iván está hablando con él.

¿Sabrá quien soy ya? ¿Le habrá dicho mi nombre?

Iván es lo más cotilla que hay, peor que una vieja aburrida, así que me imagino que si , por eso tenemos a todos los hombres de su reservado pendiente de nosotras.

Bailamos encima de la tarima, dejándonos llevar por la música.

Las copas no paran de acabarse y el alcohol me hace estar más caliente, siento qué mi amiga está igual.

 - ¡Claudia! - me grita a mi oído.

Asiento con la cabeza para que me diga sin apartar la vista del moreno de ojos azules qué quiero llevarme esta noche a la cama.

 - ¡El del reservado es el hombre con el que hablo! - dice con una risa burlona.

Se perfectamente que se refiere al hombre alto y grande de tatuajes que está al lado del chico qué me tiene loca, se los gustos de mi amiga.

Le doy un toquecito en el hombro dándole mi aprobación.

Le guiño un ojo.

 - ¡Creo que esta noche nos llevamos a dos amigos! - le grito, me baila por detrás y me toca sensualmente - ¡vamos ha hacer que nos coman con los ojos y no se les olvide esta imagen a ninguno de los dos.!

 - ¡Ven aquí putita mía! - me grita ella, empieza a restregarse contra mi y vemos como toda la discoteca se nos queda mirando, poniendo los ojos sucios en nosotras.


Bailamos sensualmente la una a la otra durante unos minutos, toqueteándonos y dejándonos llevar, ella pega su sexo al mío y me toca las caderas al ritmo de la musica mientras nos hundimos en todos los que nos miran, nos sentimos seguras, nos sentimos deseadas y nos sentimos poderosas.

Mi amiga me hace apetecible tocándome y haciéndome sentir única, me dedico a mirar a los ojos al chico misterioso que tengo delante, lo miro tentándolo a la vez qué bailo, dándole a entender que mi amiga podría ser él recorriendo mi cuerpo con sus manos.

Veo como esos ojos azules le tornan y se le empieza a oscurecer por el deseo que se que me tiene, porque el piensa lo mismo que yo y porque se que quiere que sea suya.

Pequeña AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora