Capítulo 26

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Me tienes respeto.

Alexander.

Siento una necesidad que se mueve por todo mi interior de clavarle una bala en la cabeza, pero si lo hago Claudia tendría que casarse en cuestión de días con Nikolái para convertirse en la jefa de toda esta mierda y el poder perderla es lo único que me frena a no hacerlo.

Los gritos son desagradables y en sus ojos puedo ver el miedo que siente al ver una bestia de mente enfermiza sobre él.

 - ¿¡Porque la mandas a Italia?! - le gritó pagando con él la rabia que siento.

Su maldita hija volvió arrastrándose con mi hermano y llorando a su lado como si no fuera la mujer que es y ella vale mucho para hacer las tonterías que está haciendo.

Debería estar a mi lado y reinar como la mujer tan poderosa que es, porque a su lado las personas son mortales destinadas al fracaso.

Tengo a su padre contra su propio escritorio y con un arma en la cabeza, es el problema que tienes al confiar en los demás, que nunca sabes en qué momento pueden joderte.

No se esperaba que fuera a ir a por él, pero yo no le temo a nadie que no sea ella.

 - ¡La quiere a ella y ya ha pagado! - grita desesperado el supuesto jefe que solo es más escoria que el resto - ¡Es su trabajo Alexander!.

 - ¡Me importa una mierda! No quieras joderme David - me sereno acercándome para que pueda escucharme bien - Personas como tu no deberían reinar nunca, porque tu incompetencia va a escalas mayores.

Pego más la pistola a su cabeza, haciendo presión sobre su sien y viendo cómo tiembla todo el cuerpo.

¿Cómo pudo este hombre entrenar a mi hermano?

Así ha salido que no es capaz de torturar a nadie y solo mata por compasión.

Un desperdicio para un hombre que debería relucir su apellido con honor.

Es un hombre Pavlov, la demencia y la sangre fría se caracteriza en nuestra sangre, somos los mejores líderes y nuestro nombre es conocido y temido.

Somos bestias.

Pero este maldito niñato va a joder toda la reputación.

 - ¿Sabes David? - sacó el cuchillo hablando con sarcasmo - te advertí que no le pusieras una mano encima y debes saber respetar a quien te es superior en todos los aspectos.

Abre mucho los ojos prestando atención a las palabras que salen de mi boca, no puedo ocultar la sonrisa que sale de ella y eso hace que se ponga más nervioso.

 - ¡Se acostó contigo! - se revuelve - ¡Yo no la crie así!

Suelto una carcajada.

 - No te importo los doce años que estuvo conmigo - presiono el cuchillo contra su cara - ¿Y ahora que se la meto si? No quieras ser buen padre ahora David, no te pega.

Grita cuando le hago un corte en la mejilla, siento el poder entre mis manos y no podía dejar que se fuera tranquilo después de haberle pegado a mi pequeña, no consentí que Alec lo hiciera cuando estaba conmigo y tampoco voy a dejar que su padre se aproveche de que e estado lejos.

Siempre la protegeré, porque lo que yo prometo lo cumplo.

Se ha acostado conmigo y va a seguir haciéndolo, que se vaya acostumbrando o si no que mire para otro lado, porque me acabo de proclamar creyente de lo que tiene entre las piernas mi pequeña.

 - Cada vez que le pongas una mano encima yo estaré aquí para hacerte una nueva cicatriz - le gruño quitando la pistola de su cabeza.

La guardo en la funda que tengo en mi pantalón y puedo ver como se sienta en su estúpido trono con la mano en la cara llenando todo de sangre.

Pequeña AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora