Capítulo 41

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Un pedazo de mi.

Claudia

El aire frío de Rusia me rodea mientras entramos en la imponente mansión, un lugar que alguna vez llamé hogar. La grandeza de la propiedad se siente opresiva y distante, como si hubiera perdido su alma en algún momento.

Caminamos por el pasillo de mármol, cuyos pasos resonantes parecen llevar ecos de los recuerdos que he intentado dejar atrás.

Las salas de entrenamiento y tortura, que solían ser inmisericordes testigos de nuestros días, se alzan como monumentos sombríos en mi memoria. Cada rincón de la mansión parece retener los secretos de los años en que vivimos aquí, los momentos de miedo y angustia que tratamos de olvidar.

La cocina, siempre cerrada para nosotros, me observa como un guardián silencioso de los días en que las risas y los juegos parecían ser un lujo lejano. 

El aroma rancio del lugar es un recordatorio constante de las reglas estrictas que gobiernan nuestras vidas en este lugar.

El pasillo largo y oscuro que recorría cuando tenía miedo y que llevaba a la habitación de Alexander, parece estirarse infinitamente ante mis ojos.

Los pasos que di en ese pasillo llevan el peso de la incertidumbre y la tensión, porque cada vez que cruzaba esa puerta, sentía que entraba en un mundo completamente diferente

Alexander camina a mi lado con su rostro inexpresivo y aire dominante, aunque el lugar no ha cambiado, siento como si todo hubiera perdido su significado para mi.

El eco de nuestras voces jóvenes parece desvanecerse en el aire y me pregunto si algún día podré superar el pasado que tengo con este sitio.

Justo cuando mis emociones amenazan con desbordarse cuando estoy en la puerta de la que era mi habitación, escucho un ladrido familiar.

Mi corazón da un vuelco cuando Tyson, mi querido perro, aparece corriendo hacia mi.

Sus patas golpean el suelo con entusiasmo y su cola se agita de lado a lado. Se lanza a mis brazos y no puedo contener las lágrimas mientras lo abrazo con fuerza.

Se acuerda de mí.

 - Tyson.. - sollozo enterrando mi rostro en su pelaje suave - has crecido tanto pequeño.

Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que lo vi y la alegría de tenerlo de vuelta es abrumadora.

Alexander se acerca con una mirada de ternura que hacía años que no le veía y observa el emotivo reencuentro.

 - Parece que te ha extrañado tanto como tu a el - murmura cuando lo acaricia.

Asiento con la cabeza, incapaz de encontrar las palabras mientras acaricio a Tyson con devoción. 

Es como si todo el peso de los años de separación se disolviera en ese abrazo y las lágrimas siguen fluyendo mientras siento que estoy en casa de nuevo, en todos los sentidos de la palabra.

Pero todo se va a la mierda en el momento que mis celos amenazan con salir a la superficie, ha sido capaz de traerme a esta casa estando ella aquí.

Victoria - susurro mirando por encima del hombre de Alexander.

Me limpio las lágrimas de los ojos cuando su mujer se acerca con aire de superioridad y dominando todo a tu paso, soy capaz de ver la ira que desprende y verme aquí no es algo que ella planeaba.

 - ¿Te has atrevido a traer aquí a tu pequeña puta? - encara a Alexander.

 - ¿Qué te dije sobre insultarla? - le pregunta él acariciando al perro.

Pequeña AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora