Playa, alcohol y sexo.
Claudia
10 días de viaje.
El sol brilla en el cielo azul y el suave murmullo de las olas rompiendo en la orilla me recibe con una melodía relajante, el aire salado y la brisa fresca me tiene envuelta.
Hace ya casi dos semanas que estamos aquí, disfruto de la sensación del sol acariciando mi piel. Cada vez se hace notar más el moreno que estoy consiguiendo, todos mejor dicho.
Estoy tumbada sobre una hamaca con un sombrero en la cabeza, puedo percibir las manos de Nikolái echándome crema sobre las piernas, retiro el sombrero y veo los perfectos dientes de mi hombre con una amplia sonrisa.
Leire está sobre los brazos de Kesar en una hamaca con un margarita en los labios, Ethan y Emily están en el agua como niños disfrutando de las olas que hay hoy en el mar.
Me siento completa por momentos pero mi corazón sigue sin latir, hace dos semanas que encendí mi móvil y aún no ha aparecido, puede ser que no me haya encontrado o que no quiera venir a verme, tampoco sé si quiero verle yo.
¡Joder Claudia!
Todo lo bueno que tengo en mi vida está aquí y no puedo hacerme daño a mi misma.
Puedo escuchar las risas y el murmullo de mis amigos disfrutando de la playa, divirtiéndose en el agua y caminando por la orilla, todo el mundo parece estar sumergido en una atmósfera de felicidad y tranquilidad.
Nikolái me levanta con el ceño fruncido, estas últimas dos semanas me he dado cuenta que me conoce mejor de lo que pensaba, hemos conectado y es como si hubiese estado siempre aquí, me coge de la mano y corremos por la arena que abrasa nuestros pies hasta llegar al mar, donde las olas se deslizan suavemente sobre nosotros.
Me coge en brazos adentrándome en el mar, el agua está perfectamente templada y la sensación de sumergirme en sus brazos me llenó de una placentera libertad.
Su precioso cabello mojado reluce entre las aguas cristalinas en las que estamos, me abraza colocando mis piernas sobre sus caderas y su erección siempre está presente.
¡Siempre esta dispuesto para mi!
Llevo un bikini azul marino que reluce cada parte de mi cuerpo, tengo algunos moretones pero son todos del placer que me da por las noches y no hay descanso entre nosotros.
Bebemos, comemos, follamos y dormimos poco, ese es el día de todos aquí y estoy empezando a pensar que también es el de Ethan y Emily.
No nos lo quieren contar pero que duerman en la misma habitación nos deja mucho que pensar.
Tengo una maleta llena de ropa que cuando nos vayamos de aquí no sabría qué hacer con ella, esta clase de prendas no me las puedo poner en New York. El segundo día aquí Leire y yo paseamos como locas por un centro comercial que estaba lleno de tiendas.
Compramos de todo para nosotras y para los chicos, solo que ellos se dedicaban a gruñirme y llevar las bolsas, el único momento en el que parecieron realmente interesados fue cuando entramos a las tiendas de lencerías y bikinis.
Me he comprado varios modelitos pero en breve tendremos que volver a ir porque se dedica a arrancarlos dejándolos inservibles otra vez.
Nikolái me besa agarrando mi trasero y pegando su cuerpo junto al mío.
Sus caricias se sienten bien sobre mi piel y sus besos me hacen querer salir de aquí para volver ha hacer lo que tantas noches repetimos.
No quiero descansar, cuando me tiene ciega de placer todo se me olvida y el se me olvida.
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Pequeña Asesina
RomansaClaudia Walker una asesina despiadada de la corporación EAC nunca llego a imaginar que por una sola noche su vida daría un cambio tan drástico. Se acuesta con el Underboss de la mafia rusa sin saber que era el hermano de su hombre de ojos azules. De...