Capítulo 20

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Boss en mi armario.

Claudia.

El agua de la ducha cae sobre mi piel desnuda, los restos de sangre se van por el desagüe y mi piel queda limpia dejando a un lado la atrocidad que hice, sé que mis impulsos son un defecto y la mirada de Nikolái me lo ha dejado claro.

El problema es que mi consciencia no se arrepiente, soy capaz de hacer todo por mi trabajo y para conseguir lo que quiero.

Tocó cada parte de mi piel sintiendo sus manos sobre ella, tengo tatuado a un hombre del que tengo que huir.

Salgo de la ducha en toalla a mi habitación, todo está exactamente igual que cuando me fui hace un mes, me acerco a coger uno de mis libros favoritos y me tumbo en la cama con la toalla envuelta para relajarme.

Necesito desconectar de todo el mundo, han pasado demasiados acontecimientos en mi vida estas últimas semanas y en unas cuantas horas es la reunión del equipo.

Mi padre ha subido a Ethan a mi equipo y se estrena con nosotros, estoy contenta por él porque es una gran oportunidad para desarrollar sus habilidades.

Me empiezo a tocar las piernas y pienso en Alexander, como su boca me beso aquella noche como si fuera solo suya, como si nadie más importase que él y yo, pero como siempre soy una estúpida al creerme que iba a ser solo mío.

Dejó el libro a un lado con fuerza, soy una puta estúpida, y para colmo le hago caso cuando me dice que no me acueste con su hermano.

¿Por qué no se va de una vez?

Tocan a la puerta y recuerdo que le dije a Leire que viniera, tiene muchas cosas que contarme sobre la boda y aun no hemos hablado de cómo se siente por estar prometida. Me levanto de la cama colocando bien la toalla, abro la puerta y...

¡Joder!

 - ¡Alexander! - grito.

Entra acelerado cerrando la puerta con pestillo a su paso, está despeinado y tiene la camisa abierta por el pecho, tiene la respiración agitada como si le hubiese costado llegar hasta aquí.

Me tiene tapada la boca con su enorme mano por el grito que he soltado, sus ojos se separan de los míos y repasa mi cuerpo envuelto en una toalla.

Ve que no llevo nada debajo.

 - ¿A quien esperabas así? - me susurra.

 - A Leire - le admito - tiene que estar al llegar.

Me acaricia la mejilla acercándose a mi.

 - No me mientas pequeña - sonríe - Leire está entrando en su habitación con Kesar.

 - ¿Qué haces aquí? - le pregunto.

Me toca el pelo que aún tengo mojado y sin peinar.

 - Vengo a peinarte pequeña.

Me sienta en la silla que tengo en el escritorio y va al baño a por el peine, se mueve en mi habitación como si hubiera pasado aquí dentro las últimas semanas, viene con el peine y solo puedo detallar lo hermoso que se ve.

Todo de el me grita que me lance a sus brazos y estar cerca de el es una tortura innecesaria.

Me peina el pelo haciendo que todo mi cuerpo se tense, me hace las coleta que tanto me hacía de pequeña y me acaricia los hombros produciéndome un escalofrío.

Puedo escuchar su risa y es un maldito, me levanto enojada sin mirarle..

 - ¿Por qué no te vas a peinar a tu mujer mejor? - le espetó - Yo ya tengo un prometido que me peine.

Pequeña AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora