Capítulo 37

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Sádico.

Claudia.

Cada célula de mi cuerpo quiere huir de este lugar, nunca había tenido miedo a alguien y creo que es la primera vez que me sucede. No puedo apartar la vista de sus sádicos ojos negros y es que el no para de mirarme como si hubiera encontrado una nueva presa de la que alimentarse.

Me estoy quedando sin respiración y mi único método de defensa es poner mis manos sobre las suyas, puedo ver como su piel se eriza cuando lo toco y frunce el ceño sin saber qué es lo que pasa.

No se parece a Richard y tampoco al General Zack, porque Vincens es una cosa de otro mundo. Estoy acostumbrada a andar entre monstruos pero ninguno como él.

Suelta su agarre y comienzo a toser sin control al sentir de nuevo el aire en mi pecho.

Me lleva a su cama bruscamente y me ata al cabecero sin que pueda resistirme, es mucho más fuerte que yo y por mas que me revuelva siento que me va a partir el cuello en cualquier momento.

Se sienta enfrente de mí sin ninguna expresión en el rostro y sin el pantalón todavía puesto dejando su erecta polla sobre su camiseta.

Me encuentro en una situación desconcertante, otra vez atrapada en una habitación pero esta vez parece haber sido tomada por una presencia dominante de un hombre que despierta en mí emociones de supervivencia.

Mi mirada se cruza con la suya, me encuentro con un cuerpo impresionante, musculoso y lleno de tatuajes que resaltan su fortaleza. Cada línea de tinta en su piel parece contar una historia que solo él conoce y no creo que sean buenas, todo lo contrario son de las que no te dejan dormir.

Sus músculos están tensos y definidos parecen irradiar una energía masculina y poderosa que me está absorbiendo. 

Tiene una mano tocándose la barbilla marcada como si estuviera pensando qué hacer conmigo.

Cada vez que se mueve puedo ver la fuerza contenida en su figura, la cual me genera un sentimiento de admiración y temor.

¡Joder no puedo saber que piensa!

Su rostro es tallado con rasgos marcados y varoniles, refleja una masculinidad audaz y una confianza que no puedo ignorar. Se parece a Alexander en el ego que se ve que desprende y en el complejo de rey de las tinieblas que tiene.

Pero lo que realmente me hipnotiza son sus ojos oscuros y penetrantes, cuando su mirada se posa en mis ojos siento como si pudiera ver a través de mi y estuviera analizando cada uno de mis perturbados secretos.

Como si estuviera leyendo cada pensamiento y emoción que cruza por mi mente, lo cual me hace sentir vulnerable y expuesta ante su presencia.

Debería estar asustada y en un ataque de pánico, pero no lo estoy porque a parte de todo ese magnetismo que desprende hay una cosa que no se me escapa y él siente.

Tristeza, sus ojos son tristes.

Esta situación solo hace que intensifique todas mis emociones, el hecho de estar vulnerable y a merced de una persona como él agrega un componente de peligro que solo siento con Alexander.

Me azotó mentalmente y delante de él comienzo a intentar liberarme de las ataduras que cada vez duelen más en mi piel.

Esta vez si están apretadas y no como cuando me las puso el imbécil de su padre.

Su presencia se cierne sobre mí recordando lo cerca que está y cuánto poder tiene sobre esta situación.

 - ¿De verdad piensas que vas a salir de aquí con vida? - me dice con un tono de ironía.

Pequeña AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora