Capítulo 36

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Mareas Revueltas.

Claudia

Todo mi cuerpo se consume en una espiral de dolor, las muñecas me arden y las heridas son más que evidentes. Tengo los brazos en alto y ya no soy capaz de sentírmelos, estamos en un barco porque el balanceo que tenemos debajo nuestra no hace más que marearme. 

Estoy en ropa interior y aunque no pueda verme porque estamos a oscuras no tengo buen aspecto, escucho la respiración entrecortada de mi hermano pero no puedo llegar a él.

Pienso en cómo ha podido suceder esto, hace unas horas estaba con Alexander en el despacho de mi padre y en solo dos minutos todo mi mundo ha cambiado. 

Me importa una mierda lo que me hagan a mi, como si quieren torturarme pero no puedo permitir que le hagan nada a mi hermano porque eso me destrozaría más que cualquier cosa en el mundo.

Muevo mis piernas y se que estoy en una cama pequeña, pestañeo varias veces para que los ojos se acostumbren a la oscuridad pero no puedo ver nada. 

Tengo cuerdas en vez de esposas pero todavía no es momento de huir, tengo que saber un poco más del sitio en el que me encuentro y de cómo poder sacar a Ethan de aquí.

 - ¿Claudia? - escucho la voz perdida de mi hermano.

 - ¡Ethan! - grito desesperada - ¿Estás bien?¿Te han hecho algo?.

 - No, ¿Qué es lo que ha pasado? - dice preocupado y recuerdo que él ha estado sedado todo el tiempo.

 - Creo que es obvio que nos han secuestrado Ethan - le digo poniendo los ojos en blanco pero él no puede verme.

 - ¡Joder Claudia! Pregunto porque - dice desesperado - ¿Estás atada?

 - Si en una especie de cama - le advierto - tu infidelidad nos ha salido cara.

Mi hermanó se queda callado y sé que no era momento para restregárselo por la cara pero no podía callarme, sabía que estar son Serene nos iba a traer problemas y al final todo se ha descontrolado.

Escucho el sonido de la luz encenderse y acto seguido mis ojos se ciegan por la repentina claridad que inunda en el lugar.

Estamos en una habitación con dos camas separadas, estoy semidesnuda y mi hermano igual cada uno en una cama diferente, tenemos las manos atadas a un cabecero que está pegado en la pared.

Muevo con fuerza las manos causándome dolor intentando quitarme las cuerdas pero me es imposible, mi hermano me imita pero el lleva esposas y casi consigue desprenderse pero aún está demasiado aturdido por el sedante.

 - No lo intentéis más - escucho la voz de Emily.

No es la chica alegre que conocí, esta en la puerta toda vestida de negro con una sonrisa diabólica, mira a mi hermano con deseo y se que esta completamente ida por que le haya puesto los cuernos.

 - Que hacemos aquí Emily - le gruñe mi hermano.

 - ¿Ya no me llamas amor? - puedo escuchar el sarcasmo en sus palabras - Esa puta italiana te ha hecho olvidar que eres mi novio.

 - Yo no quería Emily...

 - ¡Cállate! - grita ella furiosa - ¡Los dos sois igual de asquerosos!

Me callo porque tiene razón, no nos merecemos su compasión. Mi hermano tardó una noche en ponerle los cuernos con Serene y yo busqué a Alexander como una puta adicta a él estando con Nikolái.

 - ¿Dónde está Helena? - le pregunto a mi antigua amiga.

 - Tu querido Alexander le ha disparado, vuestra tortura empezara cuando ella se recupere - sonríe al saber que pagaremos por nuestras acciones.

Pequeña AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora