Capítulo 35

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No desaparezcas pequeña.

Alexander.

Miro el despacho de David sabiendo que se va ha saber lo que ha sucedido aquí, pero me importa una mierda que su padre vea como me tiro a su hija. 

No me voy a molestar en eliminar las grabaciones de seguridad, tengo que buscar la manera de sacar de aquí a Claudia y que Nikolái no vuelva a encontrarla nunca.

No es mi problema que su padre haya hecho esa alianza, porque ella se va a venir de aquí conmigo y si me la tengo que llevar a la fuerza lo haré.

Han montado todo el paripé de la pedida de matrimonio para joderme, pero lo que no saben es que voy a follarmela en cada uno de los sitios que pueda hasta que se enteren de que es mía y siempre lo será.

No voy a dejar que mi hermano se case con ella, no sería yo si lo dejase, porque un monstruo como ella tiene que estar al lado de una bestia como yo.

Mi hermano es una escoria que no sería capaz de hacerla feliz nunca tratando de ocultar su verdadero ser.

Mi polla se vuelve a poner erecta cuando recuerdo la estrechez de su trasero, he sido el primero en entrar y me asegurare de ser el único.

Me colocó el pantalón y me miró una última vez en el espejo antes de salir para ver que todo esté en su sitio, sonrío porque es una jodida locura lo que siento por ella y mi cuerpo desprende su dulce aroma.

El teléfono me suena y veo que es ella.

¿Tan pronto quiere otra ronda?

Siempre supe que me desearía tanto como yo a ella, aceptó la llamada y me lo coloco en la oreja sentándome en el absurdo trono por si vuelve ponerla sobre el.

Pero no es su voz la que escucho.

Me levanto contrayendo cada músculo de mi cuerpo cuando escucho a Charles y a Claudia hablando, está en peligro y lo sabe.

Salgo a correr por el pasillo y desenfundo el arma que llevo en la espalda, la sostengo con firmeza mientras mi mente se concentra en encontrarla a toda costa.

Enciendo la linterna bajando por la escalera a toda velocidad, llegó a su habitación y mi peor temor parece confirmarse cuando la puerta está abierta.

Me acerco cautelosamente, cuando mantengo el arma apuntando al frente mientras mi corazón amenaza con salir al pensar que voy a perderla de nuevo.

Mi mente da vueltas tratando de anticipar lo que podría encontrarme. Entró en la habitación y no hay nadie, solo está el móvil de Claudia tirado en el suelo.

Ella no esta.

Mi ansiedad aumenta y la urgencia me impulsa a seguir adelante.

Salgo a correr como un demente por todos los pasillos de la central, una furia frenética en mis movimientos mientras mi pistola se eleva en el aire. No puedo permitirme perderla nuevamente, no despues de haberla buscado durante tantos años.

Cada rincón es revisado, cada puerta abierta, pero ella sigue sin aparecer. La sensación de impotencia me atormenta mientras el tiempo parece distorsionarse.

Salgo al garaje y al entrar la veo. Siento que cada parte de mí se derrumba cuando sus gritos atraviesan el aire, llamando mi nombre en busca de mi protección. 

Mi mundo se desenfoca en un instante mientras observo a las escorias que la están secuestrando, inmovilizándola y drogándola antes de meterla en la furgoneta.

La impotencia y la rabia me llenan al verla en esa situación, su hermano se encuentra con ella de la misma manera.

Mis pasos se vuelven rápidos y furiosos, mi mente zumbando mientras me acerco a ellos. Pero entonces los disparos de Helena interrumpen todos.

Pequeña AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora