CAPITULO 13

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Dimitri Volkov.

Desde que me levanto el día empieza siendo una mierda ya que me levanto con un dolor de cabeza indescriptible, veo a Irina dormir a mi lado plácidamente y decido dejarla dormir ya que yo tengo cosas que hacer, no me molestaría si en algún momento decide dejar de trabajar y simplemente estar en casa pero se que eso sería un insulto para ella así que prefiero dejar ese tema hasta ahí, no hemos podido hablar sobre la fiesta de presentación pero es un tema pendiente también así que decido levantarme para ir en dirección al baño y tomar una ducha rápida, al salir me coloco un traje color negro que no es por nada pero me queda muy bien.

Voy por algo de desayunar en la cocina encontrándome con mi nana Vera, es una señora de uno cincuenta y algo, pelo canoso y una sonrisa encantadora, es como una madre para mi ya que ella me crió cuando vivía con mis padres y ella siempre se hacía cargo de mi cuando mis padres viajaban por trabajo o simplemente cuando no había nadie en casa, agradecido con ella la traje a trabajar en mi casa cuando me mude a la mansión, no quiero que se esfuerce tanto por su edad pero se negaba a estar de mantenida según ella así que me propuso poner en orden tanto la casa como al personal y acepte.

—Buenos días nona— digo mientras camino al gran comedor que se encuentra cerca de la cocina. Viéndola voltear para sonreír y venir a mi para envolverme en sus brazos.

—Buenos días mi niño—me besa todo y desacomoda mi cabello para ir en busca de mi comida—. Que grande estás.

—Nona ya no crezco más—sonrío, odia que le lleve la contraria pero si vieran su cara cada vez que yo o Danil que es mi hombre de confianza y amigo le llevamos la contraria, Danil es mi amigo desde pequeños, somos como uña y mugre.

—Tú y Danil me sacarán canas un día de estos—la escucho sisear mientras me sirve más zumo de jugo—. Son tal para cual, ya entiendo porque se llevan tan bien.

—Nos amas.

—los odio—estalló en una estruendosa carcajada, se que lo que dice es mentira, espero.

Para cuando termino me despido de nona y voy a mi oficina para terminar unos asuntos pero el sonido de mi celular me interrumpe, veo que es Danil así que decido contestar.

Llamada entrante.

¿Por qué diablos me llamas tan temprano sabandija asquerosa?— su carcajada suena al otro lado de la línea y sonrío.

Tus apodos son malísimos, demonio ruso, cada uno es peor que el anterior.

—Cállate Danil, no me hagas bajarte el sueldo—insinuó pero ambos sabemos que eso jamás pasarías.

En ese caso hablaría con mi jefa, seguro ella si querría que le cuidara el trasero.

—¡Te recuerdo que igualmente tú sueldo estaría saliendo de mis bolsillos así que cuida tu lenguaje hacia mi esposa y habla de una buena vez!—digo Para escuchar cómo se ríe pero se pone serio y comenta con voz firme lo siguiente.

—Tengo novedades. Mi contacto en la c.i.a me informó que agarraron vivo a uno de los escoltas de Bianchi y según lo que me dice lo tienen retenido porque asegura saber dónde viven los Zares.

  Siento la sangre burbujear en mi interior por la furia que siento, ¿quien se cree ese imbécil para venir a retarme?.

Arreglaremos eso hoy mismo, te enviaré lo que haremos por mensaje.

Cuelgo cuando termino de hablar sin darle tiempo a preguntar, aprovecho de contestar unos mensajes de mi madre con la que no hablo mucho pero igual estoy al pendiente y coordinamos en plan con Danil.

Amor color carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora