CAPITULO 24

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Mi garganta está demasiado seca, no he dejado de toser y mover los parpados es una tortura, ya que
mis sentidos están a la defensiva. Lo único que hago es tratar de identificar algo con que defenderme. Hoy no ha venido pero se que no tarda en llegar, amaneció hace un rato y lo único que pienso es en escapar.

«¿Cuantos días llevo aquí?» perdí la noción del tiempo hacen días.

—Llegue—avisa.

—¡Por favor déjame morir, déjame ir en paz te lo ruego!—lloro cuando lo tengo al frente, me mira con cara neutral como si le importara poco lo que pido—. ¿Cómo te explico que ya no quiero vivir?, ¡estoy cansada por favor déjame en paz, haré todo lo que quieras pero ya para todo esto!.

—Te ves tan bella cuando lloras—escupe de la nada haciendo enfadar.

—¡ERES UN MALDITO CÍNICO, ESTÁS MAL!, ¡ESTÁS MAL DE LA CABEZA! — gritó con desesperación tratando de aliviar un poco mi coraje—. ¡ERES UNA ESCORIA EN ESTE MUNDO!, ¡CUANDO SALGA DE AQUÍ TE ENCONTRARÉ Y JURO POR DIOS QUE TE VOY A MATAR PEDAZO DE MIERDA!.

—¿Juras por Dios?, ¿de verdad Irina?—carcajea—. ¿Crees que el que reza y peca empata? Estás muy equivocada cariño, no te hagas la niña buena e inocente cuando llevas más muertos que yo encima. No pretendo dejarte ir así que vete acostumbrando.

—¡TE MATARÉ!, ¡TE LO JURO!—chillo fuerte y sollozó cuando se me acerca con una jeringa—. ¡NO TE ME ACERQUES!, ¡DEGENERADO!

—Dormida te ves mejor y ni te imaginas lo mucho que nos divertiremos.

Pequeña despierta—abro los ojos de golpe mientras chillo—. Esto se está haciendo costumbre.

Dimitri me abraza mientras yo lloro y saco todo lo que llevo dentro, hace dos semanas llegamos de Las Vegas y luego de lo que sucedió en el hotel mis pesadillas han empeorado, lloro por las noches y no me despego de Dimitri hasta que el sueño vuelve a vencerme. Hacen días se molesto ya que no quise contarle sobre mis pesadillas, le pedí un poco de tiempo y acepto. Tengo miedo de algún día despertar y seguir ahí, en esa casa, con ese hombre y volver a revivir todo.

«Después que salí de ahí me volví la mujer más odiada de la mafia. Después de lo que me hicieron. Crearon al más brutal y letal de los demonios» pienso para mi.

Vuelvo a dormir en los brazos de Dimitri ya que es quien se ha encargado de velar mi sueño, estos días solo han sido dedicados al duro trabajo que tenemos. No hemos parado de distribuir la droga de mi esposo por todos los países del mundo y trabajar hasta el cansancio. Cuando vuelvo a levantarme son más de las 9:00am y Dimitri ya no está en la cama así que voy al baño para tomar una ducha y arreglarme rápido para empezar el día, cuando salgo me coloco una camisa manga larga blanca ya que el invierno se está acercando y si me emociona estar entrando a Noviembre, por fin el año ya casi termina. Sigo colocándome unas pantimedias térmicas color piel las cuales pasan muy bien desapercibidas y una falda negra, mis tacones negro y una gabardina.

  Voy a la cocina para desayuna, como sola ya que según la nana Dimitri está en su oficina, para cuando termino voy en su búsqueda así que me encamino a su oficina. Tocó y cuando me da su autorización entro.

—Buenos días.

—Buenos días pequeña—saluda y me besa cuando llego a su lado sentándome en sus piernas.

—¿Mucho trabajo?.

—La verdad estaba esperando que despertaras para decirte que tengo que viajar—dice y no sé qué decir ya que es la primera vez que viajará solo por trabajo después que nos casamos—. Quisiera llevarte pero necesito que te hagas cargo de todo aquí.

Amor color carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora