CAPITULO 34

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Dimitri Volkov.

Que la C.I.A esté aquí en estos momentos solo significa una cosa y es que al enchufado del Policia no le gusto ni uno lo que le dijo mi esposa ayer por la noche, aunque no me guste admitirlo tengo que aceptar que todo esto merecía pasar para que ella por fin pudiera darse cuenta de quién es él realmente, no tenía planeado irme así del hotel y mucho menos dejarla tirada en la calle pero pensé en caliente y acepto mi error, eso hizo que ella quisiera desquitarse e irse a divertir sin mi y por alguna maldita casualidad el poli supo que ella estaba ahí, sola en un bar, deje que que pasaran la noche juntos entre tragos y así llegaran al amargo momento que hizo llegar al límite a mi esposa con su estrés acumulado. Ver a Irina desmayada me hizo sentir culpable, solo esperaba volver a ver esos hermosos ojos que me tienen idiotizado para así pedirle una disculpa aunque eso no solucionara nada. Pero al parecer quedará para después la disculpa ya que me toca jugar al gato y al ratón con el inútil del enchufado.

—¡Reaccionen!—nos grita Danil sacándonos de nuestro transe ya que al parecer Irina y yo estábamos metidos en nuestros pensamientos.

La veo levantarse y colocarse rápidamente unos Jean's, sus respectivos botines y jersey gris con capucha. Toma su arma rápidamente y ambos nos damos un asentimiento dándonos a entender que ambos sabemos lo que tenemos que hacer, la atraigo hacia mi para besarla sacándole un jadeo de sorpresa que me hace sonreír sobre su boca.

—Recuerda que te perseguiré—recuerdo.

—Pero si eso no es nuevo, tú siempre me has perseguido—dice haciéndome soltar una carcajada mientras cargo mi arma.

La veo irse por los pasillos buscando la salida, me coloco en marcha haciendo lo mismo tratando de buscar la salida de emergencia. Corro 24 pisos abajo con Danil pisándome los talones mientras buscamos por todo el estacionamiento mi auto. Decido manejar yo así que al ver mi McLaren subo haciéndole seña a mi escolta para que suba.

—¿Irina, me oyes?—. Hablo por la llamada activada que hice desde la pantalla del auto.

—Fuerte y claro.

—Sabes el camino y el plan pequeña, trataremos de perderlos y nos encontraremos a las afuera de Sicilia. Trataré de ir detrás de ti pero si las cosas se complican nos dispersamos.

—Entendido—dice—. Dimitri...—hago silencio para que continúe—. Te amo.

—Te amo pequeña y pienso cogerte hasta dejar ese pequeño coño hinchado—carcajea y yo sonrío porque es verdad.

Danil volteo los ojos y yo palmeo su hombro para dar por terminada la conversación y arrancar. Salimos del parking y acelero a todo lo que puedo, escuchó las sirenas detrás de nosotros pero aún así están un poco alejadas, Irina va delante en su Ferrari y tengo que aceptar que es la mejor conductora que he visto. Esquiva con rapidez y segura cada auto que se le atraviesa y yo no me quedo muy atrás ya que en menos de un segundo le sigo el paso. Las llantas de mi auto rechinan en el pavimento y eso para mi es una señal para acelerar, comienzan a salir patrullas de la nada por cada lugar que miro por el retrovisor.

—¡NOS ESTÁN PISANDO EL CULO, JODER!—grita Danil mientras dispara hacia las llantas de las patrullas tratando de hacer tiempo—. ¡ACELERA!

—¡NO ME DIGAS QUE TENGO QUE HACER CAPULLO!

—¡A ESTE RITMO QUE VAMOS NO PODRÁS DEJARLE HINCHADO EL COÑO A TU MUJER!

—¡DEJA DE HABLAR DEL COÑO DE MI MUJER, NO ME HAGAS ABRIR LA PUERTA Y TIRARTE!

Se calla y eso es música para mis oídos acelero, maldigo mentalmente a él enchufado de mierda que se empeña en atraparnos. La guerra nunca ha sido con la D.E.A, con el FSB ni el FBI, tampoco con el SVR. Siempre ha sido con la C.I.A y el pringado de Maximiliano pero si cree que me podrá agarrar esta muy equivocado.

Amor color carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora