CAPITULO 51

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Dimitri Volkov.

Ha pasado un mes desde que visitamos a mi madre y a decir verdad no me arrepiento de nada, nada ni nadie pondrá en riesgo la vida de mis hijos y la de mi mujer. Desde que murió mi padre mamá no ha sido la misma, odia a Irina sin razón alguna y a decir verdad odia a todo cosa que se mueva o persona que exista a excepción de mi, no quiero tenerla cerca, nunca lo quise y así será a de este mes.

Son más de las dos de la mañana y yo me encuentro calmando a Irina quien no deja de llorar porque tiene un antojo y le estoy explicando que es muy tarde para salir.

—Pequeña deja de llorar—limpio sus lágrimas para luego tocar su pequeño bulto en su vientre.

—Me estás llamando gorda—llora descontroladamente y parece absurdo pero odio ver a mi mujer llorar.

¿Por qué nadie me dijo que explicarle a una mujer embarazada que no es bueno para su salud comer pastel a las dos de la madrugada sería tan difícil?

—Nunca dije eso—contrataco—. Dije "es tarde para ir por un pastel"

—Es lo mismo—se acuesta de nuevo en la cama a seguir llorando.

—Nena—tomó su cara para que me mire—. Estás hermosa, me encantan el tamaño que tomaron tus senos, mierda... podría ahogarme en ellos y morir feliz. Me gusta verte así.

—¿Como? ¿Gorda?

Joder...

••••

Me encuentro en una tienda de 24horas buscando un jodido pastel de chocolate, no pensé que la madrugada de mi cumpleaños la fuera a pasar así, buscando un pastel para mi esposa cuando el cumpleañero soy yo.

Al llegar a la tienda voy a donde se encuentran los pasteles para tomar el que mejor pinta tenga. Voy a la caja y pago, la cajera se babea al verme ya que no es normal ver a un hombre tan hermoso como yo en pijama y a estas horas de la noche comprando un pastel de chocolate.

—Estoy casado, pecadora—le digo antes de irme y sacarle la lengua en modo de burla, camino hasta el auto para ponerme en mancha a la mansión.

Al llegar a la mansión encuentro a Irina dormida y sonrío, amo a mi mujer demonios, la amo con locura. Me recuesto a su lado para atraerla a mi y colocar mi mano en su vientre para así dormir.

Jadeo cuando siento como como mete mi miembro dentro de ella, salta sin parar, entre sueños la puedo escuchar gemir y jadear. Sus movimientos son tan duro pero suaves a la vez que siento como me tortura, tomo su cadera obligándola a moverse más rápido y la escuchó reír entre jadeos.

Gruño.

—¡Felicidades cumpleañero!—abro mis ojos y lo primero que veo son los hermosos senos de mi esposa, jodidamente llenos de leche y más grandes que nunca saltando sin parar, están rojizos por el frío que hace en esta temporada y no me importa llevármelos a la boca haciendo que mi esposa se mueva más rápido por el placer—. Si... así...

—Demonios... tendré que cumplir año más seguido—gimo cuando me besa con tantas ganas que me dejo sin aire—. Nena... siento tu coño empaparme.

Y no miento, sus fluidos me empapan mi regazo y me tiene tan duro que no tardaré mucho en correrme.

—Lo sé—sonríe sobre mi oído para luego morder mi lóbulo sensualmente haciéndome darnos la vuelta para ponerla de perrito—. Follame cumpleañero.

Son esas simples palabras las que me ponen como un lobo enjaulado, la tomo por la cintura entrando en ella tan duerme que sonrío al escucharla gritar.

—Mierda...

Amor color carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora