Capítulo 12

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POV Alexia

No aparté la mirada en ningún momento de la conversación que estaban teniendo Sara y su padre. Quería estar lista por si tenía que rescatarla de la situación.

- ¿Te has puesto modo novia defensiva? – dijo Noa acercándose a mí.

- ¿Novia? Yo no tengo novia – le dije nerviosa.

- Sé lo tuyo con Sara, me lo ha confesado – respiré aliviada, no quería actuar delante de ella – Sabes que podrían despedirla por esto, ¿no?

- Lo sé, pero no lo permitiría, me gusta mucho y la voy a proteger hasta no poder más.

- Me gusta que pienses así, pero ambas sabemos que si os pillan nadie los convencerá para dejarla quedarse en el puesto – no dije nada – Alexia, yo lo único que quiero es que ella sea feliz y, si tú la haces feliz, estaré dispuesta a aceptarte en la familia, pero si la echan por tu culpa...

- No lo permitiré – ella no dijo ninguna mentira, pero estaba dispuesta a arriesgar todo por estar con Sara. Me volví a fijar en Sara y en su padre. Se notaba que Sara estaba conteniendo su rabia – ¿te puedo preguntar algo?

- Claro.

- ¿Por qué se enfada tanto Sara con su padre? Sé que os abandonó para venirse aquí y que no la apoyó con lo de la lesión, pero ¿Por qué sigue tan enfadada con él?

- De pequeñas nos dejó con nuestra tía y luego con lo de lesión no llamó ni una sola vez y eso rompió el corazón de Sara. Estuvo años intentando llamar su atención, pero lo único que conseguía era pegarse contra una pared una y otra vez. Yo intenté ayudarla, pero por alguna razón siempre me daba las largas. Lo único que la rescató de esa monotonía fue su relación con Nico, pero al romper con él volvió a ser la "Sara enfadada con el mundo".

- Entiendo.

Giré mi cabeza a la dirección donde estaba Sara, la vi viniendo hacia mí.

- Nos podemos ir por favor – dijo intentando disimular el cabreo que tenía.

- Claro – dije yo y, al despedirme de todo el mundo, cogimos mi coche y nos fuimos a mi casa.

Al entrar en casa, Sara se fue directa al sofá. Yo la seguí y me senté a su lado. Sin esperar muchos segundos, se puso a llorar. Nunca la había visto así de mal.

-Suéltalo todo – dije al escuchar los sollozos que estaba echando. Me sentía muy mal, no quería que estuviera así.

Estuvimos varios minutos así hasta que paró de llorar. Cogí un par de paquetes de pañuelos para poder quitarle toda el agua que tenía en los ojos. Le empecé a quitar el agua y ella me empezó a mirar.

- Ale, no hace falta que hagas esto.

- Lo sé, pero lo quiero hacer – seguí limpiándole la cara y le quité todo el maquillaje que llevaba para que se sintiera más cómoda. Se quedó pensativa y eso me preocupaba. Noté que quiso decirme algo, pero logré adelantarme – Una cosa, no me tienes que contar algo que no me quieres contar.

- Lo sé, pero siento que necesitas una explicación y la verdad es que no me vendría mal soltar lo que llevo dentro – asentí, me puse seria y empezó a hablar – Como ya te conté, mi padre nos abandonó con mi tía cuando tenía 10. Yo desde siempre le he apreciado, tenía a un exfutbolista como padre y mentor, pero nunca recibí la atención que quería. Me apuntó a futbol porque no era nada para él, seguí jugando después de su marcha porque pensaba que si triunfaba en algo en la vida tendría su atención. Nunca vino a ver ningún partido, ni siquiera me felicitó cuando le llamé unas cien veces para decirle que debutaría en primera – empezó a llorar y yo la abracé – Lo peor vino cuando me lesioné, no recibí ninguna llamada para preguntarme que tal estaba. Eso hizo que creara un odio hacia él que sigue dentro de mí.

- Lo siento mucho Sara...

- Me rompió el corazón, pero durante toda mi vida he sentido que mi hermana era la mimada y yo el accidente que nunca debió haber nacido.

- Sara, eso no es verdad, tu hermana te quiere y mucho.

- Sé que me quiere, pero siempre será la favorita de mi padre y yo seré la que mató a su mujer. Eso nunca lo olvidaré.

- Sara – nos separamos del abrazo – Tú no mataste a nadie. Tu madre murió por alguna complicación en el parto, pero no te puedes culpar porque no fue tu culpa.

- Pues mi padre no dice lo mismo. A veces quisiera desaparecer y borrar mi mente para jamás recordar la basura tan asquerosa que soy.

- ¡Tú no mataste a nadie! Tu padre es un imbécil egoísta que prefiere a su trabajo antes que a su familia, no le debes nada. Además, es él el que debería de estar enfadado consigo mismo – me miro raro al no entender lo que quería decir – Eres una persona increíble, alegre, maja, guapa y perfecta. Si yo fuera él estaría molesto porque perdió la oportunidad de conocerte. Me siento muy afortunada de estar a tu lado, de poder abrazarte y poder vivir momentos contigo. Eres la persona con la que quiero pasar los días, la persona que quiero que me guíe en aventuras que ninguna de las dos olvidará, la persona que me animará en cada partido sea desde el banquillo o desde la grada. Eres la persona que quiero a mi lado en los mejores y en los peores momentos porque haces que salga la mejor versión de mí. En poco tiempo te he cogido mucho cariño y quiero que seas parte de mi vida, al igual que yo quiero ser parte de la tuya – la miré y tenía los ojos llorosos al igual que yo.

- Yo también te he cogido mucho cariño en muy poco tiempo. Pensé que después de Nico no volvería a sentirme así, pero me ha pasado y me alegra que haya sido contigo.

Sus palabras me dieron ganas de llorar. Me acerqué a sus labios para dejarle un pequeño beso, pero ella me empezó a besar con más intensidad. Yo me separé porque no quería forzarla a hacer nada que no quisiese.

- ¿Estás segura de lo que quieres hacer? – ella me miró segura.

- Tú ganas – jadeó en mi oído y yo la miré sin entender lo que me quería decir – la última vez, te dije que quería ir despacio, pero tú ganas. Lo único que quiero es que me hagas tuya esta noche, nada más. Haré lo que quieras, cuando quieras. ¿Me harás tuya? – yo no dije nada.

Me volvió a besar y se subió encima de mí. Yo la cogí de la cintura para que estuviese más cerca de mí. Después de sus palabras y de su sinceridad, lo único que podía hacer es que aquella noche fuera una noche inolvidable.

- No me has respondido – dijo al separarse – Te lo voy a volver a preguntar... ¿Me harás tuya esta noche?

- Todas las noches que quieras.

Te lo voy a volver a preguntar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora