Capítulo 9

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POV Sara

Por fin llegó. El último partido de la temporada era hoy. Me desperté a las 8 para hacer algunos ejercicios. No tenía la obligación de ejercitarme, pero me gustaba hacer ejercicio, me hacía sentir bien. Era una costumbre que tenía desde hace años. Cuando terminé fui a la cocina a comer algo y aproveché para despertar a Noa.

- Noa, te has quedado dormida – ella hizo un ruido raro – vas a llegar tarde si no te levantas ya.

- Sara deja de ser una aguafiestas – dijo mientras se tapaba con la almohada – aún tengo tiempo.

- Son las 9 y en una hora tenemos que estar en el campo, conociéndote puedo decir que no llegas ni de coña.

- ¿Quieres apostar? – no contesté – no quieres apostar porque sabes que ganaría.

Salí de la habitación para ducharme y cambiarme de ropa.

- ¿Sabes qué? – dijo al verme salir de mi habitación – Conoces a mi amiga Andrea, ¿verdad?

- La que trabaja en el periódico raro ese, ¿no?

- Sí, últimamente está superpesada. Está superenamorada de Alexia y no para de hablar de ella – giré mi cabeza para mirarla con una cara de sorpresa – Lo peor es que dice que Alexia está con alguien y que sabe quién es...

- ¿¿Cómo?? – dije yo exaltada - ¿¿Quién??

- No lo sé, pero seguramente será una de sus inventadas para llamar la atención. A esa persona le importan más los cotilleos que el propio futbol... - al mirarme, se quedó extrañada. Yo me quedé con una cara de preocupación. ¿Acaso la Andrea esa estaba hablando de mí? Es imposible Alexia y yo solo hemos mantenido contacto totalmente profesional ante los demás... ¿Habrá tenido algo más con alguien mientras nos conocíamos? Las inseguridades cogieron el control de mi cabeza.

- Sara... ¿Hay alguien en casa? ¡Tierra llamando a Sara! – me sacó de mi paranoia mental - ¿Estás bien?

- Sí... - intente disimular – solo estoy cansada. Bueno, ¿vamos hacia el estadio?

- Claro, pero espera un momento – cogió algunas cosas que necesitaba – ¿Segura que estás bien? Últimamente, no te he visto mucho por casa.

- Sí, tranquila.

- Acaso... ¿Te has echado novio? – dijo con una cara orgullosa.

- No... Como voy a tener pareja, acabo de llegar a la ciudad.

- Cariño, llevas casi dos meses, es el tiempo suficiente para empezar algo con alguien.

- A ¿sí? Entonces repíteme, ¿Cuántos años has estado en esta ciudad?

- Siete años

- Y ¿cuántas novias te has echado?... A sí, ninguna – empecé a reírme y ella rodó los ojos – pero últimamente te estoy viendo mucho con esa del club, la entrenadora de porteras ¿Cómo se llama?

- No te importa – dijo queriendo cambiar de tema – además estábamos hablando de ti.

- Pero también podríamos hablar de ti... Creo que se llamada Judit, ¿verdad? - no me hizo caso – Y, por cierto, te recuerdo que soy bi, puede ser que me haya echado novia – giró su cabeza de golpe para mirarme – pero no es el caso.

Vi claramente cómo ponía una cara de decepción ante mi respuesta y yo me empecé a reír.

Al llegar al estadio, me junté con Jordi y empezamos a hacer las bolsas por si teníamos que salir al campo. Cuando faltaba una hora para el partido, salimos y acomodamos todo en el banquillo para que nada molestara.

Yo me coloqué en el túnel esperando a la salida de las jugadoras. Todas me saludaron al salir al campo. Alexia fue la última en salir y nos miramos con una sonrisa en la cara. Tenía claro que me gustaba, pero ¿hasta dónde podía llegar con ella? Jordi empezó a dirigir el calentamiento. Hubo un momento que tuve que acercarme al banquillo.

- ¿Has visto a la nueva fisio? – escuché que le decía una fan a otra.

- Sí, está cañón – al escuchar el comentario no pude evitar sonrojarme – pero me han dicho que tiene novia.

- Pues qué pena, ¿piensas que puede haber tenido algo con alguna jugadora?

- He leído que es muy cercana con Alexia y con las de la enfermería...

Decidí alejarme del banquillo para evitar escuchar más esa conversación que me estaba incomodando. Al terminar todo el calentamiento, las chicas se acercaron dónde estaba yo para poder hidratarse. Alexia cogió su botella y se puso a mi lado.

- Hola – dijo sonriente mientras bebía el líquido de una de las botellas.

- Hola – dije yo sonriéndole de vuelta.

De repente se giró y me abrazó. Yo me quedé sorprendida, estábamos delante de mogollón de gente, no pude evitar ponerme roja. No era una cosa que Alexia haría, ella solía ser más discreta, pero lo hizo, así sin más.

- Gracias por lo del otro día, me gustó mucho el poder conocerte más – dijo soltándome.

- Gracias a ti también por dejarme quedarme en tu casa – la miré durante unos segundos – pero deja de pensar en eso ahora y concéntrate que tienes que ganar un partido.

- Lo sé, pero solo te quería decir que me encantaría repetir – yo me quede paralizada sin saber qué decir.

- Claro... Cuando quieras – dije al final y se fue hacia los vestuarios para recibir la última instrucciones.

Cuando el partido finalizó, todas las jugadoras tenían una sonrisa. Habían terminado la temporada con pleno de victorias en liga, solo habían perdido dos partidos en Champions. Eso no lo había logrado ningún club antes en toda la historia del futbol femenino. Antes de poder irme a casa, Xavi Puig, el responsable del equipo femenino del Barça, me llamo a su despacho. Sabía perfectamente por qué me llamaba.

- Buenas, Sara, siéntate por favor. Qué buen partido han hecho las chicas, ¿no? ¿Qué tal las has visto?

- Muy bien, es espectacular su estado físico a estas alturas de la temporada.

- Eso es gracias al trabajo que habéis hecho entre Jordi y tú.

- No es para tanto, las chicas han estado muy motivadas y, por lo menos, en lo poco que he estado en este puesto, he aprendido mucho de ellas no solo en el trabajo, también personalmente.

- Me alegro, pero tenemos que hablar sobre tu contrato. Andreu, tu padre, nos salvó la vida cuando te llamó – bajé la cabeza al escuchar esas palabras. Pintaban a mi padre como un héroe cuando en realidad no lo era – y la verdad es que has mejorado mucho el rendimiento de las jugadoras de las convocables. Han terminan la temporada un poco desgastadas, pero has ayudado mucho. Con las lesionadas, más de lo mismo, has logrado que su etapa de recuperación sea más corta.

- Muchas gracias – dije sonriendo.

- Por eso mismo te queremos proponer un contrato indefinido – mi sonrisa era de oreja a oreja.

- Muchísimas gracias, de verdad.

- Gracias a ti – se levantó cogiendo los papeles del contrato. Yo los firmé y nos dimos un apretón de manos – bueno, y ahora a disfrutar de la cena de mañana que os lo merecéis y, si no te veo más, pásalo bien en tus vacaciones.

- Igualmente – me levanté con euforia y me fui a darle la noticia a mi hermana.

Te lo voy a volver a preguntar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora