Capítulo 23

2.8K 173 1
                                    

POV Sara

Había llegado ya el día. Estaba nerviosa, no lo voy a negar. Ya conocía de vista a la madre y a la hermana de Alexia, pero nunca habíamos quedado para ir a comer. Alexia y yo ya habíamos estado saliendo algunos meses, pero, entre la lesión y toda la dependencia que eso suponía, solamente habíamos hablado por teléfono. Yo, prácticamente, vivía en su casa. Alexia está en uno de sus mejores momentos de la recuperación. Ya puede caminar sin muletas y está batiendo todos los récords de recuperación. Está intentando ser la mejor recuperadora posible y lo está logrando.

- Sara, vamos a llegar tarde – me dijo entrando en la habitación.

- Ale, tranquila, no vamos tan tarde.

- Tarde, es tarde y mi madre odia cuando no llego a la hora.

- Tú nunca llegas tarde – empecé a reírme y ella rodó los ojos.

- Como quieras, pero si llegamos tarde te voy a echar la culpa y tendrás un mal comienzo con mi madre – dijo saliendo de la habitación.

No tarde mucho más y nos subimos al coche. Estaba nerviosa. Presencialmente, había hablado una vez con ella en aquel hospital en Londres, pero nunca me había presentado ante ella como novia de Alexia. Ale notó que estaba nerviosa.

-Eh... - me llamó la atención – no te pongas nerviosa.

- No es tan fácil.

- Es solo mi madre, no te tienes que preocupar.

- Solo tu madre... Eso me tranquiliza aún más – dije irónica y nos empezamos a reír.

- Sé cómo eres y sé que les vas a caer bien – dijo acariciando mi mejilla con la mano libre que tenía. Yo la sonreí.

Al de pocos minutos llegamos a la casa.

-Ale... - dijo la hermana de la rubia al verla – Tienes que venir más veces a visitarnos.

- Sí, quieres que conduzca con la rodilla mal, ¿no?

- No, pero podrías haber pedido chofer – en este momento se dio cuenta de mi presencia – Hola, eres Sara, ¿no? No sé si te acuerdas de mí, nos vimos en el hospital.

- Sí, me acuerdo de ti.

- Pues ya que es la primera vez que nos conocemos oficialmente... Encantada, yo soy Alba – se acercó para darme dos besos y un abrazo.

- Alba, déjala... - nos separó Alexia – No la atosigues – la hermana rodó los ojos.

Entramos a la casa, era una casa pequeña, pero bonita.

- Hola, soy Eli – me dio la mano – la madre de Alexia.

- Encantada, yo soy Sara.

- Oh, querida, sabemos perfectamente quién eres... - mire a Ale sin entender nada, pero ella estaba roja – Alexia no ha parado de hablar de ti durante los últimos meses.

- ¿En serio? – pregunté coqueta mientas, le pegaba pequeños golpecitos. Ella no decía nada.

- Ale, ¿por qué te pones tan roja, eh? – empezó su hermana – veo que has elegido bien a tu novia, me gusta que te tome el pelo – no pude evitar sonreír.

Estuvimos hablando durante toda la tarde. Mi momento favorito fue cuando Eli me empezó a enseñar fotos de cuando Alexia era pequeña. No podía ser más mona. Yo se lo decía todo el rato, pero lo único que hizo fue ponerse cada vez más roja y avergonzarse.

Al volver al coche yo estaba tranquila y feliz.

- Ya te he dicho que te iban a caer bien – me miró – y tú también les has caído bien.

- Y ¿Cómo lo sabes? – la miré feliz – lo único que has hecho es ponerte roja y avergonzarte.

- Si no le hubieras caído bien a mi madre, no te hubiera enseñado mis fotos de pequeña.

- Que, por cierto, eras una monada...

- Tampoco es para tanto.

- Tan guapa como ahora – nos miramos embobadas.

Había sido un gran día. Había conocido a su madre y su hermana y había visto la faceta de la Alexia vergonzosa. Nunca me habría imaginado ver esta faceta en ella, pero hizo que me enamorara más de ella.

Te lo voy a volver a preguntar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora