Capítulo 14

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POV Sara

Me desperté agotada. Lo habíamos hecho, no me lo podía creer. Después del día de ayer, lo único que quería es sentirla lo más cerca posible de mí. Sé que fui yo quien le pidió que fuésemos despacio, pero, después de todas las cosas que nos dijimos, no pude evitarlo. Necesitaba hacerla mía y fue exactamente lo que pasó.

La estuve mirando durante un rato cómo dormía. Estábamos las dos desnudas en esa cama abrazadas, imposible estar más cómodas. Ella, después de hacer un movimiento, se despertó.

- Buenos días – dijo mirándome con una voz que me enamoró – ¿has dormido bien?

- Mejor que nunca – dije yo mirándola con una cara embobada mientras la acercaba más a mí – Ha sido una de las mejores noches de mi vida.

- De la mía también – me besó en la frente y me empezó a hacer caricias en la cabeza.

- Sé que puede ser un momento un poco raro para preguntarte esto, pero ¿me podrías decir algo en euskera?

- En serio, quieres que ahora te hable en euskera.

- ¡Por favor! – ella empezó a hacer pucheros y tuve que aceptar.

- Nire galbidea (Mi perdición).

- ¿Qué significa? – me miró curiosa.

- Es lo que serás para mí...

Junté nuestros labios creando un momento precioso. Sus ojos brillaban y su sonrisa me enamoraba; era preciosa, perfecta.

- Me gustas mucho Sara... Me gustas tanto que podría mirarte a los ojos un día entero sin decir una sola palabra.

- Pues ya somos dos – sonreí y me acerqué quedándome a centímetros de sus labios – Eres la persona que con su mirada les ha devuelto el brillo a mis ojos.

Junté nuestros labios. Pero me tuve que levantar porque sabía que, a pesar de que estaba muy cómoda, no podría quedarme con ella todo el día en la cama.

- No te vayas... - se quejó abrazando mi espalda.

- Yo tampoco me quiero ir, pero tengo que ir a trabajar. Tú puede ser que hayas terminado la temporada, pero yo tengo una semana más de trabajo – ella asintió - ¿Me dejas ducharme?

- No hace falta que me lo preguntes; recuerda, estás en tu casa – no pude evitar sonreír y le di un pico. Cuando me levanté me dio una cachetada. Yo la miré sorprendida – no me mires así, venga vete a la ducha que al final llegarás tarde.

Me duché y cogí la misma camiseta del Barça que utilicé la última vez que estuve en su casa.

- ¿Me podrías dejar algo de ropa? Es que la única cosa que tengo es el vestido y como que no me apetece ir a trabajar con el mismo vestido con el que fui a la cena ayer... - dije yo irónica, ella se empezó a reír.

- Claro, te sacaré un chándal del club para que puedas ir a hacer tus masajitos.

- No sabía que mi profesión tratara en hacer masajitos – me acerqué a ella mientras manteníamos contacto visual.

- ¿A no? ¿Y qué se supone que hacéis, pues? – me siguió el rollo y nos acercamos hasta estar cara a cara a unos pocos centímetros.

- ¿Lo de ayer no te quedó claro? Froté, presioné y golpeé. Me parece raro que no te dieses cuenta, tú siempre te fijas en esas cosas, por lo menos en el fútbol. Utilicé mis movimientos estrella sola y exclusivamente para ti – la miré con cara coqueta mientras pasaba mi lengua sobre mis labios.

Ella no pudo aguantar más y me empezó a besar.

- Me gustas mucho – dijo entre besos.

- Tú también me gustas mucho.

- Te puedo preguntar una cosa – yo asentí – sé que no llevamos mucho tiempo, pero me has hecho que creyera otra vez en el amor, así que te lo voy a preguntar, ¿quieres ser mi novia?

- Sería un placer, mi reina – nos besamos en un beso tierno y suave.

Te lo voy a volver a preguntar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora