Capítulo 22

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POV Alexia

Las últimas semanas no han sido muy estresantes. Normalmente en agosto empieza la pretemporada y empieza el estrés, pero, este año, por todo lo de la lesión, estoy más tranquila. Igual es porque tengo a Sara a mi lado, pero es una sensación que nunca he tenido y la verdad es que no me disgusta. Aunque echo mucho de menos el poder jugar.

Mi recuperación va increíble. Ya no necesitaba la ayuda de las muletas para andar y ya no era tan dependiente. Desde hace un par de semanas he empezado a hacer ejercicios en la piscina y noto que empiezo a evolucionar. Además, Sara me dice que estoy rompiendo los tiempos y que nunca lo había visto antes. Noto como poco a poco vuelvo a ser yo misma, pero echo de menos el sentirme futbolista y el estar sobre el terreno de juego con mis botas.

- Eso es Ale... Muy bien – estábamos haciendo el último ejercicio en el gimnasio de la ciudad deportiva – Eres una bestia, dios.

- Como quema el puto lactato, dios – me empecé a quejar mientras intentaba recuperar la respiración.

- Es espectacular como estas recortando los tiempos, nunca había visto estos números – dijo ella mirando algunas hojas – eres la mejor.

- Bueno, eso está por debatir – me miro mientras rodaba los ojos.

- Ya hemos hablado de eso – se acercó a mí – siempre serás la mejor, aunque tú no te lo creas.

- Haber repítemelo ¿Para quién soy la mejor? – dije coqueta.

- ¿En serio me lo preguntas? – dijo sabiendo lo que tramaba – Para mí, mi amor. Siempre serás la mejor para mí.

Cerró el espacio que había entre nosotras, fue un beso suave.

- Por favor, no lo hagáis aquí – dijo Jana al entrar con Jordi por la puerta del gimnasio.

- No lo íbamos a hacer, solo nos estábamos besando – le dijo Sara obviando la situación.

- Menos mal, pero no se come delante de los pobres.

- Jana no mientas, todos sabemos que tienes novia – dije mientras todos nos reíamos excepto ella.

- Vale, sí, pero no lo hagáis por favor que este es un espacio compartido.

- Tranquila, no vamos a hacer nada – dijo Sara al empezar a recoger las cosas para irnos – Compañero, ¿me ayudas a recoger estas pesas?

- Claro – dijo Jordi acercándose a donde estaba Sara.

- Novia mía... - dije haciendo que pusiera una cara rara – voy a ducharme, te espero en el coche.

- Para empezar, no eres Lorca, así que no hables así y, por lo segundo, no tardes.

No tardé mucho en cambiarme y fui al aparcamiento. Ahí estaba ella con un chándal que le marcaba un cuerpo espectacular.

- ¿Qué tal, guapa? ¿Te llevo a alguna parte? – le dije subiéndome al coche

- Claro... ¿Qué tal a tu casa?

- Qué directa... Pero sus deseos son órdenes para mí – empecé a conducir. Prácticamente, vivía en mi casa.

Empezamos a reírnos durante el trayecto hasta que el ambiente se puso más serio.

- ¿Sabes qué? – la miré un segundo – Voy a echar de menos el trabajar en el club. Está siendo una experiencia espectacular y me da pena que se termine.

Yo no dije nada, ya que no le había dicho nada de lo de los 300 días. La junta había aceptado mi propuesta, así que si lograba debutar antes de cumplir los 300 días, Sara recuperaría su puesto.

- No sabes si al final de todo esto volverás o no – le sugerí yo.

- Alexia, la junta me lo dejó claro. Cuando te recuperes, yo me voy a la puta calle.

- Bueno... Eso ya lo veremos – me miró sabiendo que estaba trabando algo.

- Lo que sea que estés tramando ni se te ocurra hacerlo.

- No estoy tramando nada.

- Ya claro y yo soy guiri, no te jode. Pero si no me lo quieres contar es tu problema – no dije nada más y decidí cambiar de tema.

- ¿Has decidido algo sobre lo de tu padre?

- Supongo que le daré una última oportunidad, pero si hace algo... Por cierto, hablando de padres, ¿cuándo era la comida con tu madre y tu hermana?

- El sábado – dije yo mientras aparcaba mi coche – ¿Sabes qué? Se me hace muy raro eso de no tener que hacer nada un fin de semana.

- ¿Por?

- Antes mis fines de semana trataban en viajar, concentraciones en hoteles y partidos. Pero ahora no sé qué hacer. ¿Qué se hacen los fines de semana? – mi comentario hizo que Sara se empezara a reír.

- En serio me lo estás diciendo – yo asentí – Pues en un fin de semana se pueden hacer muchas cosas, por ejemplo, salir con tu novia a cenar a alguna parte.

- ¿Me estás pidiendo salir a cenar por ahí?

- ¿Te gustaría? – asentí y me acerqué para juntar nuestros labios.

Nunca habíamos salido en plan cita antes y la verdad es que me hizo ilusión cuando me lo pidió.

Te lo voy a volver a preguntar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora