POV Sara
Me desperté pronto, ya que me habían llamado los del club para hablar sobre la propuesta. Decidí ir un poco más elegante de lo normal, porque la última vez que fui, pasé vergüenza al estar rodeada de personas trajeadas y luego estaba yo en chándal.
- ¿Por qué te has puesto esa ropa? No tienes que ir en chándal – me dijo mi hermana al ver lo que llevaba puesto.
- Tengo reunión con alguien de la junta...
- ¿De la junta?
- Sí – me miró extrañada – en serio, ¿no te has enterado? Trabajas 24/7 en redes y no te has enterado, es flipante lo tuyo.
- ¿De qué?
- Alexia y yo hemos hecho público lo nuestro.
- ¿CÓMO? – dijo haciendo que lo que estaba comiendo se cayera al suelo – pero tú estás tonta. Sabes que te llaman para despedirte, ¿verdad?
- Eso ya lo han hecho.
- ¿Y POR QUÉ NO ME LO HAS DICHO?
- Porque no quería que te pusieras así y porque no quiero que vayas a darle la charla a Ale.
- Claro que lo voy a hacer...
- Ni se te ocurra – dije yo frenándola – lo estoy arreglando y no me voy a quedar sin trabajo.
- ¿Por eso tienes que ir a hablar con la junta? – yo asentí – pues te aviso que, si no aceptan lo que les hayas pedido, iré a casa de Putellas y le pegaré una paliza. Y me da igual que esté lesionada de gravedad – yo rodé mis ojos y ella se tomó un último sorbo de su café.
Me dirigí a la sala de reuniones. Pensaba que Puig se reuniría conmigo, pero me encontré con la última persona que quería ver, mi padre.
- Sara, pasa – yo entré en la sala con los brazos cruzados y me senté en una silla – estoy aquí como portavoz de la junta.
- Y ¿por qué tú?
- Me he presentado voluntario, quería hablar contigo sobre varias cosas.
- Pues yo solo quiero hablar de una cosa, mi propuesta.
- Y hablaremos de ella... Pero, antes, te quiero preguntar... ¿Desde cuándo eres lesbiana? ¿Estás enamorada de Putellas? – yo me empecé a reír ante su pregunta.
- Ah, ya veo, llevas años sin querer saber nada sobre mí y de repente te intereso... Pues lo siento mucho, pero ya no quiero un padre – pude notar como su cara cambiaba.
- Sara, lo siento... necesitaba tiempo. Cuando pasó lo de tu madre, una parte de mí murió con ella, y necesitaba tiempo para poder pasar página. Con vosotras a mi lado era imposible, ya que me recordabais mucho a ella... Sobre todo tú. Por eso acepté este puesto y me fui. Yo siempre os he querido y siempre os querré, solamente, necesitaba tiempo.
- No, necesitabas una excusa – resoplé – Mira, sé que es duro luchar con tu cabeza, pero en la vida no solo estáis tus pensamientos y tú. Hay más gente a las que afectan tus decisiones. Y los errores no quitan el daño que haces.
- Sara, necesitaba pensar...
- Y yo necesitaba a mi padre – le corté – pero aquí estoy... Delante de una persona que no vino ni a un solo partido, que no me llamó para felicitarme por tener la oportunidad de debutar en primera y que ni siquiera me llamó para saber mi estado al lesionarme de cruzado... Para qué tener un padre así.
- Lo sé y lo siento. Me arrepiento de no haber hecho nada de esas cosas, pero, quiero cambiar, por eso te ofrecí el trabajo. Quiero ser el padre que no fui, quiero apoyarte en tus decisiones, quiero ayudarte en lo que quieras... Hasta sería capaz de amenazar a tus ligues para que no te hagan daño.
- Eso último ya lo hace Noa, no quiero que más personas amenacen a Alexia – empezó a sonreír.
- Quiero que me des una última oportunidad. Si no quieres saber nada más sobre mí, no volveré a hablarte. Pero, si me das una oportunidad, no la desaprovecharé.
Yo bajé mi cabeza, una parte de mí quería decirle que quería de vuelta a mi padre, pero todo el odio que sentía hacia él me lo impedía.
- Me lo pensaré – se le iluminaron los ojos, ya que no era un no definitivo – pero ¿podemos volver a lo de mi trabajo?
- Claro, perdón – cogió unos papeles y empezó a buscar algo – la junta acepta tu propuesta de ser únicamente la fisio personal de la señorita Putellas – no pude evitar celebrarlo – Podrás utilizar las instalaciones del club y tu salario será la mitad.
- Es justo – me levanté para firmar las hojas y me iba a ir, pero me paré en la puerta – y no – puso cara de no entender – Soy bisexual. Y sí, estoy enamorada de Alexia.
- Me alegra que te haga feliz.
Pude notar como sonrió y decidí marcharme. Estaba feliz porque aceptaron la propuesta, pero no podía dejar de pensar lo que me había propuesto él. ¿Debería decirle que no? O ¿Debería darle una última oportunidad?
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Te lo voy a volver a preguntar...
RomanceSara es una fisio cuya hermana trabaja en el FCB como CM del equipo femenino. Un partido, una cena y una mirada cambian su vida y decide aceptar ir a vivir a Barcelona. Ahí se encontrará con un pasado que la traumó, un presente que la apoya hasta la...