POV Alexia
Terminaron rápido mis primeras vacaciones. Me lo pasé muy bien y pude coger fuerzas para ir a la selección con muchas ganas. Y sí, me teñí el pelo de color rosa. Sara reaccionó con sorpresa, pero le hizo mucha gracia. La verdad es que no me queda mal este color de pelo.
Pero me tengo que concentrar en lo importante. El mundial se celebraría este verano y mi gran objetivo era ganarlo.
Al llegar a Barcelona, me junté con mis compañeras del Barça que también vendrían a Australia.
- ¿Qué tal las vacaciones Ale? – dijo Codina cogiendo las maletas para entrar en el bus – Me han dicho que os lo habéis pasado demasiado bien...
- No lo voy a desmentir – dije orgullosa – han sido unas buenas vacaciones, pero ahora a centrarnos en esto.
- Aguafiestas... Me dará pena no ver a Sara por la ciudad deportiva la temporada que viene – dijo Salma.
- A mí también, pero tengo una pregunta: ¿Cómo te ha dejado Sara hacerte eso en el pelo? – dijo Codi al ver mi pelo rosa.
- Fue un reto, si ganábamos la Champions me lo teñía así que... Pero no pienso que me quede mal.
- No, si te queda de locos.
- ¿Quién es Sara? ¿De qué me suena el nombre? – dijo Ona sin enterarse de nada.
- Claro, tú no la conoces – dijo Paredes – Sara es la novia de Ale y era la fisio del equipo...
- ¿Era?
- Supuestamente las relaciones entre jugadoras y staff no están permitidas – dije seria – nos pillaron y la echaron del club, pero hemos logrado ser felices, así que...
- Vendrá a algún partido, ¿no? – dijo Codina un poco triste – Quiero que me enseñe euskera.
- Claro que vendrá. Seguirá viviendo en Barcelona y vendrá a todos los partidos para animarnos - todas sonrieron ante mi respuesta – pero Codi lo del euskera yo lo dejaría.
- Ya, es un idioma muy complicado.
Junio y las primeras semanas de julio pasaron rápidamente. Así que ya nos dirigíamos hacia Australia para jugar el mundial. Teníamos una fase de grupo muy asequible. Estaban: Zambia, Costa Rica y Japón. Rivales con los que no deberíamos tener mucha complicación. Pero eso era en la teoría en la práctica no nos salió tan bien. Los partidos contra Costa Rica y Zambia estuvieron bien. Tuvimos la posesión casi todo el tiempo y terminamos con goleadas. Pero el partido contra Japón no fue tan fácil como pensábamos. Nos ganaron 4-0, por eso pasábamos como segundas de grupo a los octavos.
La ronda de octavos era más complicada. Nos tendríamos que enfrentar a Suiza. Ana jugaba en esta selección y conocía muy bien sus tácticas de juego. Pudimos levantarnos tras la derrota contra Japón y pudimos ganar este partido, aunque hubo varios fallos en el aspecto técnico. Nuestro siguiente contrincante sería la gran selección de Países Bajos. Las del equipo estaban bastante tranquilas, pero yo no lo estaba. Nunca te puedes fiar de una selección como la de Países Bajos. Roord, Martens y Esmee Brugts estaban haciendo un mundial espectacular y sería complicado competir contra ellas. Un gol de Salma en la prórroga nos metió en las semis. Por primera vez la historia habíamos pasado a semis y nos convertíamos en una de las 4 mejores selecciones del mundo.
El partido se semis iba a ser si o si nuestro último partido en Nueva Zelanda. Jugábamos contra Suecia, sí la Suecia de Rölfo y compañía. La misma selección que eliminó a Estados Unido y Japón en las fases anteriores. Iba a ser un partido duro, y lo fue, pero logramos remontar el partido en los últimos minutos con goles de Salma y Olga.
Y lo logramos, nos plantamos en la final del Mundial femenino de futbol. Tendríamos que enfrentarnos a Inglaterra en Australia. La misma selección que nos eliminó hace un año en el europeo, la actual campeona de esa misma competición y una de las mejores selecciones del mundo. Es cierto, que España perdió contra esta selección, pero esta Inglaterra era un equipo con grandes bajas.
El día antes del partido, tuvimos unas horas libres, así que Sara vino al hotel para poder pasar la tarde juntas.
- ¿Estas segura que quieres estar conmigo y no en el gimnasio? – dijo al ver que mi cabeza estaba en otra parte.
- ¿Por qué dices eso? – la miré sorprendida.
- Tienes tu mente en otro lado y yo diría que estás pensando en mañana.
- Lo siento, no puedo parar de pensar en que no podemos fallar.
- Alexia, ganaréis – dijo agarrando mi cabeza para que la mirara a sus ojos – no tienen el mismo equipo que el año pasado.
- Nosotras tampoco tenemos el mismo equipo.
- Pero aun tenéis posibilidades de ganar.
- Es verdad que ahora no tienen a Mead ni a Williamson, pero siguen teniendo a Russo, Toone o a Kelly.
- Ale y vosotras tenéis a Aitana, Irene, Jenni... Es verdad, irán a muerte, pero porque es el último mundial de Lucy y ella lo quiere ganar.
- Por eso estoy tensa... - desvié mi mirada.
- Ale, mírame – la miré otra vez – Sé que quieres ganar, pero no depende solo de ti. Depende de otras 21 personas que estarán contigo sobre el campo. Así que no te comas la cabeza.
- Eso si Vilda me saca de titular... - me miró con cara amenazante - Lo siento, no puedo ser tan negativa.
- No te preocupes, me estoy acostumbrando... – sonrió y me acerqué para darle un pequeño beso.
- Sabes que – me miro curiosa – te miro y pienso que tuve muchísima suerte en haber encontrado a alguien tan increíble como tú.
- Pues ya somos dos – se acercó para volver a juntar nuestros labios.
El día del partido fue muy tenso. Se notaba en el ambiente que había un título en juego. Ninguna de las selecciones nunca había avanzado tanto en una competición importante y eso lo hacía histórico, pero ahora teníamos que enfrentarnos al rival que nos eliminó en la eurocopa.
Y pasó. Lo que llevaba queriendo desde que empecé en la selección, pasó. 8 años de lucha. Nuestro tercer mundial. La lucha de muchas generaciones del futbol femenino español. Lo logramos. Ganamos el partido y nos convertimos en campeonas del mundo
Después del partido, empecé a llorar. Me acerqué a donde estaban Jenni e Irene.
-Chicas... Lo hemos logrado – dije emocionada – Después de todo lo que hemos luchado, somos campeonas del mundo.
Nos abrazamos las tres. Fue un abrazo que simbolizaba todos los años que habíamos jugado juntas. Después de recoger las medallas, me acerqué a la grada donde estaba Sara. No pude evitar que se me cayeran las lágrimas de los ojos. La abracé como nunca.
- Amor – me decía a la oreja – lo habéis logrado.
- Somos campeonas...
- Campeonas – dijo quitándome las lágrimas que al final me salieron – te lo mereces, por todo lo que has luchado, no solo los últimos años, sino también por todo lo de este año.
- No lo podría haber logrado sin ti.
- Ale, todo esto lo has logrado tú, te lo he dicho muchas veces, pero es que es verdad... Eres la mejor.
- Somos las mejores.
- Y siempre lo seremos
La volví a abrazar. Sara fue una persona que entró en mi vida en un momento importante. Estaba en mi mejor momento. Perdimos aquella final de Champions y estuvo a mi lado. Me lesioné y se quedó conmigo a pesar de nuestras peleas. Estuvo conmigo en mi recuperación. En mi redebut y estaba feliz porque sin ella no podría haber llegado hasta aquí. Sin ella yo no podría ser campeona del mundo.
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Te lo voy a volver a preguntar...
RomanceSara es una fisio cuya hermana trabaja en el FCB como CM del equipo femenino. Un partido, una cena y una mirada cambian su vida y decide aceptar ir a vivir a Barcelona. Ahí se encontrará con un pasado que la traumó, un presente que la apoya hasta la...