Capítulo 38

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POV Sara

El mundial fue muy intenso para todos. Ganaron el mundial, pero yo sabía que Ale no estaba del todo bien ya que no fue tan protagonista como hubiera querido ser. Peor que se le va a hacer, acaba de salir de la lesión más complicada del futbol así que era muy complicado llegar a ser titular en todos los partidos.

Para sacarla de la euforia que tuvieron que vivir los siguientes días, decidí traérmela a Euskadi a pasar algunos días. Quería visitar a mi familia y podía aprovechar el viaje para que Ale pudiera desconectar un poco antes de empezar la pretemporada en Mexico.

- ¡Sara! – dijo mi prima al verme en el aeropuerto.

- Elene, etorri ona (ven aquí) – dije al abrazarla – faltan bota zaitut (te he echado de menos).

- Orduen hiru gara jada (Pues ya somos tres) – dijo mi tía acercándose.

- Ale, te presento a mi tía Maitane – hice un gesto acercando a Ale y luego me dirigí a mi tía – Izeba, hau Alexia da (Tía, esta es Alexia).

- Un placer Alexia, es una alegría poder conocerte después de todo este tiempo escuchando de ti.

- Lo mismo – dijo Ale tímida – y ¿Quién es esta pequeñaja? – se acercó a la pequeña haciéndole cosquillas.

- Esta es mi prima Elene.

- Elene... y ¿Cuántos años tienes? – le dijo agachándose.

- Seis – dijo avergonzada y escondiéndose detrás de mi tía.

- Es vergonzosa – le dije – pero ya se acostumbrará a ti. Ya verás como en algunos días no te la puedes quitar de encima.

- Elene tengo un regalito para ti – dijo Ale sacando una camiseta de su mochila – es una regalo muy especial.

- Mira Elene, Alexia te acaba de regalar una camiseta de futbol – salió de entre las piernas de Maitane para coger la camiseta y observarla como si fuese el mejor regalo del mundo.

- Eskerrik asko (Gracias)

- No hay de que, lo que sea por la primita de Sara – dijo Ale justo antes de recibir un abrazo de la pequeña.

- Bueno, estaréis cansadas ¿Queréis que os lleve a casa? – dijo mi tía.

- No hace falta, hemos alquilado una casa cerca de vuestra casa para no molestar.

- Sara, nunca molestaríais...

- Lo sé, pero pienso que sería lo mejor. Tenemos varios planes pensados y no quiero ser un estorbo.

- Vale, pero prometerme que por lo menos vendréis algún día a visitarnos.

- Claro que lo haremos – dije agarrando a mi novia del brazo – además me gustaría ver a Elene estrenando esa camiseta. Me muero por verla con la camiseta puesta.

Se empezaron a reír. Fuimos a la casa que alquilamos en una zona costera cerca de Bilbao. La casa era muy grande y espaciosa. Esa misma tarde teníamos planes, así que cogimos el metro y nos fuimos al centro de Bilbao. Ahí fuimos a los alrededores de San Mames.

- Sara ¿Qué estamos haciendo aquí? – dijo Ale sin entender qué hacíamos ahí.

- Tú eres de la cantera del Barça y tienes contactos. Yo soy cantera del Athletic y, a pesar de que llevo años sin jugar, sigo manteniendo contactos gracias a mi padre.

- ¿Tu padre?

- Sí, al parecer, el tener un padre en la junta del mejor club de España y del mundo te crea una reputación. En mi caso, una buena reputación.

Al de unos segundos se acercó un hombre.

- ¿Eres Sara? – me preguntó.

- Sí.

- Me manda Mikel, me ha dicho que puedes entrar, pero que espera que su deuda quede zanjada después de esto.

- Dile que está hecho.

Empezamos a seguir a ese hombre hasta llegar a los pasillos de los vestuarios del estadio.

- Sara ¿Qué estamos haciendo aquí?

- Es una sorpresa.

Seguimos al hombre hasta llegar al túnel de vestuarios.

- Tenéis una hora, luego salir por la tienda.

- Agradécele a Mikel de mi parte.

- Lo haré.

El hombre se marchó y yo fui hacia la parte de fuera del estadio. Alexia estaba sorprendida por todo lo que acababa de pasar.

- A que es precioso.

- No voy a mentir, después del Camp Nou es uno de mis estadios favoritos, pero, ¿Qué hacemos aquí?

- El tal Mikel está en la directiva del Athletic. Cuando yo jugaba, era responsable de la sección femenina y, al enterarse quién era mi padre, nos hicimos cercanos. Cuando me lesioné dejé el futbol, pero le ayudé a conseguir el puesto que tiene ahora después de hacer un par de llamadas. Ese favor nunca me lo devolvió, hasta este preciso momento. No aguanto a mi padre, pero ha hecho que conozca a gente que, ahora mismo, me debe favores.

- ¿Le has pedido que nos abriera el estadio para nosotras solas?

- Sip – se acercó con una sonrisa en la boca y me agarró de la cintura – el año que viene se juega aquí la final de la Champions femenina y quería que vieses desde el campo el lugar donde levantarás la tercera – se empezó a reír.

- Me sorprende que me lo digas tú, sabes mejor que nadie el trabajo que hay que hacer para llegar a una final.

- Lo sé, pero también sé que levantaréis aquí la Champions.

- Eso espero, pero ahora quiero disfrutar de las vistas – dijo mirándome a los ojos.

- Pero si me estás mirando a mí – dije riéndome.

- Las mejores vistas que he visto en mi vida – se empezó a reír – últimamente, he estado bastante feliz, supongo que tienes bastante que ver en eso.

- ¿Yo?

- Sí, tú.

- Pero si yo solamente rechacé una foto.

- La única vez que me ha pasado en la vida – dijo irónica – pero, a la vez, lo mejor que me ha pasado.

Nos besamos. Estuvimos en el campo un rato y luego fuimos a dar una vuelta por las diferentes salas. Desde los vestuarios, hasta la sala de prensa... Pasar ese momento a solas con ella fue increíble.

Te lo voy a volver a preguntar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora