Capítulo 40

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POV Sara

Ver a Alexia hablar con Elene así, me enamoró. No sabía que era tan buena con los niños. Pero tenía claro que, si en un futuro llegara a tener hijos, tendrían a una madre increíble.

La tarde se pasó volando. Ale ya no estaba tan nerviosa como cuando entró. Elene conectó con ella y estaban todo el rato juntas. Quién lo diría... Noa, como buena cotilla que es, al final le hizo el interrogatorio a Alexia. Pero mi rubia, como buena futbolista que es, esquivó todas las preguntas. Cuando estaba a punto de anochecer, nos fuimos a nuestra casa.

- ¿Te lo has pasado bien? – le pregunté.

- Sí – dijo con una sonrisa en la boca – tu tía es muy maja y tu prima una monada.

- Me alegro de que te hayan caído bien.

- Tu tía te quiere como a una hija...

- Lo sé – me puse seria – para mí es lo más parecido a una madre.

- Me alegra saber que, a pesar de tener a Andreu en tu familia, también tienes a buenas personas a tu alrededor.

- Yo también – nos miramos a los ojos conectando las miradas como lo solíamos hacer – me encanta ver a Elene con tu camiseta por casa.

- A mí también – dijo Alexia volviendo su vista al frente – tiene un futuro muy prometedor.

- Lo sé, voy a intentar que consiga lo que yo no he podido. Lograré que debute en primera.

- Sé que lo hará. Antes o después alguien de esta familia estará jugando en el Barça.

- ¿En el Barça?

- Claro, tu prima me ha dicho que quiere jugar en el mejor club del mundo, que mejor que el Barça.

- Bueno... Ya veremos – nos empezamos a reír.

Al llegar a la casa nos tumbamos un rato en el sofá abrazadas. Pusimos una serie, pero Ale se quedó dormida. Yo me levanté para no molestarla. Salí al balcón que teníamos y me senté en uno de los bancos que había. Cogí el móvil y empecé a mirar las fotos de la galería. Encontré muchas fotos que me recordaron a todo lo que había pasado en el año y medio desde que conocí a Ale. La primera foto que nos sacamos con la liga, la foto con la que hicimos oficial la relación, con la Supercopa, con la Champions, con la copa del Mundial... Nuestro ritual. Había sido un año lleno de emociones.

Al principio de todo, era una persona que no sabía quién era. Estaba trabajando por trabajar, era infeliz. Nunca pensé que el rechazar una foto me daría la oportunidad de conocer al amor de mi vida. Empecé a recordar los nervios de cuando se me acercó por primera vez para que examinara su isquio, cuando me pidió que fuera a su casa para "conocerme mejor", cuando me besó por primera vez. Recordar todo eso me creaba una sensación de felicidad. La primera vez, el primer te quiero, el primer "estoy enamorada de ti". Y no se me pueden olvidar las frases. Esas frases que, a pesar de que sean supercursis, nos han unido más de lo que habría imaginado. Tuvimos que superar muchos obstáculos, pero nada ni nadie nos superó y nadie nos lograría separar, porque el amor que sentíamos era superior a todo. Era amor de verdad.

- Sara, ¿Qué haces? – dijo Ale al sentarse a mi lado.

- Recordando momentos.

- ¿Quieres crear un recuerdo más? – yo la miré sorprendida – Ven conmigo.

Me cogió del brazo y me arrastró hasta la cala. Estaba anocheciendo. El cielo estaba precioso con el mar. Me agarró de la cintura y me acercó a ella.

- ¿Te gusta? – dijo mirándome a los ojos.

- Me encanta – dije mirando el cielo y seguido mirándola a ella – y me encantas tú.

- Sigo preguntándome si fue el destino lo que nos juntó ese día – la miré con atención – recuerdo que vi una luz brillante en la grada que me atraía. Pena que esa luz me rechazara la foto. Cuando te vi en la sala de rehabilitación sentí una fuerza de esperanza en mí. No había cruzado casi palabra contigo, pero me enamoré de ti a primera vista. Luego tuvimos nuestros altibajos: tu padre, mi lesión, la propuesta... Pero lo sacamos adelante y supimos perdonarnos. He llegado hasta a teñirme el pelo de rosa por ti. Con todo esto te quiero decir una sola cosa. Te prometo siempre estar a tu lado. Sin importar lo mal que estén las cosas, no voy a soltar tu mano. Me gustaste en el pasado, te quiero en el presente y te amaré siempre.

Tenía los ojos llenos de lágrimas. Se arrodilló delante de mí y saco una cajita. No me lo podía creer. Abrió la caja y dentro había un anillo.

- ¿Quieres casarte conmigo?

- Sí.

F I N

Te lo voy a volver a preguntar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora