Las Marcas Del Pecado En EL Corazón

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Pov Daniela

Mientras avanzamos por las calles de Nueva York en el lujoso automóvil, siento la calidez de la mano de Johan entrelazada con la mía. El reencuentro con mi esposo ha sido emocionante y reconfortante, pero todavía hay un nudo en mi estómago. Mi corazón late con fuerza, pero no solo por la emoción de volver a estar junto a Johan, sino también por la carga de culpa que llevo conmigo.

—Cariño, estos días sin ti han sido los más largos de mi vida —susurra, con una voz llena de añoranza mientras lleva mi mano a sus labios para dejar un dulce beso en ella— No sabes cuánto te he extrañado.

Sus palabras me hacen sentir un remordimiento aún más profundo. Él me ama incondicionalmente, y yo he traicionado su confianza ¿Cómo puedo decirle la verdad sin destrozar nuestro matrimonio? Simplemente no puedo.

Disimulo mi incomodidad y le sonrío con ternura mientras lo escucho hablar sobre lo mucho que me ha extrañado —También te he extrañado mucho, cariño. No tienes idea de cuánto he deseado estar nuevamente a tu lado —respondo, tratando de ocultar la pena en mi voz.

En tanto Johan comparte detalles de su día, su voz se desvanece en mi mente. Mis pensamientos divagan entre el recuerdo de mis encuentros con María José y la angustia de ocultarle la verdad a mi esposo.

—Calle, cielo, ya llegamos— la mano de Johan ya no toma la mía, sino que ahora acaricia con su dorso mi mejilla— ¿Por qué tan distraída? —pregunta con un tono divertido.

—Lo siento, no me di cuenta que habíamos llegado —me excuso al darme cuenta que nos encontramos en el subterráneo del edificio.

—No te preocupes, solo espero que tu concentración esté al máximo cuando entremos a nuestro apartamento —deja un corto beso en mis labios antes de abrir la puerta y bajar del auto.

El matiz con el cual dice esas palabras me hace pensar que se refiere a algo sexual, lo cual hace que me tense más de lo que estoy. No sé si pueda en este momento tener intimidad con Johan, no con toda la carga emocional que llevo a cuesta justo ahora.

Me aferro al brazo de mi esposo mientras caminamos hacia el ascensor del exclusivo edificio. Intento mantener una sonrisa en mi rostro mientras él no deja de robarme pequeños besos, debiera disfrutar de su demostración cariñosa, pero por dentro, mi mente se encuentra turbada por lo que se nota a leguas que espera él que suceda al entrar a nuestro hogar. Johan sostiene mi mano mientras subimos en el ascensor, su rostro refleja alegría por mi regreso y el amor que siente por mí. Es difícil no contagiarme de su entusiasmo, pero el cargo de consciencia me lo impide.

Al entrar a nuestra lujoso penthouse, nuestro santuario en medio del bullicio de la ciudad, él se acerca a mí con una mirada llena de deseo y me rodea con sus brazos de manera seductora.

—Calle, no puedo resistirme más —susurra, acercando su rostro al mío—. No tienes idea de cuanta falta me ha hecho sentir tu cuerpo debajo del mío —sus labios suaves y cálidos encuentran los míos en un beso apasionado.

Cierro los ojos, tratando de entregarme completamente a ese momento de amor y conexión con mi esposo. Pero, en esta ocasión, no me siento con la mente despejada como para entregarme por completo a él. A pesar de su ternura y su pasión, no puedo evitar que mi mente se desvíe hacia el recuerdo del beso con María José en la pista de la discoteca...La comparación se hace inevitable.

Mientras los labios de Johan se mueven con ímpetu contra los míos, mi corazón busca el mismo latido acelerado que había experimentado con María José. Quiero sentir esa chispa eléctrica recorriendo mi cuerpo, quiero que el beso de Johan me haga vibrar como el de ella. Sin embargo, a medida que el beso continúa, la triste realidad se impone. Aunque Johan me ama con todo su corazón y me entrega su pasión sin reservas, algo dentro de mí se siente vacío. El beso no desencadena esa explosión de emociones y sensaciones que había sentido con María José, es un beso que no puedo corresponder con la misma intensidad. Me separo ligeramente de mi esposo, abro los ojos y me encuentro con su mirada que refleja confusión y anhelo.

Entre El Odio Y El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora