Entre El Odio Y El Amor

What Happens In Vegas, Stays In Vegas

Pov Daniela

Las Vegas, la ciudad más grande del estado de Nevada, en los Estados Unidos. Esta ciudad es famosa por sus casinos y su extravagante vida nocturna. La ciudad de Las Vegas se conoce popularmente por otros nombres, como la Capital del Entretenimiento Mundial, la Ciudad del Pecado y el Patio de Recreo de América, todos ellos debido a la popularidad del juego y apuestas legales, la disponibilidad de bebidas alcohólicas a cualquier hora del día y la legalidad de la prostitución en los condados vecinos.

Quién no ha escuchado alguna vez la típica frase "Lo que pasa en las Vegas, se queda en las Vegas" Quienes quieran indicar que alguna cosa va a tratarse con total discreción, acuden a esa expresión tan popular, bajo el concepto de que Las Vegas es una ciudad para hacer lo que se quiera, ser quien se quiera ser bajo una total confidencialidad. Justo eso es lo que espera una de mis mejores amigas que pase este fin de semana, durante la celebración del cumpleaños número 26, de mis queridas Laura y Lucía Villa, en este caso Laura es esa amiga persistente de que me deje llevar por el aura de locura y lujuria que representa esta ciudad, que me desinhiba y me deje llevar por los instintos más primitivos del deseo, de lo carnal, porque al final de cuentas...

—What happens in Vegas, Stays in Vegas Bitches —grita Laura a todo pulmón alzando sus brazos apenas bajamos del avión privado propiedad de mi familia.

—Por Dios compórtate, Laura. No hagas que me arrepienta de patrocinar este viaje —digo tomando sus brazos para bajárselos.

—Relájate, Street. Estamos en la Sin City, recuerda que lo que pasa aquí, aquí se queda. En las Vegas no eres, Daniela Calle, la exitosa CEO de Lumière y tampoco eres la esposa de Johan Vera, aquí eres solo un bombón digno de ser devorado y libre de probar otros sabores o ¿Acaso no estás cansada de comer lo mismo desde hace ocho años? —suelta con desparpajo, guiñando el ojo con suma picardía.

Ocho años sintiéndome amada y amando con locura, felizmente casada con el hombre de mis sueños y con un trabajo que me llena plenamente. En cuanto a mi matrimonio, tengo la fortuna de tener el esposo más perfecto, guapo y cariñoso del mundo, Johan Vera, mi primer novio, mi primer amor, mi primer todo. Nos hicimos novios a los dieciséis años en la preparatoria y luego de seis años de noviazgo decidimos casarnos. Desde hace tres años soy su flamante esposa y han sido los mejores años de mi vida. Con respecto a mi trabajo, luego de graduarme con honores en la universidad, me convertí en directora ejecutiva de una de las mejores, perdón, de la mejor agencia de publicidad de New York "Lumière" con alcance a otras ciudades de Estados Unidos y con campañas millonarias alrededor de toda Europa. La pregunta más frecuente qué me hacen es ¿Cómo llegué a ser, tan joven, CEO de una agencia tan reconocida ? Mi madre, luego de trabajar por muchos años como modelo, lo cual la llevó a convertirse en un ícono del mundo de modelaje, al momento de retirarse de las pasarelas, con ayuda de mi padre, creó esta agencia y desde los dieciséis años, cuando apenas terminé el instituto me reclutó para trabajar con ella. Sin embargo, a pesar de mis títulos y de los años que llevo dentro de la agencia, muchas personas piensan que, ostento un cargo de esa envergadura, gracias a que mis padres son los fundadores de la agencia, pero se equivocan, no fue fácil llegar hasta donde me encuentro en la actualidad. Ha sido todo lo contrario, al ser hija de los dueños, ellos me exigieron mucho más, por lo que me tocó esforzarme el doble, balanceando mis estudios con el trabajo, para llegar a donde me encuentro hoy en el mundo de los negocios. A pulso y con mucha dedicación y constancia me gané la confianza de mis padres para ocupar dicho cargo y me he labrado una reputación respetada en el entorno empresarial.

—Nunca me podría cansar de comerme a mi esposo y solo me interesa comérmelo a él. No me imagino ni me interesa estar con nadie más que no sea con Johan, así que déjate de esa manía de querer que me acueste con otra persona porque eso no va a pasar. Estoy felizmente casada y muy enamorada. No tengo ojos para nadie más que no sea mi esposo   —le advierto mientras subimos a la limosina que nos está esperando para llevarnos al hotel.