¿Qué Carajos Hice Anoche?

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Pov María José

Cuando me alejo, ella mantiene sus ojos cerrados y forma una linda sonrisa en sus labios, acompañado de un profundo suspiro. No puedo con esa imagen tan tierna y vuelvo a dejar un beso en sus labios. Ella arruga la nariz y abre con lentitud los ojos ¡Dios, ella tiene que dejar de hacer esos gestos tan lindos!

Cuando nuestros ojos se encuentran me pierdo en los suyos, sintiendo una sensación de calidez que me desconcierta. Cierro los ojos y sacudo mi cabeza, erradicando cualquier sentimiento que no sea el que corresponda...Ninguno.

-¿Trajiste tu auto? -pregunto rompiendo con el momento intimo que estamos compartiendo.

Ella asiente. Niego con la cabeza, no debió tomar tanto. Obviamente, no la voy a dejar conducir en ese estado. Tendremos que dejar su auto aquí.

>>Ya es tarde y has tomado mucho. Ven, te llevo a tu casa -no sé si sea lo más prudente, pero no existe manera de que la mande en un taxi sola.

-Nooo a casa no. Johan debe estar molesto, he ignorado sus mensajes y llamadas. Sin contar, que se pondrá más molesto al ver que he tomado una copa de más -dice arrastrando un poco las palabras.

Evito reflejar la molestia que me causa la mención de ese tipo y levanto la ceja en burla a sus palabras -¿Solo una copa de más?

-Solo una -asegura con real inocencia.

No puedo evitar soltar una suave risa -Bien, en ese caso es mejor que te bajemos un poco la borrachera ¿te parece bien? -ella asiente efusivamente a mi sugerencia- Ven conmigo.

Me levanto y extiendo mi mano frente a ella. Daniela la toma y la guío hasta la salida del local. Mientras esperamos que traigan mi auto, ella me toma de la barbilla y gira mi rostro para quedar frente al suyo.

-Ahora yo te quiero dedicar una canción -me mira de pies a cabeza y una sonrisa ladina se plasma en sus labios antes de comenzar a cantar en mi oído.

¿Cómo te pusiste eso' jeanes?
Hace' que mi mente máquine...

Hace una pausa y suspira suavemente en mi oído, erizando todos los vellos de mi cuerpo.

¿Qué tal si te lo quito to', de a poquito-to?
Que la música sean tus grito'

Disfruto la manera en que su mano acaricia mi mejilla, mientras me canta, pero saber que lo hace porque el alcohol en su organismo suprime sus inhibiciones le resta puntos a su actuar.

Nos separamos cuando el valet llega con mi auto, me entrega las llaves y le doy una generosa propina. Subo al auto, después de acomodar a Daniela en el asiento de copiloto. Cierro la puerta y me inclino para colocarle el cinturón de seguridad. Me sorprende cuando sus labios presionan mi cuello en una sucesión de besos húmedos.

-Daniela, por favor -murmuro pidiendo clemencia y ella sonríe orgullosa.

Exhalo profundo y regreso a mi asiento. Alguien debe mantener la cordura o sino terminaremos teniendo sexo en el asiento trasero de mi auto. Si esa cabecita suya, confundida por el alcohol, piensa que voy a ceder a mis bajos instintos, está muy equivocada.

-Yo tenía un trago en mi mano ¿Dónde está? -pregunta, mirando el interior del auto- Se debió quedar en la mesa. Voy por él -intenta quitarse el cinturón para salir.

-De ninguna manera -le sujeto la mano evitando que desabroche el cinturón. Enciendo el auto para marcharnos.

-María José -me llama dulcemente, captando mi atención- Quiero mi Negroni ¿Puedes traérmelo? -hace un puchero.

Entre El Odio Y El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora