Te Ves Realmente Increíble Esta Noche

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Pov Daniela

La sala de eventos del hotel está iluminada y decorada de manera espectacular. La música suave llena el aire, mezclándose con el murmullo de las conversaciones y el tintineo de las copas de champagne. Estoy de pie junto a mi esposo, quien conversa animadamente con un grupo de socios comerciales. Su risa profunda resuena a mi lado, pero mi mente está en otra parte, o más bien, con otra persona. Mi atención está centrada en buscar a María José entre la elegante maraña de personas. Finalmente, la encuentro y mi corazón se acelera.

Observo como María José cruza la sala para encontrarse con mis padres. Su presencia magnética atrae miradas de admiración y curiosidad. Está impecable y hermosamente arreglada. Lleva un vestido negro ceñido que resalta su figura celestial y elegante. La tela se ajusta perfectamente a sus curvas, cayendo con gracia hasta el suelo. La abertura lateral del vestido revela una pierna esbelta cada vez que se mueve, mientras que el escote, discreto pero seductor, insinúa la piel suave de su clavícula. Su cabello, cuidadosamente peinado, cae en suaves ondas sobre sus hombros, enmarcando su rostro de manera impecable y su maquillaje acentúa sus rasgos perfectos. La imponente manera de desplazarse en esos tacones transmite una seguridad que me resulta irresistible. Cada movimiento suyo es un despliegue de gracia y confianza, y me encuentro siguiendo cada uno de ellos con una mezcla de admiración y deseo. Por un momento, el bullicio de la fiesta desaparece y todo lo que puedo ver es a ella. Hay algo hipnótico en la forma en que se mueve, en la manera en que su sonrisa ilumina la habitación. Me esfuerzo por mantener la compostura, consciente de que a mi lado se encuentra mi esposo.

Llevo uno de mis mechones castaños detrás de mi oreja, luego de notar como sus ojos voltean en mi dirección cada cinco segundos ¿Y cómo lo noté?... Porque mis ojos, también, buscaban su figura cada cinco segundos. Es tan preciosa que por mucho que me proponga no mirarla, termino haciéndolo y de manera muy atenta.

—¿Estás bien, amor? Te noto un poco abstraída —Johan me mira con una sonrisa cálida, pero hay una chispa de preocupación en sus ojos.

—Estoy bien. Solo ha sido un día largo y aún falta para que termine —respondo soltando un ligero suspiro.

Él mira a su alrededor como en busca de alguien y por un instante me tenso pensando que ha descubierto mi foco de atención —No veo al camarero, voy por más champagne ¿Quieres algo? —me pregunta y yo sacudo la cabeza, ensenándole mi copa a medio terminar.

Lo veo alejarse y agradezco en silencio que no se haya percatado de nada y también por el momento de respiro que me da. Trato de apartar mis pensamientos y mirada de María José, pero me es imposible. Cada movimiento suyo, cada gesto, me atrae de una manera que no puedo controlar... Y es que esa mujer es jodidamente sexy. Automáticamente siento una oleada de deseo que amenaza con abrumarme, cuando mi mente se invade con los recuerdos de sus besos y caricias. No la mires, no la mires, me ordeno, pero soy débil y una vez más dirijo mi mirada en su dirección y la mantengo fija sobre ella, detallándola exhaustivamente, perdida en el espectáculo de mujer que es y de pronto esos hermosos ojos verde-café dan de lleno con los míos. La luz de las lámparas de araña se refleja en sus ojos, que brillan como gemas oscuras. Aparto la mirada cuando siento mis mejillas arder ante el hecho de que María José me haya atrapado mirándola tan vehemente. Cierro los ojos lamentándome por ser tan indiscreta.

—En serio ¿Qué te tiene tan distraída, amor?

‹‹Mierda›› La voz de Johan llega a mis oídos, abro mis ojos con sorpresa y bebo el resto de mi champagne de un solo trago para calmarme antes de responder.

—Lo siento, mi mente se fue por un momento. Estaba pensando en unos correos que me quedaron pendientes por enviar —miento descaradamente.

—Mi vida, debes relajarte. Ya el lunes te encargarás de eso —coloca sus dos manos en mis caderas atrayéndome hacia su cuerpo— Y aunque este evento se trata de trabajo, eso no quiere decir que no podamos disfrutar juntos de unos buenos tragos, un buen baile —me da un beso dulce en los labios, mientras hace que nos movamos al ritmo de la música.

Entre El Odio Y El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora