¿Por Qué Me haces Esto?

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Pov Daniela

Entro a Lumière con mis gafas oscuras, protegiendo mis ojos de la molestia que les causa la claridad, producto de mi resaca. Me dirijo al ascensor privado, apenas respondiendo algunos saludos de los empleados.

—Buenos días, Calle —me saluda Nela apenas salgo del ascensor.

—Buenos días —le devuelvo el saludo sin detener mi paso.

Entro a mi oficina seguida de ella. Dejo mi bolso sobre el sofá, y finalmente tomo asiento en mi silla.

—Llegas a tiempo, en quince minutos tienes una reunión con el departamento de marketing para la nueva campaña de Adidas, luego de eso tienes una vídeolla...—levanto la mano para que haga silencio un momento.

—Puedes mover la reunión con los de marketing para después del mediodía.

—Calle, me pediste que reorganizara la agenda. Esta reunión estaba pautada para las ocho de la mañana —me recuerda.

—Lo sé, pero en estos momentos no tengo cabeza para esa reunión —me quito las gafas y las dejo sobre el escritorio.

—¿Estás enferma?— pregunta apenas me ve a los ojos.

—Creo que me voy a resfriar —miento. Acaricio mi sien para calmar el ligero dolor de cabeza que aún permanece.

—¿Quieres que te traiga una pastilla?— su tono detona preocupación.

—Ya tomé una antes de salir de casa. Lo que si quiero es un café de esos que solo tú sabes hacer, pero dentro de un rato  — digo con voz consentida y ella rueda los ojos divertida— ¿Sabes si María José está en su oficina?

—Sí, se encuentra desde temprano en la agencia —me sorprende lo que me dice Nela.

‹‹Vaya ¿Acaso no se levantó con resaca? Estoy casi segura que tomamos la misma cantidad de alcohol anoche››

—Bien, voy un momento a su oficina. Cuando regrese puedes traerme ese café— le pido antes de salir.

No sé qué le voy a decir, ni con qué cara la voy a ver, pero prefiero hacerle frente a esta situación de una vez.

>>Buenos días, Kim ¿María José se encuentra ocupada? Necesito hablar con ella.

La asistente de María José me mira con su habitual amabilidad —Buenos días, señora Calle. Déjeme preguntarle.

Toma el teléfono que la comunica con la oficina de su jefa y apenas le anuncia que me encuentro fuera de su oficina, le autoriza mi entrada.

Le agradezco a Kim y avanzo a la oficina. Respiro profundo antes de girar el pomo de la puerta.

—Buenos días, María José —digo apenas entro a su oficina— Quiero agradecerte por llevarme a mi casa anoche y por...por todo en general. Yo me siento muy avergonzada. No suelo comportarme de esa manera —suelto de manera rápida.

Ella me observa, con su ceja enarcada, sin decir nada, y con una sonrisa divertida que la hace lucir sexy ¡Dios! Ella es verdaderamente encantadora. No me sorprende haberme comportado de esa manera anoche, simplemente mi subconsciente hizo lo que en mis cinco sentidos no me hubiese atrevido a hacer.

—Buenos días, Daniela —finalmente habla. Me hace un gesto con la mano para que tome asiento lo cual hago— No tienes que agradecerme nada. Me alegra haberte llevado sana y salva a tu casa —abre la gaveta de su escritorio y saca las llaves de mi auto— Toma —extendió su mano para entregármelas.

Entre El Odio Y El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora