Entre El Odio Y El Amor

Juego De Poder

Pov Daniela

—Bueno, entonces entremos —digo, dando un paso hacia la puerta.

Laura me detiene con un brazo extendido.

—Espera un momento, Calle. Estamos esperando a alguien —dice, su sonrisa misteriosa.

La miro, extrañada. Normalmente, en estas salidas estamos solo nosotras tres y Lucía está de viaje.

—¿A quién estamos esperando? —pregunto, la curiosidad mezclada con un poco de inquietud.

Antes de que pueda responder, escucho una voz a mis espaldas.

—Buenas noches.

No necesito girarme para saber de quién es esa voz. El tono cálido y familiar me recorre como una descarga eléctrica.

Me giro lentamente, encontrándome con su mirada intensa. Está aquí, de pie frente a mí, y trato de mantener una compostura neutral.

—María José, no esperaba verte aquí —digo, mi voz más tranquila de lo que siento por dentro.

Laura se adelanta, sonriendo ampliamente.

—Sorpresa. Pensé que podríamos todas pasar una noche de diversión. Además, creí que esto podría ser interesante —dice, con un guiño.

No sé si debería agradecerle o matarla. Mi mente está en caos, mezclando las emociones del beso que compartimos y la confusión de mis propios sentimientos. Trato de encontrar una excusa para salir de esta situación, pero no puedo hacerlo sin parecer grosera.

—Espero que no te moleste que me haya unido —me mira esperando mi respuesta.

Sonrío, procurando ocultar lo intranquila que me pone su presencia aquí —Claro que no, María José. Siempre es bueno tener más compañía.

Laura, que disfruta de su gran idea, interviene.

—Vamos a disfrutar y olvidarnos del trabajo por un rato.

—¿Qué dices, Daniela? ¿Nos divertimos esta noche? —pregunta María José, su voz es suave, pero con un toque de desafío.

Siento una mezcla de adrenalina y ansiedad. Esta noche va a ser más complicada de lo que esperaba, pero hay una parte de mí que quiere aceptar su reto.

—Está bien, vamos a divertirnos —respondo finalmente, esbozando una sonrisa segura.

De pronto el celular de María José suena y ella se excusa con un gesto de manos y se aleja para responder. Mi mirada aterriza en su trasero que se ve espectacular en esos jeans ¿En qué momento se cambió? En la oficina lucía un vestido, el cual también la hacía verse espectacular. Debe haber pasado a cambiarse a su casa, por eso llegó luego de nosotras. Y doy gracias a Dios que lo haya hecho, porque es una delicia para la vista ese asombroso trasero. Su culo encaja perfectamente en esos pantalones.

Un codazo de Laura me despabila devolviéndome al momento.

—¿Qué tanto miras? —pregunta con una sonrisita.

—Nada— respondo presurosa.

—No creo que a ese trasero se le puede llamar nada —me mira con picardía y solo me toca corresponderle la sonrisa, al ser atrapada in fraganti.

—Lo siento por eso. Ya podemos entrar —pronuncia María José al regresar.

—Sí, mejor entremos que no quiero quedarme sin las mejores presas —se queja Laura, adelantándose para entrar.