Entre El Odio Y El Amor

Amigas con Beneficios

Pov Poché

Miro mi reloj antes de autorizar el acceso de Paula. Constato que son las once y media de la noche, hacía exactamente veinte minutos que Kim y Damon habían salido de aquí. Luego de su partida me quedé revisando algunas estrategias a implementar en la agencia, hasta que fui interrumpida por el sonido del interfono. Sin más dilatación, le di la autorización al encargado, de esta noche, de la recepción del edificio para que permitiera la entrada de Pau.

Alcanzo a apagar la laptop y recoger algunos documentos a la vista cuando suena el timbre.

—Hola Paula ¿Cómo estás? —la recibo con una sonrisa amistosa apenas abro la puerta.

Paula me devuelve la sonrisa —Hola, María José. Me alegra verte —se acerca y me da un beso en la comisura de la boca.

Su voz suena sincera. Después de aquella discusión en su apartamento, no habíamos vuelto a tener ningún tipo de comunicación.

—A mí también me da gusto verte —le digo con la misma sinceridad. Y es que a pesar de que no somos exclusivas, le tengo un gran cariño.

—¿En serio? —pregunta con sorpresa mientras sus ojos brillan con ilusión.

Sonrío divertida ante su reacción —En serio —le confirmo. La invito a entrar, cierro la puerta tras ella y la guío hasta el sofá— ¿Quieres tomar algo? Tengo whisky y vino.

—Whisky está bien —responde poniéndose cómoda en el sofá.

Sirvo las bebidas y mientras lo hago no puedo evitar notar como su mirada recorre la habitación, como si estuviera buscando alguna prueba de que estuve con alguien antes de su llegada.

—Entonces ¿A qué debo el honor de tu visita esta noche? —ella deja de escanear el lugar y centra su atención en mí. Camino hasta el sofá, le entrego su bebida y me siento a su lado.

Ella choca su vaso con el mío y toma un sorbo de whisky antes de responder —Quería hablar contigo, María José...sobre nosotras.

—¿Sobre nosotras? —pregunto manteniendo mi expresión tranquila.

Ella asiente mirándome directamente a los ojos —Sí, quiero hablar sobre lo que hemos estado haciendo.

Arqueo una ceja con interés —¿Lo que hemos estado haciendo?

—¿Puedes dejar de repetir todo lo que digo? —expresa frustrada —Tú sabes muy bien a lo que me refiero. Los encuentros casuales, las noches apasionadas...Me he estado preguntando si podríamos intentar una relación real, ser una pareja.

La conversación va justo a donde me lo sospechaba y trato de ser honesta sin herirla más de lo necesario —Paula, ya hemos tenido esta conversación antes. Sabes que no soy de las que se amarran a una persona ni mucho menos soy de las que se enamoran. Ni mi cabeza ni mi corazón están en un lugar donde quiera comprometerme emocionalmente. Lo que hemos tenido, estos encuentros casuales, han funcionado para ambas hasta este momento. No quiero que te hagas ilusiones sobre algo más.

Ella baja la mirada, sin embargo, alcanzo a ver la decepción en sus ojos —Lo entiendo María José. Solo pensé que tal vez podríamos intentarlo. Pero si no es lo que quieres, entonces...

La interrumpo —Paula —pongo mi mano sobre la suya con ternura. Sé que tengo que ser delicada con mis palabras, pero también sincera— No quiero herir tus sentimientos. Eres una persona increíble y valoro mucho nuestra amistad y lo que compartimos. Pero tienes que saber que no sería justo para ti, si te prometiera algo que no puedo cumplir.