capitulo diez

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Shameless — Camila Cabello

Alec Ogden.

Ni un jodido mes fue suficiente para sacármela de la cabeza, a pesar de que ahora sabía de dónde me parecía tan conocida.

A veces me cuestionaba si ella realmente lo sabía o si su "familia" igualmente logró ocultárselo a ella como lo hizo con el resto del mundo.

Aunque creo que ocultárselo a su propia hija es algo imposible, más imposible se me hace que nadie sabe de su existencia como la hija del mismísimo Leigh Sadler y Shannon Dabney.

Blaise simplemente no está por ninguna parte de internet a pesar de que su familia siempre ha sido tendencia tanto en moda como deporte y escándalos. Nadie la menciona como hija de quien es, incluso me atrevería a decir que nadie la recuerda como hija de Leigh y Shannon.

Lo más que se han acercado a nombrarla en entrevistas ha sido cuando preguntan cuántos hijos tienen; la respuesta es cuatro, pero sólo se sabe de Levi, Denver y Amie y cuándo cuestionan quién ocupa el tercer lugar ellos sólo dicen: «Ella se alejó de este maravilloso mundo por decisión propia, no la entendemos, pero respetamos todas sus decisiones.» Ni siquiera dicen su nombre. Blaise es una completa incógnita en la fama de la familia Sadler.

Dejé de divagar mentalmente cuando sentí un golpe en mi nuca. Eché la cabeza hacia atrás, recargándola en el respaldo del sofá sólo para encontrarme con un Hayden recién salido de la ducha con el cabello rojizo goteando y una simple toalla colgando de sus caderas.

—¿Otra vez pensando en eso? —Reprochó rodeando el sofá y dejándose caer a mi lado.

—No estoy pensando, estoy viendo la televisión.

—Está apagada Alec.

Observé la pantalla completamente negra.

—La apagué en cuánto saliste.

Me doblegué ante el otro golpe que me dió en el estómago.

—Imbécil. Te dije que dejaras de darle tantas vueltas a ese tema.

Era prácticamente imposible hacer lo que me pedía.

—Y yo te dije que no es tan fácil.

—No te veo intentándolo.

—Lo estoy intentando —me quejé.

—Claro, con todos esos viajes astrales que te das, se nota.

Puse los ojos en blanco.

—Entre menos pienses en ella, más rápido quedará en el olvido —dijo y lo miré poco convencido.

Me puse más cómodo acostándome en el sofá y poniendo las piernas en su regazo.

—¿Crees que ella no esté enterada de nada en serio?

Hayden lo pensó un momento pasándose las manos por su cabello aún húmedo.

—Creo que si en algún punto se lo dijeron, claramente no le contaron la verdadera versión. Lo qué pasó realmente —se relamió los labios—. Hubiesen movido todo de tal forma que ellos fuesen los atacados sin ser sospechosos. Le mentirían.

—Pero es su hija —señalé—. Además, se me hace raro que ella no esté enterada de eso siendo que vive con ellos.

—Dices que nunca la habías visto en el gimnasio desde que entraste y luego apareció diciendo que iba desde los trece. ¿Cuántos años tiene?

—Es del dos mil.

—Veintitrés años —me miró sorprendido—. Pensé que las menores no eran tu tipo.

Escondidos entre mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora