capitulo veinticuatro

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Born to die — Lana del Rey

Blaise Sadler.

—Lo odio mucho. Lo que hizo fue algo tonto e innecesario —aseguró Amie, molesta.

Siempre que se enojaba con cualquier personaje de sus libros acudía a mi para desahogarse. Más que platicarlo, me lo reclamaba como si yo tuviese la culpa de algo y pudiese meterme al libro y hacer reaccionar a los protagonistas tontos porque hacían cosas sumamente estúpidas.

Estaba de acuerdo con que eran estupideces las que hacían, entendía completamente su enojo y ni siquiera fui quien lo leyó.

—Cuando dices que los odias, los terminas amando —señalé y resopló.

—Eso no quita el hecho de que, en este momento, lo odio totalmente.

—Muy bien Amie —tomé otra sección de cabello del otro lado para trenzarlo igualmente—. Si tu lo odias, yo también.

Seguí escuchando atentamente sus quejas y puntos de vista en lo que terminaba de peinar sus rizos escandalosos que se asemejaban demasiado a los míos.

Alec llegaría en menos de media hora, solo faltaba terminar con un intento de peinado para Amie y estaríamos listas.

Utilicé un vestido rojo oscuro, no quería un rojo brillante para la ocasión, de manga larga, muy simple, ceñido a mi figura y de espalda descubierta. Tenía la esperanza de que la noche no sería tan fría para no morir congelada.

Amie iba un poco más casual, con pantalones y una linda blusa también roja. Al menos ella no moriría de frío.

—¿Puedo hacer una pregunta? —Dijo de repente.

La miré a través de el espejo y asentí, estirándome para alcanzar una liga y asegurar el final de la trencita.

—Sí, claro.

—Dijiste que tú y Alec eran amigos.

Eso llamó mi atención.

—Lo somos.

—Pero... —Se balanceó sobre sus pies con inquietud.

—¿Pero? —Terminé con su cabello y centré toda mi atención en ella.

—Bueno, es que no les creo.

—Amie.

—¿A ti te gusta?

Quise negarlo, pero sería muy hipócrita de mi parte.

—No exactamente —mentí.

Tampoco quería aceptarlo.

—Entonces sí.

—¡Amie!

—¡Está bien! —Una sonrisa inocente apareció en su rostro—. Pero no tiene nada de malo que te guste.

—No es eso.

—Son lindos.

Volteé los ojos apretando los labios para evitar la sonrisa que amenazaba apoderarse de mis labios. Era lindo que a ella le agradara, sin embargo, no sabía por qué dejé a Alec entrar tan fácilmente a nuestras vidas.

Aún con esas advertencias de Shannon, que no estaba segura de qué se trataban, pero no me dejaría llevar de nuevo por sus problemas para alejar a personas de mi.

Solo intentaba querer y ser querida, ¿por qué tendría que haber un problema con ello?

—¡Te sonrojaste! —Señaló con una enorme sonrisa.

Escondidos entre mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora