Anya Mason
Después de varias horas de consumo de alcohol en un incómodo silencio, decidimos trasladarnos a la sala. En ese momento, solo podía preguntarme por qué ninguno de los dos decía nada.
Era plenamente consciente de que los efectos del alcohol ya estaban surtiendo efecto en mí; sin embargo, esto no impedía que aún conservara claridad en mis acciones. Las perniciosas consecuencias únicamente amplificaron mis dudas, quejas y demandas, las cuales merecían ser atendidas. Mantenernos en este silencio sólo avivaría mi impulso para romper con la incómoda barrera del silencio, pero yo no deseaba dar ese primer paso.
—¿Estás lista para hablar ahora? –pronunció Daemon mientras se encontraba de pie cerca de la ventana.
Me tomó un poco por sorpresa que él intuyera lo mismo que había estado pensando desde hace un rato.
—¿Por qué?
Daemon se volteó y se encaminó hacia uno de los muebles frente a mí. Sostenía su vaso casi vacío mientras mantenía su mirada fija en mí. —¿A qué te refieres?
—¿Cuál es la razón detrás de este comportamiento tuyo después de aquel día? Y, además, ¿por qué me confesaste que habías mentido? –aunque le reclamaba, mi actitud seguía siendo distante.
Él solamente suspiró, se sirvió más bebida y bebió de su vaso, luego lo colocó en una de las mesitas junto a él. —No tengo forma de justificar mis acciones de ese día, solo puedo admitir que fue un error.
—Un error –exhalé con desdén antes de tomar el último sorbo de mi bebida–. Imposible de olvidar –dirigí mi mirada hacia la botella, observando el pequeño remanente de líquido ámbar.
—No me refiero a lo que te comenté, sino a mis acciones.
El recuerdo de aquel día resurgió en mi mente; el dolor parecía intensificarse una vez más y era consciente de que, si no lo frenaba, acabaría llorando y sintiéndome humillada frente a él. —Detente –logré ponerme de pie con esfuerzo.
—Any...
Lo interrumpí. —De verdad no es necesario que me recuerdes que te arrepentiste esa noche porque... –las palabras se atoraron en mi garganta.
—Sabía que no lo entenderías –se puso de pie–. Por eso he estado evitando hablar de este asunto en este momento.
—Tengo la suficiente inteligencia como para comprenderlo.
—No estoy discutiendo eso, pero el alcohol puede afectar tus sentidos –alzó una ceja.
—Cállate, eso es... –sin percatarme, tropecé con la tela de mi vestido, afortunadamente, el rubio mentiroso me agarró.
—Ahora lo has entendido.
—Ash –me liberé de su sujeción y me encaminé hacia las escaleras.
Estaba tan mareada que, al alzar la mirada, percibí cómo los escalones parecían estar en movimiento. Tuve que sujetarme a la baranda para poder subir el primer escalón. Una vez con un pie arriba, me di cuenta de que si me movía, podría caerme. No había calculado la cantidad de alcohol que había consumido para acabar en este estado.
—Vamos, terca, déjame ayudarte –me sostuvo por la cintura, mientras mi brazo se enlazaba en el suyo, depositando todo mi equilibrio en él.
No me incomodaba que estuviera tan cerca, ni tampoco el hecho de que pudiera percibir el delicioso aroma masculino que desprendía. Mi corazón estaba dividido entre la calma y la aceleración, como si esperara algo más que un simple abrazo.
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Sinners Heart
Fantasy[+21] Mason era uno de los apellidos más respetados y poderosos que se escuchaba alrededor del mundo, pero las decisiones de esta familia no solo provocaron el posible quiebre de su imperio sino el posible exilio del mundo mágico al que pertenecen. ...