Daemon Mason
El frío viento de Helsinki revolvía los cabellos azabache de Anya mientras nos abríamos paso entre la multitud que paseaba o compraba en los pequeños locales. Era fascinante cómo su rostro se iluminaba con una sonrisa singular que resaltaba sus mejillas sonrojadas, ejerciendo sobre mí un cautivador hechizo.
No puedo determinar con certeza si su reacción se debía al clima gélido o al hecho de que nuestras manos permanecían entrelazadas, permitiendo que me guiara hacia todos los lugares que deseaba visitar.
Modificar mis planes nunca ha sido algo a lo que me incline; siempre he opuesto resistencia a los cambios. Pueden catalogarme como alguien controlador, pero en realidad eso no me preocupa, pues es parte de mi esencia. Los planes que tenía para esta tarde eran completamente distintos a este paseo imprevisto. Mi recompensa por aceptarlo era la alegría que emanaba de la situación.
Mientras la seguía, no pude evitar reflexionar sobre los acontecimientos: en total, hubo dos ocasiones en las que disfruté viendo su rostro lleno de placer. Pero, también hubo dos ocasiones en las que la rechacé, un hecho que me tomó por sorpresa.
Sigo creyendo que lo que más la afectó fue aquel fatídico día. Me dominó el pánico debido al mensaje que recibí, lo cual hizo que minimizara lo que habíamos compartido. No comprendo por qué me resultaba tan difícil decirle una mentira. Quiero decir, si fuera otra chica, no me importaría que estuviera molesta; no la habría rechazado. Durante nuestra conversación, habría dicho cualquier cosa para que cediera ante mí.
Con Anya, la dinámica era diferente; más bien sentía la necesidad de ser completamente honesto, ya que ella parecía capaz de verme tal como era en realidad: sin máscaras, sin engaños, sin ocultar secretos del pasado. Esta impresión se consolidó cuando ella me recordó que estaba consciente de lo que estaba involucrada al permitirme acercarme.
—Daemon qué te parece si... –Anya se detuvo de golpe dado que un niño se había parado justo en nuestro camino.
Aquel chiquillo extendió su mano hacia Anya y le entregó una flor silvestre. En respuesta, Anya sonrió amablemente y tomó la flor.
—Din pojkvän har mycket tur –dijo el niño.
(Tu novio tiene mucha suerte)
Anya se sonrojó aún más, dejando escapar una suave risita. Tanto el niño como ella voltearon a mirarme por un breve instante.
—Han är inte min pojkvän –contestó ella entre risas.
(Él no es mi novio)
El niño volvió a mirar, pero esta vez se centró en nuestras manos; al verlas juntas, arqueó la ceja y rió.
—Lögnare —dijo el niño. Anya, al darse cuenta, me soltó la mano.
(Mentirosa)
—Ljuger inte. Jag har bara inte bett henne att bli min flickvän än –respondí antes de siquiera darle la oportunidad de contestar.
mi respuesta sorprendió a Anya.
(No miente. Solo que aún no le pido ser mi novia)
Naturalmente, su expresión denotaba sorpresa, tal vez asumiendo que no comprendía lo que decían. Sin embargo, desde mi infancia, aprendí varios idiomas gracias a mi abuelo.
—Hon är väldigt söt –el niño se dirigió a mí–. är du säker på att du vill att jag ska vara din pojkvän? –le preguntó a ella.
(Ella es muy bonita. ¿Segura que quieres que sea tu novio)
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Sinners Heart
Fantasy[+21] Mason era uno de los apellidos más respetados y poderosos que se escuchaba alrededor del mundo, pero las decisiones de esta familia no solo provocaron el posible quiebre de su imperio sino el posible exilio del mundo mágico al que pertenecen. ...